180 días en Siria. Fabricio Pitbladdo

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Название 180 días en Siria
Автор произведения Fabricio Pitbladdo
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9789878715216



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de las lecciones orales más importantes del año lectivo. Como no están seguras por cuál tema comenzar, y como Farah había llegado tarde, no pudieron concretar un "plan de ataque" para comenzar a hablar, así que estaban entre empezar a hablar o pedirle al profesor que les pregunte. Pero esto último no era una buena idea ya que estaba la idea entre los jóvenes de ese curso, que cuando ese profesor empieza a hablar, no se calla más, lo que significa el fracaso de la lección. Siendo muy conscientes de este mito —bastante corroborado— decidieron ir por el camino más seguro y el que más les permitiría hablar, decidieron comenzar por el final de la Primera Guerra y los temas que se trataron en la Paz de Versalles. Una vez concretado este importante tema, el equipo —que se autodenominó "Los fusiles del saber"— ya se sentía mucho más seguro de sí mismo, la emoción podía verla hasta el profesor, que se dejó disfrutar por la excelente clase que sus alumnas estaban dando. ¿Qué otra cosa puede alimentar más el ego de un profesor que ver a sus alumnos dando una clase tan buena como las de él? Definitivamente pocas... y Los fusiles del saber eso lo habían notado cuando le vieron la cara de felicidad de su viejo tutor. Por eso es que decidieron ir más para adelante que nunca y pasaron al tema de la República de Weimar y su fin con Hitler, la inestabilidad política de la Alemania en la preguerra y su economía basada en la obra pública. Los ojos de todos los presentes se abrían cada vez más. ¡De verdad eran un éxito! Y más ahora que estaban llegando al tema que a todos les interesa: LA GUERRA. Hasta para sorpresa del profesor, la clase estaba en absoluto silencio, la atención a Los fusiles del saber era demasiada, por momentos parecía que era aún mayor que la que él mismo generaba, las 3 niñitas eran más respetadas que él. La expansión alemana era incontenible, pasó de ser un país humillado, destrozado y endeudado a volver a ser potencia mundial. Septiembre del año 1939 sería la fecha que marcaría la infamia de la humanidad, Alemania invadía Polonia. ¡Vuelve a estallar la guerra en Europa! Y un poco antes de esto, el Imperio del Sol Naciente invadiendo a China (no menos importante, pero lo más anecdótico era la invasión nazi, y por este motivo, decidieron darle más importancia). La clase estaba entrando en su clímax y momento más importante para las jovencitas. Este era un tema que todos, en menor o mayor medida, conocían, y poder escuchar todo detalladamente y bien explicado; y más si lo explica un par suyo, daba aún más placer. La aprobación de sus compañeros la tenían ganada, solo faltaba la aprobación del profesor, que si bien parecía que ya la tenían, debía exprimir más aún la naranja y sacarle todo el jugo que pudieran. Sus voces se escuchaban fuerte y alto en aquella aula, del viejo edificio. Si se cerraban los ojos, si se dejaba uno llevar por sus palabras y se ponía a imaginar todo, si se miraba por la ventana y en vez de ver los autos y la gente caminando plácidamente, si se sacaba una foto mental y se cerraban los ojos, podían verse los soldados americanos avanzando en el frente francés, a los alemanes replegándose. Los momentos en que entraba el frío por la vieja y maltratada ventana, hacía a uno sentirse en la Operación Barbarroja, en el frío que habían sentido esos pobres soldados, estaba solo a un poco de imaginación de distancia. El final de la guerra, así como el del trabajo, ya se hacían no muy lejanos, Francia había sido liberada, la invasión a la Unión Soviética había fracasado, las tropas nazis se estaban replegando en todos los frentes, el fascismo de Mussolini había caído en manos aliadas. ¡Hiroshima y Nagasaki! Cientos de miles de muertos en solo un abrir y cerrar de ojos, la temperatura del núcleo del sol estaba al alcance de los norteamericanos y estos se lo habían demostrado a sus amigos y a sus enemigos. La renuncia incondicional del Japón había llegado y con ese hecho, el fin de la Segunda Guerra Mundial. Pero no terminaba ahí, como toda excelente comida, uno tiene que degustar de un buen postre, algo que le dé el fin a la reunión, eso serían los Tribunales de Núremberg, la formación de la ONU y próximo a eso, el nacimiento de una nueva guerra, pero esta será sin armas y duraría varias décadas... El trabajo concluyó.

      —Bueno... muy bien. —El profesor, aunque admirado, debía permanecer serio, tal como su fama se lo ordenaba.

      Todos los demás alumnos aplaudían, estos no tenían que esconder nada pero tenían todo por demostrar. No podía afirmarse que el grupo "Los fusiles del saber" había sido el mejor, pero sin lugar a dudas el más aplaudido por sus compañeros. Había defendido todos los temas por tratar y explicándolos a la perfección, había pensado también en hacer una vuelta de preguntas, pero pensaron que ya sería demasiado.

      —Descuelguen todo y acérquense, así hablamos de la nota que les toca. —En un tono íntimo, el profesor las llama a su escritorio —. Bueno, como supongo que ya les habré mencionado, mi manera de evaluar este tipo de presentaciones es con 2 notas, una grupal por el trabajo y la otra individual, según como se expresó cada una a la hora de la lección. ¿Están de acuerdo? —finaliza el profesor preguntándole a las niñas.

      —Sí, sí —dicen todas al mismo tiempo, mirándose entre ellas y al profesor.

      —Perfecto... Entonces la nota grupal es un 10. La verdad está todo muy completo, no omitieron ningún tema, y hasta los menos importantes fueron mencionados y explicados, incluyendo también la considerable cantidad de información que tienen. ¿Están de acuerdo con la nota?

      —Obvio, sí —dice Farah.

      —Por supuesto —dice Elif

      —Buenísimo, en cuanto a la nota individual. Farah, de lo que te tocó hablar a vos, no sé si se lo dividieron así, o si simplemente sabés poco, pero hablaste de pocos temas, pero tengo que reconocer que de lo que hablaste, sabés bastante, por lo que mi nota para vos es un 8. O sea que a vos te toca un 10 del grupal y un 8 del individual.

      —¡Ay, gracias, profe! —exclama Farah con toda la alegría, viendo su esfuerzos dar frutos.

      —En cuanto a Elif, fuiste la que más hablaste y la que más se desenvolvió. Tu nota por el oral es un 10, o sea que te quedaría 10 y 10. Y Aysel, tu caso es similar al de Farah, solo que al revés, hablaste sobre muchos temas, pero poco en ellos, tu nota va a ser que la misma que tu compañera, un 8 en el oral. O sea que quedarías con un 8 en el oral y un 10 en el grupal.

      Las 3 jóvenes intentaban esconder su felicidad, pero la verdad es que no les salía para nada bien, tenían una sonrisa de oreja a oreja, y esta era bien merecida.

      —¿Están todas de acuerdo con las notas que les tocó? —preguntó irónico el profesor.

      —¡Sí! —exclamaron todas.

      Ya teniendo las notas y la aprobación de su tutor, ya no tenían nada que hacer en ese frío frente... lapidario, habían sido condenados tantos compañeros como ellas. Pero esta vez ellas se salvaron, sus cabezas no rodarán como el profesor quería. Retirarse sería lo más prudente, cada una a su silla, esperando que la clase terminara, en silencio esperaron y esperaron. A todos alguna vez nos ha pasado... No había más nada que decirse, solo verse la una a la otra y sonreírse tímidamente hasta que sea el recreo y puedan hablar libremente.

      —¡Ay, al fin terminó la clase! —casi grita Farah.

      —¡Aprobamos, chicas! Al fin nos sacamos de encima a este viejo decrépito. —Aunque se esforzaba, Aysel no podía contener su felicidad—. Ahora cuando llegue a casa, me voy a hacer la siesta de mi vida.

      El día fue transcurriendo, pasó el recreo. Las chicas hicieron un brindis con sus jugos y Coca-Cola que se habían comprado, con motivo de celebrar, lo que para ellas había sido una gran hazaña. Luego llegó la profesora de Literatura, con sus pesadas obras y novelas para que se aprendas. Terminada esa materia, llegaría la de inglés. El terror de los alumnos, mujer más mala y exigente que esa no había, aún peor que el de historia, ya que este era solo exigente y estricto, pero no mala persona. En cambio la de inglés disfrutaba ver tristes a sus alumnos, siempre hacía preguntas traicioneras, con doble y hasta un triple sentido, era de tomar lecciones y exámenes completamente sorpresa y siempre se escudaba diciendo "Está en mis facultades". O también muchas veces mandaba a hacer trabajos o tareas realmente complejas y a la hora de la entrega no los aceptaba diciendo "el cometido era que te esfuerces y aprendas". Superado eso, y para sorpresa de varios, esta vez no había salido con nada raro, solamente explicó un par de cosas y mandó tareas. ¡Ya era hora de volver a casa! Y todos tenían que saber la gran novedad.

      —Farah,