Propios y Próximos. Luis Íñigo-Madrigal

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Название Propios y Próximos
Автор произведения Luis Íñigo-Madrigal
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9789560013286



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V. Teitelboim) había sido declarado fuera de la ley por el Gobierno de Gabriel González Videla, elegido presidente de la República (1946-1952) por el Frente Popular. Por otra parte, poco tiempo antes de la fecha en que son escritas las palabras a que nos referimos se había constituido el Frente de Acción Popular, cuya base fundamental eran los partidos obreros socialista y comunista.

      19 Los más destacados novelistas de la generación del 38, a que aludimos en este ensayo, habían nacido en una zona de fechas reducida: Fernando Alegría, 1918; Guillermo Atías, 1917; Baltazar Castro, 1919; Óscar Castro, 1910; Francisco Coloane, 1910; Juan Godoy, 1911; Leoncio Guerrero, 1910. Manuel Guerrero, 1913; Nicomedes Guzmán, 1914; Reinaldo Lomboy, 1910; Andrés Sabella, 1912; Volodia Teitelboim, 1916.

      20 Nicomedes Guzmán, La sangre y la esperanza (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1944).

      21 Óscar Castro, La vida simplemente (Santiago de Chile: Nascimento, 1951).

      22 Fernando Uricoechea sostiene en Intelectuales y desarrollo en América Latina, que entre 1915 y 1935, en Hispanoamérica, “la importancia del intelectual dejó de ser algo adscrito como ocurría anteriormente y adquirirla supuso cierto monto de esfuerzos y de realizaciones por parte de una inteligencia que hasta ese momento había adquirido y mantenido su posición de tal gracias a los privilegios familísticos y cuasi-estamentales. En estos términos se aclara por qué nuestros intelectuales aparecen por primera vez como impelidos a –y no como impulsores de– la acción sociopolítica de sus sociedades” (Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1969), 60.

      23 Andrés Garafulic,Carnalavaca (Santiago de Chile: Nascimento, 1932).

      24 Antonio Gramsci, “Concepto de nacional-popular”, Cuadernos de la cárcel, VIII, en Literatura y vida nacional (Buenos Aires: Lautaro, 1961).

      25 La adhesión de los treintaiochistas al pueblo no fue, en la inmensa mayoría de los casos, solo literaria. Su actuación política fue siempre consecuente con sus sentimientos juveniles. Sin embargo, pueden anotarse algunas excepciones significativas: tal por ejemplo la de Baltazar Castro, uno de los integrantes de la generación que no fue universitario y que, después de muchos años de actuación ‘populista’ se plegó, durante el gobierno de la Unidad Popular, a las fuerzas reaccionarias de oposición.

      26 José Carlos Mariátegui, “El artista y la época”, Mundial (Lima), 14 de octubre de 1925.

      27 Sobre Juan Godoy vid. Thomas Edgar, Jr., “Chile’s Generation of 1938. Theme and Style”. Tesis doctoral presentada en la Universidad de California, Los Angeles, 1967.

      28 Cfr. en el terreno crítico la tesis de Etienne Balibar y Pierre Macherey en “Sur la littérature comme forme idéologique”, según la cual el marxismo se ve requerido por la ideología dominante para producir una estética, requerimiento que, de ser aceptado, le obliga a consagrar los ‘valores’ estéticos de las clases dominantes. Littérature, Nº 13, febrero 1974.

      29 Baltazar Castro, Sewell (Santiago de Chile: Ediciones Cultura, 1946); Andrés Sabella, Norte Grande (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1944).

      30 Novelas de Óscar Castro y Juan Godoy, respectivamente.

      31 Cfr. Aníbal Quijano, “Los movimientos campesinos contemporáneos en América Latina”, en O. Caputo et al., Aspectos de la realidad latinoamericana (Santiago de Chile: Quimantú, 1973).

      32 Reinaldo Lomboy, Ranquil. Novela de la tierra (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1942); Manuel Guerrero, Tierra fugitiva (Santiago de Chile: Editora Austral, 1954).

      33 En 1940 la población urbana había alcanzado, en Chile, el 50% de la población nacional.

      34 Fernando Alegría, Mañana los guerreros (Santiago de Chile: Zig-Zag, 1964); Luis Enrique Délano, El rumor de la batalla (Santiago de Chile: Austral, 1964); Guillermo Atías, A la sombra de los días (Santiago de Chile: Zig-Zag, 1965).

      35 Fernando Alegría, “Retrato y autorretrato: la novela hispanoamericana frente a la sociedad”, en su Literatura y revolución (México: Fondo de Cultura Económica, 1977), 41.

      36 Enrique Gomáriz, Prólogo a Luis Vargas et. al., Chile bajo la Junta. Economía y sociedad en la dictadura militar chilena (Madrid, Zero, 1976).

       Los artilugios de Artefactos

      Ea, quæ dicet vir bonus, omnia salva dignitate ac verecundia dicet nimium enim risus pretium est, si probitatis impendio constat. Quintiliano, Institutionis oratoriæ, Libro VI, III, 35.

      Las siguientes páginas examinan Artefactos, de Nicanor Parra1, con prescindencia (salvo en los casos imprescindibles) del resto de la producción del autor y de las reflexiones críticas sobre ella2. Nos limitaremos, además, a analizar la retórica de la obra, de la cual pueden extraerse diversas conclusiones, que no agotaremos.

      * * *

      Los Artefactos de Nicanor Parra están impresos en doscientas cuarenta y dos tarjetas, sin foliar, contenidas en una caja de cartón en cuya tapa está impreso, en el frontispicio, el nombre del autor y el de la obra; uno de los costados menores de la misma tapa trae el logotipo de Ediciones Nueva Universidad, el nombre de esa editorial, y las frases Universidad Católica de Chile, Vicerrectoría de Comunicaciones. La caja, además de las doscientas cuarenta y dos tarjetas, incluye una doble hoja en cuya primera página aparece una fotografía de Parra; en las segunda y tercera están impresas unas palabras de presentación, firmadas por Cristián Santa María, Director (de Ediciones Nueva Universidad); y en la cuarta, los datos editoriales de la obra.

      Las tarjetas, impresas en blanco y negro, muestran por el anverso un texto, en ocasiones ilustrado, que varía de una tarjeta a otra, y por el reverso, en todos los casos, la reproducción del lado destinado a escribir de una tarjeta postal, más algunos datos editoriales.

      Los textos sin ilustrar (cincuenta y cuatro, de los cuales cincuenta apaisados) están manuscritos por Parra, en la mayoría de los casos con mayúsculas, y enmarcados sin excepción en un recuadro trazado a mano alzada. Algunos presentan correcciones y enmiendas; otros, errores ortográficos; y muy pocos un esbozo de ilustración.

      Los textos ilustrados (por Guillermo Tejeda, quien también efectuó la diagramación) son más numerosos (ciento ochenta y ocho, de los cuales ochenta y siete apaisados); sus dibujos en la mayoría de los casos se limitan a reproducir la imagen de alguno de los objetos mencionados en el texto respectivo, o a subrayar el sentido más obvio de este, si bien en algunas oportunidades establecen una posibilidad de interpretación de él o lo completan en diversos sentidos3.

      Los primeros ‘artefactos’ de Parra aparecieron en 1967 en la revista venezolana Imagen4: de ellos algunos se repiten en Artefactos, en tanto otros han sido suprimidos. Por otra parte, Marlene Gottlieb, que manejó el manuscrito de la obra5, cita algunos ‘artefactos’ que no aparecen en la edición definitiva6 y otros que fueron posteriormente variados o refundidos en esta7. Finalmente, valdría la pena señalar que algunos versos publicados en anteriores obras del autor pasaron textualmente o con alguna modificación a constituir ‘artefactos’.

      * * *

      Con estos escuetos antecedentes examinemos ahora Artefactos desde el punto de vista de la retórica8. Ello significa incluirlos en la categoría de “discurso en general”, i.e. aquella “articulación de los órganos del lenguaje (por tanto, una sucesión fónica) o de sus sustitutos análogos (por ejemplo, la escritura), que discurre en el tiempo y que el hablante juzga en relación con una situación establecida, con la intención (voluntas) de cambiar esa situación”.

      Se trata en este caso, claro está, de la especie de