Название | Lo femenino en debate |
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Автор произведения | Patricio Álvarez Bayón |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878372464 |
El hecho de que la libido sea solo masculina, definida de este modo deja las cuestiones del lado del falo. Por ello, señala que, en tanto sea el falo la común medida, en lo tocante a la mujer hay que poner en duda la llamada frigidez.
Lacan no se caracterizó como Freud en quedar obstaculizado en su investigación acerca de lo femenino por cierto empecinamiento que podríamos llamar la roca viva: la envidia al pene.
En el Seminario 17 finalmente nos dice que “sobre esto a veces Freud escurre el bulto, nos abandona. Abandona la cuestión en torno al goce femenino”. Así la temática del goce femenino va cobrando mayor peso en su obra y es en los años 70 donde afirma que “Freud postula que sólo hay libido masculina, y qué quiere decir esto si no que un campo nada deleznable queda así ignorado”.
Las fórmulas de la sexuación, presentadas por Lacan entre los años 72-74, buscan dar cuenta de la variedad clínica a partir de la función fálica, función lógica que divide el campo en dos, hombres y mujeres, pero como posiciones, lugares, para cualquiera de los seres que hablan.
El goce femenino, lado derecho del cuadro, es un goce singular que separa la posición sexuada de ella, respecto del goce del hombre.
Se trata de un nuevo intento de matematizar una solución que intente escribir una fórmula transmisible. Nada menos que la de la relación sexual. Indica que el practicante debe utilizarla para no perderse en el sentido. Se trata justamente de una escritura de la clínica, de la asunción del goce de cada quien.
El goce femenino, más allá del falo, viene a dar cuenta que su relación al falo es contingente, ella no está tomada del todo allí. Eso la hace no-toda respecto del goce que caracteriza al hombre, el goce fálico.
Este es un paso más allá de Freud al que la roca viva de la castración detuvo a la mujer en la senda del más acá del falo.
Mujer y madre
Queda por ubicar que Lacan también se ocupó de distinguir la mujer de la madre. En el mencionado texto acerca de las “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” de 1958, se pregunta “si la mediación fálica drena todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer y principalmente toda la corriente del instinto materno”. La pregunta misma ya supone su respuesta, que advendrá algunos años más tarde. La respuesta por la vía de que la mujer es no-toda, permite separar la mujer de la madre. “Suficientemente buena” señalaba Winnicott y en algún lado su amigo Lacan lo transmitía a su auditorio.
La perspectiva que toma la enseñanza de Lacan es la de responder a los cambios de época y de allí que las fórmulas surgieron como modo de respuesta a las presentaciones clínicas de los últimos años, en las cuales las discusiones con las feministas tomaron mayor relevancia. Lacan declara en “El Atolondradicho”, que no obliga a las mujeres a tomar la vía de la solución fálica y es donde sitúa la especificidad de lo femenino en un más allá del falo, pero no sin él. Es un goce suplementario.
La modalidad de goce femenino que Lacan reserva para la mujer, una por una, está abierto a la contingencia del encuentro y en la especificidad que se sitúa más allá del falo, posición femenina resultante del devenir… de los anudamientos entre el deseo, el goce y el amor.
Bibliografía
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Freud, S., (1933 [1932]) “Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis 33ª Conferencia: La feminidad”, en Obras completas, t. XXII, Amorrortu, Buenos Aires, 1991.
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Lacan, J., (1958) “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina”, en Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009.
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Lacan, J., (1972-73) El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 2011.
Lacan, J., (1972) “El Atolondradicho”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
Postulados freudianos sobre lo femenino Larisa Santimaría
En este trabajo se realizará un recorrido por la obra de Freud ubicando sus diferentes postulados sobre lo femenino. Para ello se realizará una breve síntesis de las propuestas freudianas acerca del Edipo de la niña y las salidas femeninas del mismo, así como su relación a la histeria.
Desde el comienzo de la obra de Freud encontramos que hay una oposición entre la histeria y la feminidad. En principio, dicha oposición se encuentra en el terreno de la sexualidad, particularmente del desarrollo libidinal en la niña y los efectos que este tiene en su vida adulta.
En “Tres ensayos de teoría sexual”, Freud postula que es necesario que la mujer, a través de una nueva oleada de represión, transfiera la excitabilidad del clítoris a la vagina para que pueda acceder a la función sexual femenina. La feminidad queda aquí enlazada a la práctica sexual de la mujer, siendo las condiciones de este entramado el cambio de zona erógena rectora, del clítoris a la vagina, y la oleada represiva que adviene en la pubertad. Cuando estas condiciones no se logran, la mujer queda proclive a contraer una neurosis.
En 1917, en sus “Conferencias de introducción del psicoanálisis”, Freud retoma este escrito, aunque sitúa en el complejo de castración y sus consecuencias, la envidia de pene, como un punto fundamental en la contracción de la neurosis en la mujer.
“De la niñita sabemos que a causa de la falta de un gran pene visible se considera gravemente perjudicada; envidia al varón tal pertenencia y por este motivo, esencialmente, desarrolla el deseo de ser hombre, deseo que se retomará más tarde en la neurosis sobrevenida a causa de un fracaso en su papel femenino”.
Queda ubicado aquí que la neurosis sobreviene cuando hay un fracaso en la mujer de su papel femenino, separando así tajantemente una de otra.
Jacques Lacan, en el Seminario 3, Las Psicosis, retoma estas conceptualizaciones y sostiene que si la histérica se pregunta ¿Qué es una mujer? es porque ella misma no lo es, aclarando que está identificada a un hombre.
Pero la separación de la función femenina y la reproducción no es tan tajante como la encontrada sobre histeria y feminidad. No todo lo sexual tiene que ver con la reproducción o con la genitalidad, pero sí todo lo referido a la reproducción entra en el concepto de sexualidad freudiano. Entonces, se puede sostener, provisoriamente, que la función sexual femenina para Freud sí podría estar ligada a la reproducción como meta ¿Está entonces necesariamente ligada a la maternidad? Según lo dicho por Freud en esta Conferencia, en el complejo de Edipo la niña quiere ocupar el lugar de la madre junto al padre. A diferencia del varón, al descubrir la diferencia sexual anatómica, la niña no incurre en el rechazo de la misma, sino que la acepta y cae presa de la envidia de pene. Este deseo de pene, más tarde, en la pubertad, será reemplazado por deseo de varón (como apéndice