Lo femenino en debate. Patricio Álvarez Bayón

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Название Lo femenino en debate
Автор произведения Patricio Álvarez Bayón
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789878372464



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      Así, retoma y explica las tres consecuencias de la envidia de pene en la niña, pero esta vez ubica la neurosis en la primera, en las inhibiciones sexuales y en la tercera a la feminidad normal. (Freud 1933). La feminidad se logra cuando luego del cambio de objeto, el deseo de pene se transforma en deseo de hijo por la ecuación simbólica ya mencionada. El deseo de un hijo del padre deviene la más intensa meta del deseo femenino.

      “En la expresión compuesta «un hijo del padre», muy a menudo el acento recae sobre el hijo, y no insiste en el padre. Así, el antiguo deseo masculino de poseer el pene sigue trasluciéndose a través de la feminidad consumada. Pero quizá debiéramos ver en este deseo del pene, más bien, un deseo femenino por excelencia”.

      Sobre el final de esta conferencia, Freud presenta algunas particularidades de la feminidad madura, aclarando que no se distingue fácilmente qué se debe a la función sexual y qué a las influencias sociales. Como lo había expuesto anteriormente, adjudica a la feminidad un alto grado de narcisismo, que influye en la elección de objeto en la que buscan más ser amadas que amar.

      También dice que la fase preedípica es la decisiva y que prepara a la mujer para cumplir, no solo con su papel sexual (de esposa y madre podríamos aclarar), sino también para la adquisición de las cualidades con las que luego “costeará sus inapreciables rendimientos sociales”.

      Como síntesis podríamos decir que, para Freud la feminidad se desarrolla en dos campos que están articulados entre sí uno el de la sexualidad y otro del amor. Que los avatares de este desarrollo traen consecuencias en la mujer madura, pudiendo ser la inhibición sexual, a la que equipara a la neurosis, el complejo de masculinidad, donde ubica la posibilidad de una elección homosexual manifiesta y, por último, el camino del complejo de Edipo con la elección del objeto-padre y la transformación del deseo de pene en deseo de hijo.

      Así, la feminidad no se alcanza sin este rodeo por el padre, y es esencial en su consecución el deseo de pene. Llamativamente, para que la mujer acceda a su tipo sexual debe dirigirse al sexo opuesto. Me parece interesante destacar que para Freud ambos caminos, el de la posición viril y el de la feminidad, tienen un mismo punto de partida el complejo de castración y la envidia de pene. Será el pasaje por el padre lo que posibilite tomar el camino de la feminidad.

      Para concluir, me parece interesante destacar la referencia a lo social en estos textos. Podríamos ubicar en la feminidad madura tanto la asunción de la sexualidad propia de la mujer como las demandas sociales. Estás últimas estarían sujetas a las variaciones mismas de lo que es ser femenina en cada época y lugar, ligadas más a un ideal que a algo constitucional. Esto es planteado por Freud en una nota al pie en “Análisis terminable e interminable”, donde subraya que la actitud pasiva sería un aspecto social de la feminidad.

      Si la feminidad tiene que ver con postularse como objeto de intercambio, entonces la forma y el valor de ese objeto cambian con las épocas. Pero podríamos plantear que lo estructural que se oculta tras eso es la falta del significante de la mujer, y la necesidad de las mujeres de hacer un rodeo por el padre en el Edipo para poder asumir su sexo. Quizás la histeria ponga esto de manifiesto en su estructura en forma de pregunta por ¿qué es una mujer? La feminidad es entonces algo a inventar en cada caso, a asumir por cada mujer frente al sinsentido en que la deja el tener que acceder a lo ideal de su sexo a través del sexo opuesto.

       Bibliografía

      Freud, S., (1905) “Tres ensayos de teoría sexual”, en Obras completas, t. VII, Amorrortu, Buenos Aires, 1978.

      Freud, S., (1905 [1901]) “Fragmento de análisis de un caso de histeria (Caso «Dora»)”, en Obras completas, t. VII, Amorrortu, Buenos Aires, 1978.

      Freud, S., (1914) “Introducción del narcisismo”, en Obras completas, t. XIV, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1917) “20ª Conferencia La vida sexual de los seres humanos. Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III)”, en Obras completas, t. XVI, Amorrortu, Buenos Aires, 1978.

      Freud, S., (1917a) “21ª Conferencia Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales. Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III)”, en Obras completas, t. XVI. Amorrortu, Buenos Aires, 1978.

      Freud, S., (1917b) “Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal”, en Obras completas, t. XVII, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1923) “La organización genital infantil (Una interpolación en la teoría de la sexualidad)”, en Obras completas, t. XIX, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1924) “El sepultamiento del complejo de Edipo”, en Obras completas, t. XIX, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1925) “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos”, en Obras completas, t. XIX, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1931) “Sobre la sexualidad femenina”, en Obras completas, t, XXI, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.

      Freud, S., (1933 [1932]) “33ª Conferencia La feminidad. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis”, en Obras completas, t. XXII, Amorrortu, Buenos Aires, 1991.

      Freud, S., (1937) “Análisis terminable e interminable”, en Obras Completas, t. XXIII. Amorrortu, Buenos Aires, 2010.

      Lacan, J., (1955-56) El Seminario, Libro 3, Las Psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2007.

      Si pensamos en la oposición hombre/mujer, la genética y la anatomía tienen información de sobra que va en el sentido de esa bipolaridad, que sabemos que no termina de captar la complejidad de la sexuación. Freud, en cambio, dice que los conceptos de masculino y femenino, tan unívocos para la opinión común, para nosotros se cuentan entre los más confusos. “Todos los individuos [...] combinan en sí características tanto femeninas como masculinas, de modo que la masculinidad y la feminidad puras no pasan de ser construcciones teóricas de contenido incierto”.

      La diferencia entre los sexos ha sido planteada o bien desde una concepción discreta con dos esencias distintas y contrapuestas o bien desde una concepción donde se pasa sin rupturas del uno al otro en la que nunca hay más que lo relativo.

      ¿Se trataría entonces de un continuum en el que se desliza el marcador de la determinación sexual? ¿Los sexos existen relativamente el uno respecto del otro? ¿O cada uno depende de una sustancia singular, siendo la diferencia sexual consecuencia de esa dualidad?

      Desde Lacan lo que hay es goce fálico. Afecta a todos, ya que no hay sujeto si no es a través del lenguaje, participando de ese goce que articula cuerpo y habla, fonación y audición y enlaza placer sexual con el juego de los significantes. El mérito del goce fálico en relación a nuestro tema es que no hay división, vale para todo ser hablante. Dice Lacan “esta función del falo vuelve en lo sucesivo insostenible la bipolaridad sexual”. Es decir que hace obstáculo a la dualidad, al 2. Lo mismo encontramos en Freud cuando dice que el inconsciente no inscribe la diferencia sino como falo/castrado.

      La función fálica para Lacan es la relación del parlêtre, el ser hablante, con el goce que se enlaza al lenguaje y es ahí donde Lacan busca convertir la función fálica en aquello que le permita construir la diferencia entre hombre y mujer. Cuando habla de función no se refiere a un elemento, sino a la relación de elementos pertenecientes a dos series disjuntas. La función es la escritura de una relación que articula dos series: no hombres y mujeres, sino seres hablantes y goce. Para decirlo en los términos del Seminario 20, la disyunción es entre el Uno y el Otro. El sintagma lacaniano “no hay relación sexual” consistiría el nuevo nombre de dicha disyunción.

      Conmover