Breve historia de España para entender la historia de España. Manuel García Cabezas

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Название Breve historia de España para entender la historia de España
Автор произведения Manuel García Cabezas
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788411141741



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gran victoria en la batalla de Uclés (1108), pero poco después fueron vencidos por el rey aragonés Alfonso I el Batallador en Zaragoza (1118). Tras esta derrota empieza su declive y sus posesiones en España se dividieron en numerosos reinos de taifas.

      Llamados por sus hermanos en la fe, una nueva oleada de fanáticos musulmanes, los almohades, desembarcaron en Algeciras y en pocos años se hicieron con todos los territorios musulmanes de la península. Los almohades habían nacido entre las tribus bereberes del Atlas marroquí como una secta musulmana caracterizada por su purismo y radicalismo ortodoxo cuyo líder se arrogaba el título de mahdi; rápidamente se extendieron por todo el norte de Marruecos y saltaron a España en tiempos del líder llamado Abd al-Mu´min (1130—1163); rápidamente se hicieron con las taifas de Sevilla (1147), Córdoba (1149), Granada (1154) y otras. Los almohades, que habían establecido su capital en Rabat, eligieron Sevilla como centro de poder en al-Ándalus. Bajo la dirección de Abu Yusuf Ya´qub (1184—1199) derrotaron a los cristianos en Alarcos (1195) hasta que son derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), cuando inician su declive y dejan tras de sí un montón de nuevos reinos de taifas. Su fanatismo religioso no impidió que figuras como Maimónides y Averroes brillaran durante su dominio en España. Desde el punto de vista artístico, las obras más importantes fueron la Giralda y la Torre de Oro, ambas en Sevilla.

      Tras la victoria de las Navas de Tolosa los reinos musulmanes ya no se repondrían nunca más y nunca más se unificarían de nuevo. Sin embargo, la Reconquista no finalizó en ese momento, lo que se explica, entre otras causas, por la división entre los reinos cristianos, por la falta de población para continuar la colonización de nuevas tierras y también porque los monarcas cristianos preferían cobrar parias (impuestos) a los emires de los reinos musulmanes antes que conquistarlos militarmente. Los reinos cristianos que desde el principio de la Reconquista se habían formado en el norte de España (reinos de León, Aragón, Navarra y los condados catalanes) continuaban la expansión hacia el sur, a costa de los reinos musulmanes que encontraban a su paso. Pero estaban lejos de unirse; la Alta Edad Media es una sucesión de reinos, batallas, uniones, desuniones y eventos que hace muy difícil resumir la historia de los mismos desde el siglo XI al XV. Siempre hubo un cierto espíritu de unión peninsular, a veces facilitado por el matrimonio de los herederos de dos dinastías, pero al final la división prevaleció. Las fronteras no siempre fueron las mismas y todos los reinos cambiaron con el tiempo sus fronteras, unas veces a costa de los musulmanes y otras a costa de otro reino cristiano.

      A mediados del siglo X surgió un nuevo reino: el de Castilla. Castilla, cuyo núcleo inicial estaba en la zona de la actual provincia de Burgos, era una marca (zona militar) dependiente del reino de León y que tradicionalmente estaba dirigido por un conde. Como pasó con los condados catalanes de la Marca Hispánica, esos condes tendieron a ser hereditarios hasta que en el año 960 el condado de Castilla se independizó de facto del reino de León con el conde Fernán González, aprovechando la decadencia del reino leonés provocada por los embistes de Almanzor. A partir de entonces, Castilla será un bastión ofensivo contra los reinos musulmanes, pero su historia se mezclará con la de Navarra, la de León e incluso con la de los condados catalanes, hasta que en 1230, con Fernando III se puede hablar de unidad política de los reinos de León y el de Castilla; pero no de fusión o identificación de leoneses y castellanos, que mantendrán sus Cortes separadas por un siglo más. Pero con el tiempo, Castilla prevalecerá sobre León.

      El reino de Galicia se conforma en el año 910 cuando el rey Alfonso III de León asignó a cada uno de sus hijos los territorios de su reino y correspondió a Orduño lo que hoy es la región de Galicia, aunque García, el mayor de los hermanos, y fundador de la dinastía leonesa, conservaba la soberanía sobre la totalidad de los territorios de su padre. Galicia había adquirido importancia tras el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago en el año 813 en Iria Flavia, una parroquia de Padrón; este descubrimiento supuso para la región el inicio de las peregrinaciones a través del Camino de Santiago. A finales del siglo XI, el reino de Galicia es dividido administrativamente en dos condados, tomando como referencia al río Miño, estableciendo el condado de Galicia en el norte y el condado de Portugal en el sur. En 1230, Fernando III de Castilla reúne definitivamente Galicia al reino de Castilla y León. La denominación de reino de Galicia fue conservada durante el Antiguo Régimen, hasta ser sustituida oficialmente con la reforma administrativa española de 1833, aunque siguió siendo empleada con fines honoríficos y protocolarios. Algunos sectores políticos han propuesto su recuperación como denominación oficial de la Comunidad Autónoma de Galicia.

      Las uniones, separaciones, alianzas y enfrentamientos de la historia de al-Ándalus y de los reinos cristianos occidentales tienen su semejanza en la zona oriental de la península. El reino de Navarra se había formado alrededor de la ciudad de Pamplona sometido a la presión de los francos por el norte y de los musulmanes por el sur. En el año 788, los vascones que habitaban en la parte pirenaica de Navarra sorprenden en las proximidades de Roncesvalles a las tropas de Carlomagno que regresaban a Francia después de haber acudido en auxilio de los Banu Qasi de Zaragoza. La primera dinastía regidora de la zona comenzó en el siglo IX con Iñigo de Arista que mantiene un equilibrio entre la presión islamista y la dependencia de la monarquía carolingia. Una nueva dinastía (dinastía Jimena) se hace con el poder en el siglo X, la cual extiende sus dominios por la Rioja; el matrimonio de García Sánchez (905—925) con la heredera del condado de Aragón se tradujo en la unión del condado y del reino de Pamplona que se mantuvo hasta el siglo XI. Tras los ataques de Almanzor, el rey Sancho III (1000—1035), denominado el Mayor, convierte al reino de Pamplona en el mayor de la España cristiana incorporando tierras aragonesas y casándose con la heredera del condado de Castilla. Pero a su muerte dividió sus territorios entre sus hijos. Poco tiempo después, el reino navarro se incorpora al de Aragón hasta que en 1134 recuperan la independencia proclamando rey a García Ramírez, con dominios disminuidos respecto a los de sus antepasados y ahora rodeados por los emergentes reinos de Aragón y el de Castilla. Poco tiempo después, Navarra pierde los territorios de Guipúzcoa y una parte de Álava en beneficio de Castilla. Con el paso del tiempo, Navarra pasará a manos de la dinastía francesa de Champaña, lo que explica que durante toda la Alta Edad Media Navarra estará inclinada a los intereses franceses, teniendo sus territorios divididos a una y otra parte de los Pirineos, hasta el punto de que en algún momento la corona francesa de los Capetos reinará también a este lado pirenaico. Las dinastías francesas estuvieron también presentes hasta el siglo XIV; con Juan II de Aragón, el reino de Navarra pasará a la órbita de la corona de Aragón y tras nuevas desuniones, será bajo Fernando el Católico cuando Navarra quedó incorporada a la corona de Castilla (1512).

      Alfonso I (1162—1196) fue el primer monarca efectivo de la llamada corona de Aragón al heredar los dominios de su madre (Petronila, reina de Aragón) y de su padre (Ramón Berenguer IV, conde Barcelona, cuyo título se había consolidado como cabeza de los diversos condados de la Cataluña Vieja) aunque cada territorio mantuvo su personalidad jurídica, administrativa y cultural. Es necesario señalar que el concepto de «corona de Aragón» fue elaborado en el siglo XVI (aunque el término fue utilizado en algunos textos medievales) y abarca al conjunto de reinos, condados, señoríos, etc. que a raíz del matrimonio mencionado se encontraban bajo una misma dinastía, pero con instituciones separadas. Tanto Aragón como Cataluña llevan a cabo una importante penetración política en el sur de Francia durante el siglo XII (territorios que se perderían poco después, tras la derrota que Pedro II sufrió en Muret —1213— frente al francés Simón de Monfort) al mismo tiempo que se extienden por tierras musulmanas