Breve historia de España para entender la historia de España. Manuel García Cabezas

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Название Breve historia de España para entender la historia de España
Автор произведения Manuel García Cabezas
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788411141741



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esposa en 1174, así como en diversas ocasiones (Cathalonia) en el testamento del rey y en cantos de trovadores occitanos (Catalonha). En tiempos de su hijo y sucesor Pedro el Católico vuelve a mencionarse en la declaración de la asamblea de Paz y tregua de 1200, en que se delimita su ámbito de vigencia: «Haec est pax quam dominus Petrus (...) constituit per totam Cataloniam, videlicet a Salsis usque ad Ilerdum». La primera vez que aparece en catalán es en el Llibre dels fets de Jaime I el Conquistador, en la segunda mitad del siglo XIII. Sin embargo, el origen de este nombre no está claro. Algunos postulan que la palabra procede de Gotholandia (país de los godos) a través de Gothia o Gotiaque, que era como los francos denominaban también la Marca Hispánica, debido a la presencia de población visigoda (godos) en Septimania y el norte de la actual Cataluña tras la caída del reino visigodo. De igual modo, se sugiere Gothoalania (país de godos y alanos) pese a no haber referencias de este segundo pueblo en territorio catalán. Otra propuesta sugiere que por las necesidades defensivas de la marca se levantaron muchas fortificaciones y sus guardas eran los castellanos que en el bajo latín medieval tomarían el nombre de castlanus, de cuya voz surgen las formas catalanas castlà, catlà y carlà. De estas formas, los extranjeros que pasaban por sus tierras habrían comenzado a nombrar así a los habitantes y su territorio (català, Catalonia, Catalaunia), por lo que Cataluña significaría «tierra de castillos». Sin embargo, esta explicación ha sido cuestionada por dificultades fonéticas. Autores modernos defienden que el topónimo procede de una alteración de la latina referida a los lacetanos. Actualmente, esta etimología y la referida a los godos son las más extendidas. Además de las comentadas hay aún más propuestas etimológicas menos conocidas. Por ejemplo, tanto catalán como castellano podrían derivar de una fusión de las palabras góticas guta y athala, con el significado de «noble godo» o «hidalgo godo». Cualquiera que sea el origen de la palabra, lo que está claro es que Cataluña, en la época que comprende este capítulo, no tuvo una organización política unificada y nunca fue un espacio unificado social ni históricamente. Ya hemos mencionado el origen y evolución de lo se conoce como Marca Hispánica y cómo el territorio que hoy conocemos como Cataluña estuvo formado por una Cataluña Vieja, en la que diversos condes ejercían sus dominios y que poco a poco fue adquiriendo cierta unidad bajo la primacía del conde de Barcelona; y luego una Cataluña Nueva (como, por otra parte sucedió a Castilla) a medida que la reconquista alcanzaba el campo de Tarragona y la zona de Tortosa. Socialmente, siempre hubo una Cataluña del interior y otra del litoral, que se distinguieron, y a veces lucharon entre sí, por sus intereses y la estructura social que las definían.

      En cuanto a los vascos, ya en capítulos anteriores hemos visto el origen y la movilidad de ese concepto, que merecería una explicación más profunda pero que tenemos que dejarlo como está. Lo que sí está claro que lo que hoy son provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya tampoco formaron en la Edad Media una unidad territorial ni institucional y que los territorios y habitantes que hoy denominamos con esos nombres actuaron independientemente, sin acción coordinada. La provincia de Álava entró en relación directa con el núcleo reconquistador de Asturias desde muy pronto y ya a fines del siglo IX se menciona el nombre de Álava en algunas crónicas. La región no fue fuertemente islamizada y a comienzos del siglo IX se configura como un señorío condal ligado a la familia de los Velas y tanto navarros como castellanos tuvieron relaciones con ella. Fue el rey navarro Sancho el Sabio el que fundó en 1181 la ciudad de Vitoria pero la zona sufrió vaivenes de dominio de un lugar a otro. Fue en los años treinta del siglo XIV cuando los señores que gobernaban el territorio entregaron su jurisdicción al rey castellano Alfonso XI, a cambio del respeto y jura de unos fueros por parte del monarca. En el caso de la actual provincia de Guipúzcoa sucedió cosa parecida pero es por el año 1200 cuando los guipuzcoanos pactaban con Alfonso VII de Castilla la incorporación a la corona. Más complicada es explicar la incorporación a la corona de Castilla del señorío de Vizcaya, creación de la familia López de Haro, que fueron agregando territorios a su patrimonio inicial; en 1379 coinciden en la persona del rey Juan II la corona de Castilla y el señorío de Vizcaya, y a partir de entonces los monarcas castellanos serán señores de Vizcaya y tendrán que prestar juramento de respeto a sus fueros. Curiosamente, siguió la plenitud foral de las provincias vascas cuando la nueva dinastía de los Borbones en el siglo XVIII, pues los fueros no fueron suprimidos ni modificados por los decretos de Nueva Planta. El último rey que juró los fueros fue Isabel II, casi a finales del siglo XIX.

      A finales del siglo XIV, la península había recorrido un gran camino histórico. La unidad se había buscado por imperativos del territorio (una península), la unidad religiosa y un cierto sentimiento de unidad que venía de los tiempos visigóticos. Al mismo tiempo que se busca la unidad, el espacio geográfico y político de la península se abre a Europa a través del Camino de Santiago, las órdenes monásticas extranjeras, el comercio, la expansión territorial y los matrimonios; varios reyes se casaron con princesas europeas (Fernando III se casó con Beatriz de Suabia y Jaime I con Violante de Hungría; no fueron los únicos) lo que motivó que incluso alguno buscara el cetro imperial alegando derechos de su esposa.

      Muchas veces, el arte expresa mejor que nada el momento histórico en el que florece. La Edad Media es el tiempo del arte románico: compacto, muchas sombras para realzar pocas luces, misticismo, religiosidad… que, con el paso de los siglos, da lugar a uno más luminoso, perfeccionado, estilista: el arte gótico.

      En este breve, e incompleto, resumen de la historia de España durante la Baja Edad Media nos hemos dejado muchos, muchísimos, eventos y personajes en el tintero. Nueva tarea para el lector inteligente: la historia de los acontecimientos y los personajes que protagonizaron los siglos XI al XIV es apasionante, a veces compleja, que animo a que se continúe y se disfrute; merece la pena.

      la españa de los reyes católicos (siglos xv — xvi)

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      Salón del trono del Alcázar de Segovia.

      Foto del autor.

      A principios de siglo XV, la península ibérica todavía estaba dividida en varios reinos: Portugal, Navarra, Castilla y León, la corona de Aragón y Granada. Portugal se había afianzado como reino independiente y estaba en camino de iniciar una expansión atlántica gracias a la «escuela de navegantes» fundada por Enrique el Navegante (1394—1460). Navarra permanecía enclaustrada entre el Ebro y los Pirineos, rodeada por reinos más poderosos y al acecho de cualquier debilidad. Castilla y León parece querer romper fronteras con la conquista de Tetuán (1400), el comienzo de la conquista de las Islas Canarias e incluso con embajadas al reino asiático de Tamorlán. El reino de Granada es lo que quedaba del antiguo dominio musulmán en la península.

      Los reinos de Aragón