Название | XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano |
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Автор произведения | Carlos Olivares |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877650525 |
El temor de Dios
Se habla del temor (φόβος) solo en Romanos 3,18 (en una citación de Sal 36,1). En el contexto de los hombres pecadores e injustos, se dice: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”.
El temor está asociado a la reverencia, al sentido de indignidad, al respeto y a la obediencia, sin excluir el amor y la gratitud.37 El trabajo de Larry W. Hurtado acerca de los orígenes de la adoración en la iglesia primitiva mostró que el culto cristiano del primer siglo ofrecía a los convertidos algunas cosas importantes: (a) intimidad (grupos relativamente reducidos en casas de familia), (b) participación (no había sacerdotes y era informal), (c) fervor (exuberancia, alegría), (d) reverencia (sentido de la trascendencia y de la presencia de Dios) y (e) poder (ejercicio de los dones espirituales).38 Esta lista propuesta hace bien en tomar en cuenta, entre otras cosas, el concepto bíblico de temor.
Doblar la rodilla
Mirando al pasado, el pasaje de Romanos 11,44 recuerda la descripción bíblica de aquellos que “no han doblado la rodilla (γόνυ) delante de Baal”. Y pensando en los tiempos escatológicos, vuelve a citarse la Escritura: “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios” (Rom 14,11).
Algunas connotaciones teológicas y litúrgicas
Dios es el Creador bendito y eterno que se ha manifestado
Esa idea, básica para la teología de la adoración, es ofrecida por Pablo desde el inicio de la Epístola: “... honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén” (Rom 1,25). Además, es parte de la doxología de Romanos 11,36, la que también insinúa el tema de la providencia divina. Así lo cree John R. W. Stott cuando dice que las tres preposiciones griegas (ἐκ, διά y εἰς en la frase “de él, y por él, y para él” de Romanos 11,36) indican que Dios es el creador y el sustentador de todo.39
Por otra parte, existe en Romanos una correlación entre la revelación divina, el conocimiento de Dios y la respuesta de adoración, que puede ser positiva y que muchas veces es negativa. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias...” (Rom 1,21). En la Epístola, se lee que Dios ha dado a conocer su carácter. Entre otros atributos comunicados por Dios, Pablo menciona su poder (Rom 1,20), misericordia (Rom 12,1; 15,9) y sabiduría (Rom 16,25-27). La adoración cristiana toma en cuenta estas cualidades divinas y responde a ellas.
Jesucristo, el Salvador divino-humano
Romanos enseña que la adoración eclesial es una respuesta al evangelio. En Romanos 7,25 se lee: “Gracias (χάρις) doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro...”. Romanos 9,5 expresa una bendición a Cristo (εὐλογητός) porque vino en carne sin dejar de ser divino: “... y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”. El título “Jesús es el Señor” en Romanos 10,9 tiene, en palabras de Hendriksen, “el sentido más exaltado, indicando la igualdad de Jesús con Dios”.40
La tesis de la obra de Hurtado sobre la adoración de la iglesia primitiva apoya esta concepción. Dice: “Existem basicamente duas marcas principais que identificam a adoração cristã primitiva do ponto de vista de seu contexto religioso: 1) Cristo é reverenciado como divino juntamente com Deus e 2) a adoração de todos os outros deuses é rejeitada”.41
En la teología paulina exhibida en Romanos, se hace claro que la adoración es una cuestión espiritual, vinculada al evangelio de Cristo (Rom 1,9; 16,25-27) y que resulta de la fe (Rom 4,20). La adoración, en suma, es fruto de la redención en Cristo (Rom 11,36; 12,1-2).
La plenitud divina
Hay una alusión a las tres personas de la divinidad en los textos sobre la adoración, como Romanos 14,17-18, donde se mencionan elementos como “paz y gozo en el Espíritu Santo”, en los cuales se “sirve a Cristo” y se “agrada a Dios”.
Además, Pablo no deja de resaltar el papel protagónico del Espíritu en la vivencia personal y litúrgica. En Romanos 8,14-16 puede notarse que la adoración no puede ser separada de la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu quien facilita el acercamiento a Dios y la proclamación de su paternidad.42 Dice:
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
La plenitud humana
Así como Romanos 12,1 refiere al culto racional, también en Romanos 6,13.16.19 está presente la disposición a ofrecerse a Dios. Ese “sacrificio vivo” bien podría estar describiendo la vida nueva de los salvados por la fe (Rom 12,1-15,12), lo cual sería un culto verdadero, una “ofrenda viva” (DHH), que podría denominarse también como existencia doxológica. No se trataría de un culto ceremonial, sino espiritual. La Biblia de Estudio de Andrews entiende que el texto de Romanos 12,1 exhorta a una existencia cultual. Este tipo de culto es una consagración del cuerpo tanto como una renovación mental y espiritual.43
Elementos litúrgicos imprescindibles
He aquí una alusión a los elementos esenciales de cualquier liturgia, hallados en la Epístola en estudio. Romanos 8,26 muestra, por ejemplo, la ayuda y la intercesión del Espíritu Santo en los momentos de oración. De allí, la necesidad de ser constantes en la oración (Rom 12,12). Romanos 10,17 añade el rol significativo de la Palabra oída con fe, entre tanto Romanos 15,4 refuerza el papel de la Palabra: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Alguna mención se hace de las ofrendas, tanto de las propias personas como de los recursos entregados para aliviar la carencia de los pobres (Rom 15,16.26).
La iglesia como el cuerpo que adora
Romanos 12,4-8 trata el tema de los dones espirituales, los que en los documentos del Nuevo Testamento siempre operan dentro del cuerpo eclesial. En esa asamblea de creyentes, todo se hace para edificación (Rom 15,2). De allí, la insistencia en la comunidad que promueve la gloria de Dios (Rom 15,5-7).
Conclusión
Sin dejar de reconocer que la intención de Pablo al escribir a los romanos era la de presentar de una manera sistemática la doctrina de la salvación por la fe en Jesucristo, puede la Epístola leerse con provecho al realizar cualquier estudio sobre la teología bíblica de la adoración. El vocabulario cúltico y litúrgico está presente con alguna frecuencia y deja claros algunos de los argumentos teológicos más significativos para la comprensión cristiana del culto, tanto como de la adoración personal y eclesial.
Más allá de eso, también puede advertirse que la doctrina de la salvación y las nociones teológicas sobre la adoración están entremezcladas en la Epístola a los Romanos, no solo porque Pablo prorrumpe a menudo en bendiciones y doxologías al Señor, sino porque propone a los cristianos de Roma, a partir de Romanos 12,1, una existencia cúltica o doxológica de los creyentes para la gloria de Dios.
Daniel Oscar Plenc
Centro de Estudios White
Universidad Adventista del Plata
Entre Ríos, Argentina