Название | Hoy camino con Dios |
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Автор произведения | Carolina Ramos |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Lecturas devocionales |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877982909 |
Uno de los himnos más populares, “En Jesucristo, mártir de paz”, fue compuesto cuando Fanny se encontraba en la casa de Phoebe Palmer Knapp, una amiga que solía componer melodías. En dicha ocasión, Phoebe comenzó a probar el piano de la casa y tocó una melodía a la que, inmediata y simultáneamente, Fanny comenzó a ponerle letra. De allí nació el himno.
Este himno se hizo inmensamente popular y formó parte del repertorio de las cruzadas de evangelismo que se hicieron durante varios años. Tocó muchos corazones que se identificaron con la alabanza que se le rendía al “Redentor, quien por nosotros quiso morir”, y a la “gracia del Salvador” a quien en el himno le pedimos que “dirija nuestro vivir”. Incluso muchos pastores titularon sus sermones con fragmentos de la letra del himno. Y es que Fanny solía escribir una poesía hermosa y relacionada con las creencias del cristianismo.
Gracias a su extensa composición musical, Fanny se hizo muy conocida y llegó a relacionarse con varios presidentes estadounidenses, y hasta llegó a influir en la vida espiritual de ellos.
No sé qué acostumbras hacer cuando te reúnes con tus amigos, o si la música forma parte de las actividades que realizas con ellos. Poco nos damos cuenta de la importancia de pasar nuestros ratos de ocio en la compañía de personas que nos acercan a Dios y que comparten nuestros pasatiempos para glorificar su nombre.
Pídele a Dios que te ayude a tener buenos amigos y a usar de forma creativa tus talentos en compañía de ellos hoy.
Averigua qué proyectos tiene la iglesia, a nivel mundial y local, para la inclusión de personas no videntes. Involúcrate en algún ministerio y busca historias de personas inspiradoras que hayan usado esta carencia como su mayor fortaleza. Están mucho más cerca de lo que te imaginas.
Historias de hoy - 24 de febrero
La sabiduría del opa
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos” (Juan 21:15).
El opa, como le decíamos cariñosamente, era muy alto, de pelo blanco y ojos azules un poco cerrados que se escondían bajo sus cejas blancas. Tenía un humor inteligente que se veía reflejado en una de sus posesiones más preciadas: un pequeño cuaderno con frases escritas prolijamente a mano, en el que leí por primera vez “Del dicho al hecho hay mucho trecho”.
Cuando leemos la pregunta de Jesús: “Pedro, ¿me amas?” y la respuesta de él: “Señor, tú sabes que te amo”, a nuestra mente quizá vienen la negación, el perdón, la oportunidad, la misión...
Sin embargo, te invito a ver que este diálogo también encapsula en cierta forma el sentido del Universo. Un padre habla con su hijo. Pero no cualquier padre y no cualquier hijo: es el amor en su máxima expresión; sin forcejeos pero totalmente sencillo, profundo y sincero.
Muchas veces olvidamos que Jesús quiere entablar esta misma conversación con nosotros. Hoy podríamos practicar dos diálogos internos basados en los dos grandes mandamientos:
1. Si Dios me preguntara si lo amo, ¿qué le respondería? ¿Me animaría a que otros me escucharan decirlo también? ¿Me creerían?
2. ¿Amo tanto a las personas con las que me junto como para cuidar lo que digo y hago, a fin de no perjudicarlos? Y si no es así, ¿por qué no le pido a Dios que me dé ese tipo de amor, paciencia y entrega?
Es cierto que del dicho al hecho hay mucho trecho y es posible que a veces digamos cosas y después hagamos otras. Pedro dijo que amaba a Jesús y tiempo después igualmente tuvo que ser reprendido por otras actitudes. Pero su dicho mostró su actitud y decisión, y hoy lo conocemos por muchos de sus grandes hechos. Dios puede hacer lo mismo en nuestra vida.
Ojalá hoy nos acerquemos a Dios y acortemos la distancia que hay entre los dichos y los hechos.
Ojalá le respondamos que lo amamos, y él pueda asignarnos una misión llena de menos palabras y más acciones.
Valores - 25 de febrero
La multiforme gracia de Dios
“Dichosos los que lloran, porque serán consolados” (Mat. 5:4, NVI).
Una noche abracé mi almohada y lloré. Lo hice por muchas razones y una de esas era justamente la patética imagen de estar abrazando una almohada. Sin embargo, lo necesitaba. Comencé a orar porque estaba agotada por las actividades del día, la carga emocional y el esfuerzo al llorar.
En silencio le pedí a Dios: “Señor, abrázame con tu paz para poder dormir, por favor”. Y en ese momento, recordé un versículo que una amiga me había escrito en una tarjetita. Era un versículo que sabía de memoria, pero que cobró otro significado: “Dichosos los que lloran, porque serán consolados” (Mat. 5:4, NVI). Ahí, a pesar de mi debilidad y confusión, sentí la fuerte y clara impresión de una idea que me ayudó a ver las pruebas de una manera totalmente diferente. Esa bienaventuranza no solamente nos muestra una promesa venidera, sino que nos muestra una faceta del amor de Dios que solo puede ser experimentada cuando lloramos. ¿Cómo podremos sentir consuelo si estamos en nuestro mejor momento, rodeados de alegría y buenas noticias?
Otra de las bienaventuranzas dice que seremos saciados, pero eso solamente se entiende realmente cuando pasamos hambre y sed.
Dios tiene muchas formas de demostrarnos su amor. Solo que a veces pareciera que no entendemos tan fácilmente las cosas y no llegamos a disfrutar todas sus facetas hasta que no pasamos por ciertas cosas que nos las recuerdan más marcadamente.
Pedro, en su primera carta, en el versículo 4, dice: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”.
Te invito a que, cuando estés pasando por alguna situación difícil hoy, te preguntes qué faceta de su multiforme gracia puedes experimentar de forma especial y le agradezcas puntualmente por eso.
“Cristo levanta el corazón contrito y refina el alma que llora hasta hacer de ellos su morada” (El discurso maestro de Jesucristo, p. 17).
“Mientras compartan el amor de Jesús, tendrán parte en su doloroso trabajo para salvar a los perdidos. Compartirán los sufrimientos de Cristo, y también compartirán la gloria que será revelada. Fueron unos con él en su obra [...] por tanto, también son participantes de su gozo (ibíd., p. 18).
¡Hermosas promesas que puedes hacer tuyas hoy!
Encuentros con Jesús - 26 de febrero
Debajo de la higuera
“–¿Dé dónde me conoces? –le preguntó Natanael.
–Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto” (Juan 1:48, NVI).
No sé si alguna vez te sentaste debajo de una higuera. Unas tías bisabuelas tenían una muy frondosa en su patio y recuerdo que algunas tardes de verano me sentaba en sus largas ramas que casi tocaban el suelo. Era el lugar perfecto para esconderse del sol.
Aparentemente, a Natanael también le gustaban, porque eligió una higuera para sentarse a orar y evaluar si el Jesús que había conocido era realmente el Mesías. Ese era su lugar habitual de oración con Felipe. (¡Qué hermoso que dos amigos compartieran algo así!)
Te recomiendo que leas el capítulo 14 de El Deseado de todas las gentes, titulado “Hemos hallado al Mesías”, para conocer más detalles de esta historia que aparece solo en este evangelio.
Natanael no había quedado muy convencido con Jesús. Había quedado un poco desilusionado por su apariencia, aunque el mensaje había tenido tanto poder, que no podía rechazarlo