Название | Hoy camino con Dios |
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Автор произведения | Carolina Ramos |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Lecturas devocionales |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877982909 |
Podría reescribir este versículo como “Había en Las Heras una discípula llamada Rosita. Ella se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres... y a los colportores”.
Rosita entregó su profesión al servicio de Dios y no hizo falta que me lo dijera. Lo noté la primera vez que hablé con ella y lo confirmé la primera vez que fui a su casa.
Una tarde, salí a colportar como de costumbre, y un perro tuvo el descaro de morderme, así que mi pantalón había quedado dañado y, como no había llevado muchos, necesitaba arreglarlo porque me iba a hacer falta. Además, ¿cuán bien podía hablar de mí ese pantalón roto si era lo primero que la persona veía en mí como carta de presentación?
Rosita lo arregló, y no solo lo arregló, sino que lo mejoró. Gratis.
Vi en su taller que la mujer que trabajaba allí era una abuela amada, una vecina hacendosa y misionera, una encargada de congregación y una luz en ese lugar.
Cada persona que entraba allí tenía la oportunidad de escuchar acerca del amor de Dios. Sus bibliotecas estaban repletas de libros cristianos y de agendas y revistas que regalaba para compartir su esperanza. No es millonaria, pero creo que está guardando tantos tesoros en el cielo…
Rosita me enseñó el valor de un gesto pequeño pero significativo en un momento de necesidad. Me recordó que, con lo poco que tenemos, podemos hacer mucho, que podemos no solo arreglar las cosas sino mejorarlas. Podemos mostrar que las sorpresas y las buenas noticias muchas veces son gratuitas y que no conocerlas nos puede costar caro.
¿Qué ve la gente cuando entra a tu hogar? ¿Te recuerdan como alguien que se “esmera en hacer buenas obras”?
Cuando Dorcas murió “a Dios le pareció bueno traerla de vuelta del país del enemigo, para que su habilidad y energía siguieran beneficiando a otros y también para que, por esta manifestación de su poder, la causa de Cristo fuese fortalecida” (Los hechos de los apóstoles, p. 109).
Hoy, Dios puede arrebatarnos del terreno enemigo para que usemos nuestras fuerzas para fortalecer su causa también.
Puedes buscar la forma de poner en práctica esta historia y el mensaje de Mateo 5:16.
Valores - 11 de febrero
En la sala de espera
“...porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Tim. 1:12).
Las salas de espera suelen ser lugares angustiantes. Esto lo escribo en una de ellas. Hay más de veinte personas a mi alrededor. Algunas esperan que sus familiares salgan de una cirugía complicada. Otras, que sus nietos, sobrinos, o hijos salgan del vientre materno. Todo detrás de la misma puerta.
Algunos dormitan sentados mientras esperan a quienes están del otro lado de la zona restringida (dormidos también, pero por una anestesia). Otros hablan por teléfono, leen, tejen, quizás imitando la delicada labor que los profesionales realizan puertas adentro.
También están los que no pueden mantenerse quietos, sostienen globos y regalos para los recién nacidos y charlan animadamente.
Una puerta divide la conciencia de la inconciencia, por decirlo de alguna manera. En este instante, detrás de la puerta, todas esas vidas dependen de otras manos. Sin una mano maestra, no habría garantía de nada. Y en este caso, la mano maestra puede ser la de los médicos, pero ¿y si hay algo más para reconocer?
¿Qué pasaría si el zoom se alejara y alguien viera nuestra vulnerabilidad también? ¿Qué pasaría si en el momento de mayor prueba alguien reconociera nuestra confianza, esa que nos permite permanecer afuera tranquilos a pesar de la incertidumbre; o adentro, seguros de la capacidad del experto?
Podríamos decir que las salas de espera son reflejo de una espera que vivimos en esta tierra, pero que en este caso viene acompañada de la certeza de buenas noticias, pase lo que pase “de este lado”.
Cuando nuestra vida está en sus manos, nada nos puede separar de su amor. Ni la muerte, ni la vida misma. Las mismas puertas nos pueden ver salir y entrar: así de limitada es nuestra existencia.
En la vida, estamos a una oración de distancia; en la muerte, a un pestañear.
No importa el lado de la puerta en el que estás. Importan las manos que te sostienen y qué es lo que esperas.
Encuentros con Jesús - 12 de febrero
Entre paréntesis
“(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)” (Juan 11:2).
La mesa estaba servida. Simón, el anfitrión de esta cena, había sido curado de lepra y desde ahí seguía a Jesús. Esta enfermedad repugnante que lo había aislado de la sociedad, una vez curada, le había permitido recuperar su dignidad.
Simón recordaba muy bien a María y todo lo que había hecho. Pero en esta historia vemos que aunque Jesús había obrado en ambas vidas, Simón solo albergaba el recuerdo de su sanación exterior. La trató con desprecio al ver el regalo que ella le hacía a Jesús.
Él también había sido inmundo y todo se le había devuelto gracias a Jesús, pero no demostraba una actitud de agradecimiento y reconocimiento sincero. María, sí.
Muchas veces tenemos la costumbre de recordar los errores nuestros y de los demás. Quizás en ese momento muchos recordaran a Simón como el leproso, y a María, como la endemoniada.
Pero Juan demuestra que había pasado tiempo con Jesús, que había aprendido a rescatar los aspectos positivos de las personas. Al iniciar el relato de la resurrección de Lázaro y mencionar a sus hermanas, podría haber escrito: (María, la mujer endemoniada y de mala vida). Pero no lo hizo así. Al aclarar quién era ella, resalta las cualidades por las que verdaderamente sería recordada para siempre. ¡Cuánto esconde esta aclaración entre paréntesis!
“Cuando a la vista humana parecía un caso perdido, Cristo vio en María aptitudes para lo bueno. Vio los mejores rasgos de su carácter. […] Por medio de su gracia ella llegó a ser participante de la naturaleza divina. La que había caído, y cuya mente había sido habitación de demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador” (El Deseado de todas las gentes, p. 521).
María fue partícipe directo de muchos de los eventos más importantes de la vida de Jesús.
Puede ser que aún te recrimines tus errores del pasado, pero Jesús recibe a todos.
“A las almas que se vuelven a él en procura de refugio, Jesús las eleva por encima de las acusaciones y el chismerío” (ibíd., p. 522). Te invito a que escribas una aclaración entre paréntesis que cuente lo que Jesús hizo en tu vida, que muestre esas aptitudes para lo bueno, que muestre cómo él te eleva.
Aroma a sábado - 13 de febrero
Un símbolo radical
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
Los primeros misioneros que fueron a China se enfrentaron con un obstáculo enorme. Tuvieron que aprender el sistema de escritura de allí. Como occidentales acostumbrados a escribir con alfabetos europeos de aproximadamente 26 letras, se desalentaron al ver que la escritura china usaba un sistema basado en 214 símbolos llamados “radicales”.
Las cosas empeoraron cuando descubrieron que esos 214 radicales, ya de por sí una pesadilla, se combinaban para formar ¡entre 30.000 y 50.000 ideogramas!
Eso alcanzaba para desanimar al santo más