Breve historia de España para entender la historia de España. Manuel García Cabezas

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Название Breve historia de España para entender la historia de España
Автор произведения Manuel García Cabezas
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788411141741



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de los reinos cristianos. Las razones pueden ser varias; en primer lugar, el reino de Granada era una fuente de ingresos para los reyes de Castilla desde hacía tiempo a través de las parias que los musulmanes debían de pagar a los castellanos; la riqueza y dificultad del paisaje granadino jugaban a favor de su defensa; también, las inestabilidades internas de Castilla y Aragón ayudaron al mantenimiento de la independencia de los reyes moros. En 1481, esos equilibrios se rompieron; en ese año el rey Muley Hacén se negó a pagar el tributo anual y se declaraba una guerra civil en el reino nazarí en la que resultaría vencedor un nuevo sultán: Boabdil. El rey Fernando planeó la conquista con esmero y en esta ocasión la guerra no iba ser una cuestión de incursiones esporádicas y temporales: los castellanos hicieron una guerra por fases, bien planeada, y donde se forjó un nuevo ejército nacional en el que habría de sobresalir un gran jefe: Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Fue una guerra casi moderna; hubo una campaña de espionaje, se conformaron nuevas unidades, nuevos reclutamientos e incluso actuaron las marinas de Aragón y Castilla. El resultado fue que el bando musulmán no pudo resistir y, el 2 de enero de 1492, Boabdil el Chico entregó a los Reyes Católicos las llaves de Granada: la Reconquista había terminado. Boabdil recibiría tras su rendición un señorío propio en las Alpujarras, pero pocos años después prefirió partir a morir a Fez (Marruecos). La población musulmana de Granada al principio fue respetada gracias a la parsimonia de fray Hernando de Talavera, pero el cardenal Cisneros exigirá poco después la conversión forzosa.

      C:\Users\User\Desktop\DOCUMENTOS M. G. CABEZAS\fotos-videos\viajes\granada2013\IMGP0042.JPG Alhambra de Granada. La belleza del palacio nazarí expresa el refinamiento de la cultura musulmana en España. Foto del autor.

      Los acontecimientos de Granada fueron presenciados por un extranjero que buscaba con ahínco una entrevista con los reyes: se llamaba Cristóbal Colón y es hoy día más conocido que lo que lo era entonces. A Colón se le han atribuido distintas nacionalidades (catalán, mallorquín… e incluso que era nacido en Cogolludo, un bonito pueblo del norte de Guadalajara), pero hoy día se da por seguro que nació en Génova y que navegó en barcos portugueses en las exploraciones de estos por el oeste de África. Adquirió una gran experiencia marinera y leía casi todo sobre la materia. Era y es un personaje misterioso y de personalidad contradictoria: con mentalidad entre moderna y medieval; culto, pero también ambicioso, vanidoso, soberbio, megalómano; pero, sobre todo, entusiasta de una idea: que la navegación de Europa hacia la India se podía hacer tomando la dirección oeste, cuando las evidencias en aquel tiempo eran que solo se podía hacer rodeando el continente africano. Era lo que estaban haciendo los portugueses desde hacía décadas, los más experimentados marineros de la época. Hay muchos misterios en la vida y en la obra de Colón (anímese, lector, y profundice en ello), uno de ellos habla de que don Cristóbal había encontrado en una ocasión a un marinero extraviado que le había contado que existía un continente más allá del Atlántico. Sea como sea, Colón logró vender su teoría a los Reyes Católicos, después de habérsela ofrecido al rey de Portugal. Gracias a algunas casualidades y al acceso a personajes influyentes en la corte española, Colón es recibido por los reyes en el campamento de Santa Fe, levantado para el asalto a la ciudad de Granada; tras muchas discusiones y dudas, finalmente las dos partes llegan a un acuerdo (Capitulaciones de Santa Fe) por el que se autoriza a Colón a reclutar marineros de la zona de Palos (por cierto, como castigo a estos por haber navegado sin permiso por aguas africanas, bajo soberanía portuguesa) y a armar dos carabelas (la Pinta y la Niña) y una nao (la Santa María, llamada anteriormente la Gallega). Noventa aventureros, entre ellos tres no españoles, ninguno soldado ni cura, partieron de Palos un 3 de agosto de 1492. El 12 de octubre llegan a las primeras tierras de lo que después se llamará América; Colón dice en su diario que él fue el primero que avistó la nueva tierra (quizás para embolsarse el premio que había prometido la reina Isabel al primero que lo hiciera), pero la historia asigna tal privilegio a Rodrigo de Triana. Todos los manuales de historia del mundo han mencionado aquella fecha, el 12 de octubre de 1492, como una fecha transcendental en la historia de la humanidad; ahora hay muchos que la quieren hacer olvidar.

      Quizás se pregunten por qué era tan importante llegar a la India; la respuesta es porque en esa zona se producía una cosa que ahora nos parece ridículo que entonces representaba en la economía mundial lo que hoy es el petróleo: especies alimenticias; todo el mundo las quería y su producción y comercialización eran fuentes de riquezas inmensas. Aunque parezca mentira. Desde la expansión de los musulmanes y de los turcos por Oriente Medio, los Balcanes y Asia, el comercio terrestre para llegar a las tierras de producción de esas especies se había interrumpido y, por tanto, encontrar una nueva vía (marítima) era fundamental para restaurar el comercio de tales productos.

      Colón realizó cuatro viajes a la zona, sin saber que era un nuevo continente; una de sus desgracias fue que las nuevas tierras se deberían de haber llamado quizás Colombia, en honor suyo, y no América, en honor del florentino Américo Vespucio quien, a pesar de haber hecho también viajes al nuevo mundo, merecería menos que Colón en perpetuar su nombre en la denominación del nuevo continente. Las relaciones de Colón con los monarcas españoles, y con muchos de sus colaboradores, acabaron mal. El 2 de mayo de 1506 falleció en Valladolid; primero se le enterró en esa ciudad; luego se trasladó su cuerpo a Sevilla y, en 1526, por deseo de su hijo Diego, los restos fueron trasladados a la catedral de Santo Domingo. Tras la conquista de la isla de Santo Domingo en 1795 por los franceses, los restos de Colón se trasladaron a La Habana y, tras la independencia cubana en 1898, los restos fueron de nuevo trasladados a bordo del crucero conde de Venadito hasta Cádiz y desde allí con destino a la Catedral de Sevilla, donde reposan en un suntuoso catafalco. Los dominicanos actuales no están de acuerdo con esa narración de los hechos: opinan que la caja encontrada en 1877 en la catedral de su capital son los restos de Colón. La cosa todavía no está clara. Colón: una gran gesta; muchas polémicas.

      Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos decidieron iniciar la conquista del norte de África con el argumento de proseguir la Reconquista cristiana y eliminar los focos de piratería berberisca de la zona. En 1497, los reyes autorizaron al duque de Medina Sidonia a que montara una expedición con personal reclutado entre poblaciones andaluzas de la zona de Cádiz; la expedición, mandada por el comendador Pedro de Estopiñán, se hace el 28 de septiembre de ese año con Melilla; los moros de la zona intentaron repetidamente reconquistarla: fracasaron y desde entonces esa ciudad norteafricana es parte de España sin solución de continuidad. Las conquistas siguieron con la toma de Mazalquivir (en 1505) y posteriormente con la ocupación del Peñón de Vélez, Orán, Bugía, Argel, Túnez, La Goleta y Trípoli. En todas esas conquistas fue personaje clave el cardenal Cisneros, confesor de la reina Isabel, arzobispo de Toledo y probablemente la tercera persona más influyente en la España de su época. La conquista del norte de África se interrumpió en 1510 debido a la reanudación de las guerras en Italia; quizás fue un error, pues el norte de África siempre será una fuente de preocupaciones en este lado del Estrecho.

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