Название | Ergonomía y procesos de diseño |
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Автор произведения | Ovidio Rincón Becerra |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587169997 |
La variabilidad dentro de los sistemas ergonómicos se puede comprender en dos niveles:
• Uno externo (inter), que se caracteriza por las diferencias existentes entre los componentes del sistema de la misma categoría (seres humanos, objetos, espacios).
• Uno interno (intra), que comprende la variabilidad en el interior de un mismo componente del sistema, considerando la transformación que puede sufrir a lo largo del tiempo.
Al relacionar los dos niveles de la variabilidad con los elementos del sistema ergonómico, se obtienen los diferentes tipos de variabilidad que se presentan en la figura 1-2 (Rincón, 2007).
Figura 1-2. Tipos de variabilidad establecidos a partir de los componentes del sistema ergonómico
Fuente: elaboración propia.
La comprensión de la variabilidad es importante en aquellos proyectos en los que se desarrollan procesos de transferencia tecnológica, la cual no incluye solamente aspectos técnicos, sino que también se constituye en una transferencia cultural, en el entendido de que la tecnología es parte y, al mismo tiempo, producto de la cultura. Sin embargo, esta condición frecuentemente ha sido ignorada en el diseño, el desarrollo y el uso de productos o sistemas. Shahnavaz plantea que
es responsabilidad del diseñador de la tecnología tener en cuenta los efectos directos e indirectos de la cultura y hacer que el producto sea compatible con el sistema cultural de valores del usuario y con el entorno en el que se pretende aplicar. (2001, p. 87)
En este sentido, se han desarrollado abordajes conceptuales como la antropotecnología,1 con los que se ha buscado controlar sistemáticamente la variabilidad, al realizar procesos de transferencia tecnológica en países en vías de desarrollo industrial.
Relación histórica entre diseño y ergonomía
Durante el desarrollo histórico de la ergonomía, se ha pasado por diferentes etapas en las que su campo de acción se ha ampliado hacia aspectos diversos de la vida humana. En este proceso, la relación existente entre el diseño y la ergonomía ha evolucionado de un enfoque puramente instrumental, en el que se proporcionaban datos aplicables en etapas específicas del desarrollo del proyecto (por ejemplo, en la definición de las medidas de los objetos a partir de datos antropométricos), hacia un enfoque en el que el diseño y la ergonomía están profundamente relacionados conceptualmente.
Cañas y Waerns (2001, p. 12) identifican tres etapas que ha tenido la evolución de la ergonomía dentro de los procesos de diseño:
Primera etapa. Diseño basado en el sistema: en esta, desarrollada hasta principios de la década de los ochenta, los procesos de diseño estuvieron priorizados por las innovaciones tecnológicas (principalmente en el campo de la electrónica). El papel de la ergonomía se centraba en identificar una serie de características del ser humano (capacidades y limitaciones) que luego se convertían en principios que se tenían en cuenta dentro del proceso de diseño; pero que estaban supeditadas a los aspectos técnicos (materiales y productivos principalmente), que eran los que, en última instancia, determinaban las características de los sistemas y productos. Una vez se habían desarrollado las propuestas de diseño, la ergonomía se aplicaba en las fases finales del proyecto, evaluándolas en relación con las capacidades y limitaciones humanas. El problema existente radica en que la aplicación de los resultados de las evaluaciones ergonómicas en el nuevo producto se dificulta por el avanzado estado de desarrollo de los proyectos en el momento de efectuar la evaluación, lo que lleva a realizar cambios que pueden atrasar el lanzamiento del producto al mercado o la puesta en marcha de los sistemas. Por lo tanto, la información resultante no siempre puede ser aplicada en el proyecto, y con frecuencia se orienta al mejoramiento de futuros desarrollos.
Segunda etapa. Diseño centrado en el usuario: a mediados de los años ochenta, se empieza a comprender el proceso de diseño más como un ciclo que como una secuencia lineal. Estos modelos cíclicos se caracterizan por las retroalimentaciones y ajustes que se hacen a lo largo de todo el proceso de diseño, y no solamente en las etapas finales. En este contexto se plantea el concepto diseño centrado en el usuario, en el que la aplicación de la ergonomía se realiza desde las etapas tempranas de la concepción del producto, a partir de planteamientos desarrollados por la psicología cognitiva (por ejemplo, a través de la comprensión de los modelos mentales), que permiten anticipar la forma en la que los usuarios pueden interactuar con los productos. Este abordaje requiere la participación activa del usuario en la ejecución de evaluaciones y pruebas de los productos a lo largo de todo el proceso de diseño.
Tercera etapa. Diseño colaborativo: autores como Jordan (2000, p. 7) y Fulton-Suri y Marsh (2000) muestran que los abordajes desarrollados a partir del diseño centrado en el usuario, aunque presentan fortalezas, se ven limitados porque priorizan la comprensión del ser humano desde un punto de vista funcional en relación con sus procesos físicos y cognitivos, pero no profundizan en la influencia de las características socioculturales y emocionales en la interacción con los productos. Por ello, se propone que el ejercicio del diseño se conciba como una actividad cooperativa y multidisciplinaria en la que participan personas con diferentes enfoques e intereses, no solo desde el campo proyectual (diseñadores, ingenieros, arquitectos) y profesional (ergónomos, psicólogos), sino buscando la integración directa de los grupos de usuarios en el proceso, no simplemente en el rol de actores pasivos (por ejemplo, en la observación del comportamiento), sino como actores activos que participan en el desarrollo de las alternativas de diseño. Bajo este esquema, se desarrollan conceptos como diseño colaborativo, diseño participativo y diseño emocional. Igualmente, se da importancia a herramientas metodológicas como la construcción de escenarios (Fulton-Suri y Marsh, 2000, p. 152) que permitan anticipar el comportamiento futuro de distintas personas en situaciones diversas, al estar en interacción con un sistema.
A continuación, se presentan algunos abordajes conceptuales que han surgido a partir de la relación entre diseño y ergonomía. Es importante señalar que estos no son excluyentes entre sí, por lo que en un mismo proceso de diseño se pueden integrar elementos conceptuales y metodológicos desarrollados desde estas diferentes propuestas.
El concepto de diseño centrado en el usuario fue planteado hacia mediados de la década de los ochenta por el psicólogo Donald Norman (1998, pp. 32 y 33), quien asoció muchos de los problemas existentes en el uso de los productos cotidianos con el desconocimiento de los modelos mentales de los usuarios por parte de los diseñadores. Estos se constituyen en “los modelos que tiene la gente de sí misma, de los demás, del medio ambiente y de las cosas con las que interactúa” (1998, p. 33), y son construidos a partir de la experiencia, la formación y la instrucción a lo largo de la vida de las personas, pues están íntimamente ligados a los aspectos socioculturales. Cuando nos enfrentamos a un producto o sistema que está concebido bajo modelos mentales diferentes a los que hemos construido, existe un proceso de adaptación y aprendizaje en el que puede producirse un choque con los modelos que la persona tiene establecidos, por ejemplo, al remplazar los dispositivos informativos análogos (relojes) de un panel de control por dispositivos digitales (pantallas figurativas). Por tal motivo, uno de los mayores retos para el diseñador está en comprender los modelos mentales existentes en los usuarios hacia los cuales está desarrollando sus proyectos para que sean coherentes los productos y sistemas resultantes.
Norman