Ergonomía y procesos de diseño. Ovidio Rincón Becerra

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Название Ergonomía y procesos de diseño
Автор произведения Ovidio Rincón Becerra
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9789587169997



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ingenieros, psicólogos, entre otros). Los especialistas en ergonomía se encuentran en esta categoría, pues son los responsables de enfocar el diseño para ajustar el ambiente a los seres humanos, a través de la aproximación sistémica, que se enfoca en los resultados de bienestar y desempeño.

      • Actores decisores sobre el sistema, que representan a las organizaciones en las que funcionan los sistemas de trabajo, se desarrollan los productos y prestan los servicios. Su interés se relaciona con la generación de requerimientos de diseño, y en los procesos de producción, compra, implementación y operación de los sistemas.

      • Actores que influyen en el sistema, como entes gubernamentales, organismos internacionales, organismos de normalización, medios de comunicación y asociaciones, que tienen un interés particular en el producto o sistema que se está diseñando, sin que necesariamente sean sus usuarios directos.

      El enfoque de la ergonomía hacia el desempeño y el bienestar

      De acuerdo con su definición, el propósito de la ergonomía es mejorar conjuntamente el desempeño y el bienestar, a través de la integración de las características y capacidades humanas en el diseño de los sistemas. De esta forma, los resultados de un proceso de intervención en ergonomía se deben medir en indicadores de desempeño (productividad, eficiencia, efectividad, calidad, confiabilidad, seguridad) y de bienestar (salud y seguridad, satisfacción, placer, aprendizaje, desempeño personal). El desempeño y el bienestar no son dos resultados independientes, sino que interactúan y se influencian mutuamente (Dul et al., 2012). De esta forma, una disminución en el bienestar puede afectar negativamente el desempeño del sistema, y viceversa. Por ejemplo, la adopción de posturas forzadas en un puesto de trabajo, causadas por la geometría de la superficie de trabajo, puede generar problemas de calidad en un producto que se está ensamblando sobre dicha superficie, o un aumento en los tiempos del proceso. En otro sentido, una línea de producción en la que el ritmo sea muy rápido puede incrementar excesivamente las demandas de movimiento y de control visual de los trabajadores, lo que redunda en problemas de salud y en la posibilidad de un mayor número de accidentes.

      La IEA hace hincapié en la importancia de ofrecer (por parte de los profesionales relacionados con la ergonomía) y demandar (por parte de todos los actores, stakeholders, involucrados en la concepción, operación y uso de los sistemas) aplicaciones de ergonomía “de alta calidad” (Dul et al., 2012), las cuales se deben caracterizar por tener en cuenta los tres elementos centrales (su aproximación sistémica, estar orientada por el diseño y enfocarse hacia el desempeño y el bienestar), al definir los problemas y al proponer las soluciones desde la ergonomía. Esto implica que, aun cuando se profundice en un elemento del sistema (por ejemplo, la evaluación ergonómica de un producto), debe establecer relaciones con aspectos específicos de la persona, del ambiente y de las salidas de los sistemas, de forma contextualizada.

      La aplicación de la ergonomía que solamente describe y analiza uno de los elementos del sistema (por ejemplo, evaluar exclusivamente las características de una interfaz visual o las molestias físicas manifestadas por una persona), o que se centra en la aplicación de instrumentos (listas de chequeo, toolkits), de forma descontextualizada y sin establecer relaciones con los otros componentes y las metas del sistema, es una aplicación limitada, y se ha constituido en una de las causas que históricamente ha restringido las posibilidades de la ergonomía como disciplina (Dul et al., 2012).

      Aunque una actividad humana se encuentre muy definida y controlada (por ejemplo, un proceso industrial con un procedimiento estrictamente establecido), es posible que presente variaciones durante su desempeño (Rodríguez-Vidal, 2002, p. 128). Uno de los mayores retos de los equipos de diseño durante el desarrollo de sistemas y productos consiste en comprender la variabilidad propia de los elementos del sistema ergonómico y de los factores del entorno. El control de la incertidumbre y la anticipación de los efectos, principalmente los negativos, de la variabilidad es uno de los aspectos fundamentales al desarrollar un proceso de diseño.

      Las inestabilidades a las que está sujeto el desempeño de un sistema pueden ser de dos tipos: unas de carácter endógeno al sistema (variabilidad) y otras de carácter exógeno (contingencia). Rocha (1997) define variabilidad como el conjunto de inestabilidades de carácter endógeno que llevan a que un sistema tenga variaciones, a las cuales el ser humano debe responder para cumplir con el objetivo de la actividad. En el concepto de contingencia se contemplan las influencias externas que el entorno impone sobre el sistema y que no son controlables o evitables. Abrahão (2000) afirma que “en la situación real de trabajo, la variabilidad está siempre presente y de forma estructural” (p. 51).

      Rodríguez-Vidal expone que “analizar la actividad es lograr entender de qué manera el operador o el usuario ejecutan la gestión de la variabilidad en la situación de trabajo o en el contexto de uso y manipulación de productos” (2010, p. 141). El concepto de gestión de la variabilidad se comprende como una “gestión de la incertidumbre” (Rocha y Rodríguez-Vidal, 1997) que puede entenderse desde dos enfoques: 1) el del ser humano, que se manifiesta en la forma en que el usuario o trabajador hace frente a la variabilidad que cotidianamente se presenta en la interacción con los objetos y medios de trabajo dentro de un sistema ergonómico, y 2) el de la organización, en el cual —a partir de sus procesos de gestión— busca anticiparse a la variabilidad, para integrar la incertidumbre en la toma de decisiones.

      En el proceso en el que el ser humano aprende y desarrolla la actividad construye estrategias (modos operatorios) por medio de las cuales se establecen secuencias de acción, de gestos, de búsquedas sucesivas y tratamiento de la información y de comunicaciones, que llevan a “la movilización de sus representaciones mentales, de sus estrategias operatorias y de sus competencias” (Abrahão, 2000, p. 52) para hacer frente a la variabilidad de las situaciones de trabajo y de los contextos de uso de los productos. En este sentido, el análisis de la actividad que se debe realizar desde la ergonomía no se limita a una descripción de tareas, operaciones y pasos, sino que debe representar la variabilidad propia de la actividad y la forma en que el ser humano y la organización la asumen.

      Paradójicamente se observan casos en los que profesionales encargados de proyectar (diseñadores, arquitectos e ingenieros) consideran de forma estática al ser humano y la actividad, al idealizar el desempeño futuro de sistemas y productos. La expresión “si funciona bien aquí, funcionará bien en cualquier parte” es una generalización extremadamente peligrosa que, en algunos casos, puede desencadenar en el fracaso de un proyecto o acarrear consecuencias de mayor gravedad que lleven, incluso, al colapso de todo un sistema. Un ejemplo de ello es el accidente químico de Bhopal, ocurrido en India, en 1984. En este caso, las investigaciones de la catástrofe, en la que un escape masivo de gases tóxicos cobró la vida aproximadamente a 2500 personas y lesiones a otras 200 000, muestran de qué modo la concepción equivocada del sistema llevó a construir la planta de producción y el sistema de almacenamiento de productos químicos con el mismo diseño de las instalaciones que funcionaban en Estados Unidos, sin tener en cuenta las diferencias culturales, políticas, económicas y geográficas de India. Estos factores contribuyeron a la alteración y al deterioro general del sistema, lo que finalmente condujo a la catástrofe (Dos-Santos, De Aguiar Dutra, Ramírez, Pereira y Pacheco, 1997, p. 84).

      De acuerdo con la forma en que se produce, la variabilidad puede ser normal o incidental. La normal es aquella que debe ser esperada, aun al observar todos los preceptos, las normas y los procedimientos de ejecución de una tarea. Al ser esperada, generalmente puede ser prevista (en relación con el momento de ocurrencia), y dentro de ciertos límites, puede controlarse (Rocha, 1997). Son casos de variabilidad normal los ciclos periódicos a los que está sometido un sistema (día o noche), las versiones de un producto sobre una misma base (herramientas que cumplen la misma función, pero elaboradas por distintos fabricantes) y variaciones en materias primas e insumos (diferentes presentaciones de una materia prima determinada). Por otra parte, la incidental tiene un carácter sorpresivo e inesperado, por ejemplo, el accidente de una persona, el daño en una máquina o un cambio climático inesperado. Existen casos en que un aspecto de la variabilidad normal, al no ser debidamente