Название | El peronismo y la consagración de la nueva Argentina |
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Автор произведения | Carlos Piñeiro Iñíguez |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789507547096 |
Como señaló Robert Potash, llama la atención que en ninguna de las dos listas de miembros originales del GOU aparezca el nombre de un oficial que, en casi todos los testimonios, ha sido mencionado, junto con Urbano de la Vega, como uno de sus iniciadores: el coronel Miguel Ángel Montes. Perón recordaba a los hermanos Montes, Aníbal, Miguel Ángel y Juan Carlos, como de los primeros en participar de las reuniones, que se habrían realizado en la farmacia de un cuarto hermano, Tulio, a la que llamaban “la jabonería de Vieytes”, en alusión a los revolucionarios de Mayo. En la documentación compilada por Potash, Miguel Ángel Montes aparece, con el numeral 6-5, en la nómina de enrolados “que corresponde al miembro del G.O.U. N.° 6”, es decir, a su hermano Juan Carlos. Lo que sugiere dos posibilidades: o bien su involucramiento real, por lo menos formalmente, es más tardío del que sugieren los testimonios; o bien, por motivos de “cobertura” no quiso figurar orgánicamente en un primer momento. La otra posibilidad, sugerida por Potash, de que Miguel Ángel se hubiera convertido en una “persona inexistente” a raíz de diferencias con Perón u otros miembros del grupo, no parece razonable, ya que no hay motivos para pensar que la ficha de enrolamiento mencionada estuviese fraguada, por cuanto el documento integraba la colección de papeles conservados por Juan Carlos Montes31.
Un elemento destacable, y que luego le permitirá a Perón contar con una herramienta invalorable, fue el mecanismo ideado por el GOU para estar “garantizado aún contra sí mismo”: “el compromiso de sus propios miembros que, en el acto de su constitución, entregan su solicitud de retiro, firmada y sin fecha, para responder en esa forma de su conducta y honor militar”32. Si bien el mecanismo era fácil de establecer cuando se trataba de una veintena o poco más de oficiales, llama la atención que primero el GOU y luego, tras la disolución de este, Perón lograse extenderlo a la totalidad de los oficiales del Ejército.
Sobre esas bases y estructura, el GOU se presentaba como un organismo para la “unión espiritual y material” de los jefes y oficiales del Ejército, y alegaba que sus miembros no tenían ambiciones personales ni servían a los intereses privados de nadie. Era, de ese modo, una logia que negaba su carácter de tal. Aunque la bibliografía no suele prestar atención a este aspecto central de la vida militar, el hecho de compartir mucho tiempo en un mismo destino o en destinos sucesivos permite rastrear cómo se fue formando el GOU, probablemente a través de los contactos entre varios oficiales descontentos o preocupados por la marcha de la institución militar. Hay, por lo menos, cuatro líneas entrelazadas. Una está relacionada con oficiales que estaban bajo las órdenes del general Edelmiro J. Farrell y que en años previos habían tenido destino en Mendoza. Juan Carlos Montes y Juan Domingo Perón pertenecían a la misma promoción del Colegio Militar, egresada en 1913, y a la que también pertenecían Miguel Ángel Montes, Filomeno Velazco y el forjista Fernando Estrada, que se había retirado con el grado de mayor en la década del treinta. Si bien Perón y Juan Carlos Montes no habían compartido unidades a lo largo de su carrera, volvieron a encontrarse en Mendoza en 1941, ambos como tenientes coroneles “viejos”: Montes como jefe del Regimiento 16 de Infantería de Montaña Reforzado, Perón como director del Centro de Instrucción de Montaña, donde también prestaba servicios, como subordinado de Perón, el entonces capitán Fernando González Britos. En ese mismo período, en Mendoza, como jefe del Regimiento 7 de Caballería, se encontraba Agustín Héctor de la Vega. Al año siguiente, todos fueron destinados a organismos en la Capital Federal: Montes y Perón, ascendidos a coroneles, a la Inspección de Tropas de Montaña, bajo las órdenes de Farrell, donde también fue destinado en 1942 el recientemente ascendido teniente coronel de Infantería Domingo Alfredo Mercante. En abril de 1943, el ahora mayor González Britos se sumó a ellos en ese destino. Uriondo y Ferrazzano tenían una larga vinculación con Perón; habían sido sus ayudantes y estuvieron entre quienes fueron a despedirlo, en abril de 1939, cuando abordó el Conte Grande para viajar a Italia. Por su parte, Agustín de la Vega fue enviado a la Dirección General de Remonta, otra de las líneas de vinculación entre los fundadores del GOU: en Remonta prestaba servicios Arturo Ángel Saavedra. Por otra parte si, como afirman los testimonios, Urbano de la Vega Aguirre, hermano de Agustín, fue uno de los principales impulsores iniciales del grupo, por esa vía también se establece la vinculación con hombres que en 1942 se desempeñaban en el Ministerio de Guerra: el propio Urbano, oficial de inteligencia, el mayor León Justo Bengoa (quien había sido subordinado de Farrell en 1930) y el capitán Francisco Filippi, este último, además, yerno del general Pedro Pablo Ramírez. Una tercera “cadena” inicial, a la que el intelectual nacionalista Manuel de Lezica daba gran importancia, corresponde a la ciudad de Paraná, asiento de la Tercera División de Ejército. A fines de 1942, su comandante era el general Juan Carlos Sanguinetti y su jefe de Estado Mayor, el coronel Orlando Peluffo, vinculados luego al GOU. En la capital entrerriana había un importante núcleo de civiles nacionalistas, entre los que se destacaban Jordán Bruno Genta, Ramón Álvarez Prado y Francisco Bacigalupo, ligados también a varios sacerdotes integristas. En la guarnición de Paraná prestaron servicio el coronel Emilio Ramírez y el teniente coronel Enrique Pedro Agustín González. A comienzos de 1943, González fue destinado al Ministerio de Guerra, y a esta vinculación posiblemente también corresponda la de dos oficiales destinados al Cuartel Maestre desde 1942, Bernardo Ricardo Guillenteguy y Héctor Julio Ladvocat. Una cuarta línea del reclutamiento inicial quizás provenga de Emilio Ramírez, en la Dirección General de Personal en 1942, donde también se desempeñaba Severo Honorio Eizaguirre, y adonde fue destinado Alfredo Argüero Fragueyro en 1943, proveniente de la Dirección de Material, donde se encontraba, desde 1942, Mario Emilio Villagrán33.
1.2.b) Posicionamientos políticos
Esas vinculaciones resultan mucho más significativas si se toman en cuenta los posicionamientos políticos del GOU, cotejados con los de varios de sus integrantes. Está claro que, pese a las denuncias formuladas en su momento, no se trataba de un “grupo nazi”. Más aún, no todos los miembros del núcleo fundador y directivo podrían incluirse en las líneas nacionalistas autoritarias que existían en el Ejército. Los hermanos Montes estaban vinculados con los sectores intransigentes del radicalismo, y un hombre más “a la derecha”, como “Gonzalito”, mantenía contactos con dirigentes radicales de procedencia alvearista, como Juan I. Cooke. Incluso la participación de la mayoría de los integrantes del GOU en el derrocamiento de Yrigoyen no había sido homogénea. Ya se ha mencionado la de Perón, ligada a Justo y Sarobe. En esa ocasión, Mercante actuó como “oficial de órdenes” de Justo, quien había sido su profesor en el Colegio Militar. En ese sector también estuvo ligado anteriormente Enrique P. González, como miembro de la Logia San Martín, y en 1930 fue uno de los contactados por Perón en la Escuela Superior de Guerra. El entonces teniente primero Ladvocat, que servía en el Colegio Militar, parece haber actuado siguiendo las órdenes de su superior jerárquico, Francisco Reynolds, cuando este decidió sumarse al movimiento. Su camarada Julio A. Lagos recordaría haber estado en una reunión con el general Uriburu, de la que participó una veintena de oficiales, aproximadamente un mes antes del golpe; pero señalaba que entonces no vio diferencias entre su plan y el del general Justo, ya que no se habló de modificar el régimen institucional del país, sino solo de derrocar a Yrigoyen. En cambio, las actitudes de Mittelbach, en la vanguardia de la columna que partió del Colegio Militar, Saavedra y su subordinado Filippi (entonces subteniente) que sublevaron tres escuadrones del Regimiento 1 de Caballería en Campo de Mayo, y Baisi, entonces en la Escuela de Artillería, sugieren un involucramiento previo con la conspiración uriburista o una mayor adhesión a sus planteos.