Psicología e hipnosis en el tratamiento del dolor. Martha Martín Carbonell

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Название Psicología e hipnosis en el tratamiento del dolor
Автор произведения Martha Martín Carbonell
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789587602609



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de lo que cada uno entienda como tal –que es bien diferente–, pues va desde concebir como inconscientes los procesos y fenómenos a los que la persona no está prestando atención deliberada en un momento determinado, hasta concebir el inconsciente como un reservorio de recuerdos, sentimientos e ideas “reprimidas” que solo pueden ser conscientemente percibidas en virtud de ciertos procedimientos, tales como la asociación libre, el análisis de los sueños y la propia hipnosis.

      Los fenómenos disociativos son ejemplos adecuados del papel que juegan los procesos inconscientes en la hipnosis. Mientras que la persona hipnotizada focaliza su atención en las sugestiones, pueden ocurrir asociaciones inconscientes y activarse significados simbólicos o vivencias pasadas que determinen las respuestas a las sugestiones. Otra faceta de los fenómenos disociativos que pueden ocurrir en la hipnosis es la denominada “consciencia (awareness) paralela”. Esta se refiere a que las personas manifiestan sentir que una parte de sí misma se da cuenta de lo que está diciendo el inductor, mientras que otra está esperando que las cosas ocurran (Yapko, 2008). El observador oculto que discutimos en páginas precedentes también se ha enmarcado como un fenómeno disociativo.

      Orne (1959) subrayó como uno de los atributos más importantes de las experiencias hipnóticas el que la persona incrementa su habilidad para tolerar, de manera confortable, sugestiones incongruentes o incoherentes que no habría tolerado en otras situaciones. Un ejemplo puede ser cuando se le sugiere a la persona que “olvide” el número cinco, y lo acepta. A este fenómeno u otros asociados, como el propio observador oculto, se les denomina la “lógica del trance” y tiene una enorme utilidad clínica (aunque no es exclusivo de la hipnosis, si no de la misma vida cotidiana, ocurre cuando alguien experimenta un emoción intensa –como terror, por ejemplo– al observar un film) (Capafons, 2001).

      También se menciona como una característica de las experiencias hipnóticas, la tendencia a hacer interpretaciones literales. Por ejemplo, el hipnotizador sugiere que está viendo a una persona “brillante” como una metáfora de cualidades personales, y el cliente percibe a esa persona con un brillo real. Según Yapko (2008), Erickson evaluó el fenomeno de literalismo en 1.800 casos de personas hipnotizadas en comparación con no hipnotizadas, y encontró que el 95% de los hipnotizados daban respuestas literales ante situaciones en que no lo hacían los no hipnotizados (ante la pregunta “¿Me puede Ud. decir su nombre?”, simplemente respondían sí o no). Sin embargo, este resultado no se ha replicado en otros estudios, encontrándose más literalismo en los simuladores que en las personas hipnotizadas (Green et al., 1990).

      Habitualmente se habla de tres tipos de reacciones hipnóticas: las reacciones ideomotoras, las cuales implican la inhibición o realización de determinados movimientos y actos motores; las respuestas ideosensoriales, hacen referencia a dejar de percibir (o lo contrario, percibir) determinadas sensaciones como el dolor, un sabor, etc., o tener sensaciones relacionadas con los sentidos y en ausencia de estímulos físicos que las provoquen, aunque aquí es difícil distinguirlas de las alucinaciones (Capafons, 2001); y las respuestas cognitivas, muy variadas y que abarcan desde el aumento o disminución de la memoria (hipermnesia y amnesia, también fenómenos no exclusivos de la hipnosis); o lógica del trance (alucinaciones positivas, negativas, etc.) (Capafons, 2001). El prefijo ideo- hace referencia a que estas reacciones son provocadas al fijar la atención en una idea, y se consideran involuntarias (Capafons y Amigó, 1993a; Martínez-Perigod y Grenet, 1985). No obstante, en la actualidad ya no se considera que solo el activar la idea genera la respuesta a la sugestión, y menos que sean involuntarias, tal y como hemos visto en apartados anteriores.

      Las diferentes respuestas ideomotoras, ideosensoriales y cognitivas que se describen en la hipnosis no son en modo alguno “patognomónicas” de la hipnosis, pues ya hemos visto que con frecuencia ocurren en la vida cotidiana. Sin embargo, coincido con Capafons (2001) en que el mérito de la hipnosis radica en que estas reacciones se activan y finalizan intencionalmente, en el marco artificial de una consulta o de un experimento de laboratorio, o bien en la vida cotidiana, a través del uso de las técnicas hipnosugestivas.

      Los fenómenos ideomotores quizás resulten los más espectaculares, pues son los que se pueden observar y también los que se consiguen con mayor facilidad, ya que casi todos ellos se apoyan en reacciones fisiológicas normales. Por ejemplo, la catalepsia palpebral, la cual consiste en que la persona no puede abrir los ojos. Generalmente, se asocia con los estados de hipnosis “ligera”. Hay diferentes estrategias para lograrla, muchas de las cuales tienen en común utilizar algún recurso para provocar fatiga ocular, ya sea fijando la mirada en un punto, como un foco luminoso, en los ojos del hipnotizador (fascinación), en un péndulo que realiza un movimiento monótono –el cual se sitúa algo por encima de los ojos de la persona para obligarle a dirigir la vista hacia arriba–, etc.; o bien mediante el pestañeo, o simplemente enrollando los ojos y bajando los párpados. También se puede lograr mediante sugestiones directas “los ojos están cansados, los párpados están pesados, etc.”, o indirectas, a través de preguntas o metáforas, por ejemplo: “y me pregunto si ahora que se encuentra cómodamente sentado, descansando, no permitiría a sus ojos que se cerraran cómodamente y mientras sus ojos se cierran, el descanso es cada vez más profundo y puede ser que no desee abrir los ojos, como si estuviera durmiendo cómodamente en un lugar agradable...”.

      La catalepsia braquial puede adoptar distintas modalidades (no poder doblar el brazo, bajarlo, etc.). Generalmente, se comienza primero a inducir rigidez en el brazo y es esta rigidez la que dificulta el movimiento.

      En la catalepsia general, la persona presenta una contracción muscular generalizada en todo el cuerpo. Un ejemplo bastante conocido es el llamativo fenómeno del “puente humano”, en el cual la persona se encuentra tan rígida que se puede sostener apoyando solo la cabeza y los pies en dos sillas separadas, y hasta soportar el peso de alguien que se le siente encima. Por su espectacularidad, es un fenómeno que se le atribuye generalmente a los estados de trance profundo (Martínez-Perigod y Grenet, 1985).

      Se parte del supuesto de que este es el tipo de cosas que no se puede hacer si no es bajo los efectos de un estado “especial”. Citaré entonces textualmente el testimonio del reconocido investigador y terapeuta Orne, durante una conferencia impartida en 1960:

      El autor, grandemente impresionado cuando por primera vez observó este fenómeno, decidió conocer la capacidad de una persona no hipnotizada para llevar a cabo tal hazaña. Para su gran sorpresa, descubrió que un individuo en estado de vigilia normal podría soportar el peso de una persona, sobre el abdomen, hallándose en la misma posición. Así, lo que a primera vista habría parecido una prueba de trascendencia claramente definida, al ser examinada más cuidadosamente se redujo a una acción que simplemente requiere de gran fuerza física. (p. 230)

      Personalmente, repliqué la misma experiencia descrita por Orne, de modo que solo se requiere que la persona tenga las condiciones físicas adecuadas (no estar mermada en su fuerza habitual o estar débil o enferma), y podrá hacer el puente humano sin necesidad de estar hipnotizado.

      La levitación, casi siempre de un brazo, se utiliza también como técnica de inducción; consiste en sugerir a la persona que su brazo está ligero y flota, levitando. No es un fenómeno exclusivo de la hipnosis. Muchas veces, cuando estamos escribiendo algo, dejamos el brazo suspendido en el aire durante algunos minutos, sin tener consciencia de esta postura.

      Veremos un ejemplo de movimientos automáticos en la prueba de oscilación descrita en el apartado de evaluación de la sugestionabilidad, en el capítulo 7. Los movimientos automáticos se pueden hacer con diferentes partes del cuerpo (un brazo, la cabeza, etc.). En la vida cotidiana suelen ocurrir con frecuencia. Es el caso de las personas que mueven rápidamente un pie o una pierna mientras están sentados realizando otra actividad, sin percatarse de lo que están haciendo.

      Un fenómeno que se ha considerado típico de la hipnosis es, por supuesto, el sueño hipnótico, en el que la persona tiene generalmente los ojos cerrados y el cuerpo relajado, mientras realiza diversas acciones como las descritas anteriormente, y otras como conversar, caminar y hasta abrir los ojos. Este fenómeno de abrir los ojos sin despertar ha sido considerado un indicador de hipnosis profunda (Martínez-Perigod y Grenet, 1985), aunque como veremos en apartados posteriores, hay muchas técnicas