Название | Psicoterapia Integrativa EIS |
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Автор произведения | Roberto Opazo |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789569946646 |
El tema de la "neuro plasticidad", aporta ventajas a los seres humanos como especie. Es así que el concepto de un cerebro estable e inmodificable, viene cediendo terreno en relación a un cerebro maleable, modificable, cambiable. "El cerebro dañado a menudo puede reorganizarse a sí mismo de modo que si una parte falla, otra a menudo puede sustituirla; que si una célula cerebral muere, en ocasiones puede ser reemplazada; que muchos circuitos e incluso reflejos básicos que creíamos estaban cableados rígidamente, no lo estaban. Los científicos están mostrando incluso que el pensar, el aprender y el actuar pueden encender o apagar nuestros genes, configurando así nuestra anatomía cerebral y nuestra conducta – seguramente uno de los descubrimientos más extraordinarios del siglo xx" (Doidge, 2007, p. xix). Frederick Gage et al. (1997), han informado que una rata criada en un ambiente enriquecido desarrolla nuevas neuronas y un hipocampo más grande y han descubierto que uno de los predictores más poderosos acerca de si una rata será capaz de fabricar nuevas neuronas está determinado genéticamente. A la hora de la biología deseable, por lo tanto, una disposición genética favorecedora de la neuro plasticidad, pasa a tener un rol no menor.
En el territorio de la dotación biológica, resulta esencial que – desde el paradigma biológico – no existan predisposiciones hacia las enfermedades físicas, ni hacia la psicopatología. La idea es que la dotación biológica involucre una baja vulnerabilidad biológica. En el ámbito psicológico, esto implica bajas disposiciones hacia el neuroticismo, hacia la ansiedad social, hacia las fobias, hacia los trastornos depresivos, hacia los trastornos de personalidad, hacia trastornos psicóticos, etc.
En el territorio de las potencialidades "positivas", es importante que la biología aporte un potencial variado y completo, para cogniciones, afectos y conductas. Aspectos esenciales del desarrollo personal – tales como la inteligencia, la creatividad, la capacidad de amar o las habilidades sociales – requieren del correspondiente respaldo biológico que los haga posibles.
También otros aspectos relacionados con la capacidad de adaptación requieren de un no menor respaldo biológico. Por ejemplo, en términos evolutivos se ha constatado que los desarrollos frontal y prefrontal hacen que el ser humano sea cada vez menos impulsivo. Estos desarrollos biológicos, por lo tanto, resultan esenciales para el desarrollo psicológico de cada persona.
La administración de la propia biología nos conduce, primeramente, al ya mencionado adagio del mens sana in corpore sano; involucra el asumir que, si la biología anda bien, la psicología tenderá a andar bien. Esto implica regular el ciclo sueño-vigilia, alcanzar un buen balance esfuerzo-descanso, someterse a una dieta equilibrada, cuidar el peso, practicar un ejercicio físico sistemático, etc.
A la hora de la administración de la propia biología, el desafío psicológico y personal no es menor. Se trata de actualizar las potencialidades cognitivas, afectivas y conductuales. Una "mejor" biología posibilita un mayor enriquecimiento en estas dimensiones; pero todo esto involucra acción. Conlleva el plantearse objetivos, desplegar esfuerzos, ejercer la perseverancia, y, muchas veces, un vencerse a sí mismo.
El Paradigma Biológico en la práctica clínica: discusión
Las siguientes afirmaciones no resultan superfluas para un enfoque integrativo: El neurocientífico Steven Hyman (2001) llama al cerebro el gran integrador. Con esto, se quiere decir que el cerebro hace una labor maravillosa para reunir la información: sonidos, vistas, tacto, gusto, audición, genes, ambiente.
La actividad cerebral es integrada a través de diferentes niveles y muchas partes diferentes por medio de incontables interconexiones de células cerebrales y vías extensas. Cada célula se comunica, en promedio, con otras 10 mil, formando miles y miles de conexiones (Bloom, Nelson y Lazeson, 2001; Johnson, 2003). "Haces de células nerviosas interconectadas transmiten información a través del sistema nervioso en un modo muy ordenado hasta el nivel superior del cerebro" (Santrock, 2004, p. 51).
A la hora de la discusión, por lo tanto, lo primero que es necesario enfatizar es que, el cerebro humano es fuente permanente de integración… tanto fisiológica como psicológica. Es así como el multifacético acontecer de nuestro permanente devenir, es experienciado desde la unidad de cada cual, y no como un conjunto desordenado y desintegrado de acontecimientos. Y eso no ocurre por casualidad; ocurre, porque nuestro cerebro nos aporta capacidades y directrices que nos posibilitan el que vayamos percibiendo, ordenando, almacenando, priorizando, conduciendo, administrando e integrando, el multifacético devenir de nuestras vidas… unas veces en forma más automática y menos consciente, otras en forma más activa y más consciente.
Por otra parte, los límites del cambio en psicoterapia están muy relacionados con el grado de plasticidad que presenta el sistema nervioso.
La plasticidad del sistema nervioso aporta la movilidad que requiere el cerebro, para asimilar el impacto del ambiente y para hacer posible el aprendizaje. Hace posible registrar y aprender nuevas experiencias, y facilita la adaptación a circunstancias cambiantes. Hace posible también, que la persona se recupere luego de sufrir algún daño. Al respecto, es importante recordar que una pérdida de función es distinta de una pérdida de células cerebrales. "Si las células permanecen y solo se ha perdido la función, una creciente evidencia acerca de la plasticidad cerebral sugiere que dramáticas recuperaciones se hacen posibles" (Howard, 2006, p. 89).
Recobrar funciones, sin embargo, es diferente de recobrar estructuras. Como lo hemos señalado, por mucho tiempo se creyó que los daños estructurales tendían a ser irrecuperables. Hoy en día, los conceptos acerca de los límites de todo esto parecieran estar cambiando.
La nueva evidencia revela que, contrariamente a lo que se ha creído por largo tiempo, los humanos adultos pueden generar nuevas células cerebrales (Kempermann y Gage, 1999). Más aún, se ha descubierto que cerebros de monos forman miles de neuronas nuevas cada día. Estas neuronas nuevas se originan en el cerebro profundo y luego emigran hacia el lóbulo frontal pensante y forman conexiones con neuronas vecinas (Gould et al., 1999). Nuestro cerebro es más plástico cuando somos niños (Kolb, 1989). Niños de cuatro años pueden funcionar solo con el hemisferio izquierdo, cuando el derecho les ha sido removido quirúrgicamente. Ahora las neuronas de sus hemisferios izquierdos generan incontables conexiones nuevas para asumir las tareas que antes ejecutaba el hemisferio derecho (Vining et al., 1997).
A estas evidencias es necesario agregar la antes citada investigación con fluoxetina en ratas (Ohira, Takeuchi, Shogi y Millakawa, 2013). Esta investigación también abre opciones para reproducciones neuronales tardías.
La experiencia – traumática o no – va modificando la estructura y el funcionamiento del cerebro. La neuroplasticidad, involucra cambios en el cerebro que ocurren durante todo el ciclo vital, y que están relacionados con la incorporación de nuevas neuronas, o con más interconexiones entre las neuronas, o con la reorganización de las áreas de procesamiento de la información.
Una vía de recuperación, se relaciona con la activación de nuevos senderos neurales, conducentes a su vez a la activación de nuevas redes neurales. De este modo, el daño recibido en ciertas redes, puede ser compensado por la puesta en acción de otras redes.
Para algunos autores el número de neuronas aparece preprogramado en el marco del desarrollo embrionario; una vez completado este desarrollo, habitualmente no se generarían nuevas neuronas. Sin embargo, "si bien es cierto que el número de neuronas no aumenta y que el soma cerebral permanece como un componente relativamente estable, la comunicación sináptica con otras neuronas está sometida a una modificación constante" (Álvarez y Trápaga, 2005, p. 71; las cursivas son nuestras). La máxima plasticidad se presenta en las primeras etapas de la vida; el así llamado "principio de Kennard", plantea que la recuperación de un