XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano. Carlos Olivares

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Название XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano
Автор произведения Carlos Olivares
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789877650525



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13,12 y en 2 Corintios 6,7; 10,4.34

      Hay, por tanto, en el trasfondo, una terminología propia del conflicto que se libra en cada ser humano, donde el pecado pugna por volver a reinar. Sin embargo, Pablo cerrará está sección diciendo: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; porque no estáis bajo ley sino bajo gracia” (Rom 6,14).

      Pablo ha utilizado tres veces la preposición γάρ para explicar, confirmar y dar seguridad a sus oyentes. En el cierre de su argumentación acerca de la muerte al pecado y la resurrección a una nueva vida, la usa de manera doble para reafirmar la victoria de sus oyentes sobre el hombre de pecado.

      Resumen

      La intención de Pablo en la sección de Romanos 6,1-14 ha sido la de aclarar a sus oyentes que no existe tal cosa como pretender haber muerto al pecado y permanecer aún en abierta desobediencia a la gracia. Esto es imposible, puesto que la gracia para Pablo es un poder activo y transformador que restaura al ser humano de su naturaleza caída a un nuevo hombre, por tanto, la respuesta a esta falsedad es un rotundo “nunca llegue a suceder” (v. 2).

      Pablo les recuerda a sus oyentes que ellos ya han vivido esta experiencia en ocasión de su bautismo, como símbolo de la muerte y la resurrección a una nueva vida, por lo que deberían demostrarlo viviendo en novedad de vida.

      Al haber muerto con Cristo en ocasión de su bautismo, ellos también fueron crucificados juntamente con Cristo por lo que ahora no son más esclavos del pecado, sino que voluntariamente se han sometido a un nuevo amo que es Cristo, de quien han recibido la justificación o absolución de la culpa, por lo que ahora son libres del poder del pecado y solo deben vivir para Dios.

      Finalmente, el apóstol va a hacer uso de su autoridad apostólica utilizando tres verbos en imperativo para persuadirlos de que no reine más el pecado en sus cuerpos mortales para obedecerlo en sus concupiscencias, así como a no volver a su situación de esclavos del pecado. Los exhorta a ofrecer sus miembros como instrumentos de justicia en la gran batalla que se libra en el interior de cada uno, de tal modo que sus miembros obren la justicia.

      Esto es perfectamente posible porque ya no están bajo ley, sino bajo gracia.

      Conclusiones

      En el trasfondo de las consecuencias que el pecado trajo para la raza humana y el remedio provisto de la vida por medio de Jesucristo, es inaudita la posición de los oyentes de Pablo al querer permanecer en el pecado para que la gracia sobreabunde.

      Lo que ellos están propugnando es una gracia barata, una gracia que se complace en la desobediencia, una gracia consecuente con el pecado, una gracia solo de forma, que no opera al nivel de las intenciones del corazón humano para transformarlo, una gracia que entra en complicidad con el pecado. Esa no es la gracia que Pablo predica, sino la gracia como el poder que transforma, que es activa, que es capaz de crear una nueva criatura, con nuevas intenciones, nuevas actitudes, nuevo modo de pensar y de obrar.

      Esta misma verdad es presentada por Pablo al dirigirse a los Colosenses usando la analogía de la circuncisión: “En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión hecha sin mano, al despojaros del cuerpo de los pecados, mediante la circuncisión hecha por Cristo. Sepultados con él en el bautismo, fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo levantó de los muertos” (2,11-12). Esto significa que la iglesia ha escapado del modo de existencia de pecado.

      Al considerar la importancia que Pablo le atribuye a la experiencia del bautismo como símbolo de la muerte y la resurrección con Cristo, cuán cuidadosos deberíamos ser hoy en día cuando preparamos a un catecúmeno para su unión con Cristo a través de la experiencia del bautismo, concientizándolo para que su bautismo sea en verdad un testimonio público de fe, en el que declare su muerte al viejo hombre de pecado y su resurrección a una nueva vida.

      Este nuevo hombre ahora es libre, pues ha sido libertado de la esclavitud del pecado y de su esclavizador, el mismo Satanás. Esta condición de esclavos estaba presente en la mente de todo judío, por ello cuando Jesús declaró: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, ellos de inmediato contestaron: “... jamás hemos sido esclavos de nadie” (Jn 8,32-33), lo cual era una gran mentira, ya que no solo seguían siendo esclavos de Roma, sino que aún permanecían esclavos del pecado. A esto se refirió Jesús cuando les dijo: “… todo el que comete pecado esclavo es del pecado” (8,34).

      Es como si Pablo les hubiese dicho al comienzo de su prólogo que él mismo era esclavo, pero de Cristo (1,1).

      Si