Название | XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano |
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Автор произведения | Carlos Olivares |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877650525 |
Es en este contexto que Pablo va a formular las declaraciones de los capítulos 6-8, y en este caso específico de 6,1-14.
Planteo de la pregunta (versículo 1)
En el versículo 1, Pablo reintroduce el diálogo con los oyentes judíos y gentiles con la pregunta: ¿qué pues diremos? Es una declaración que se repite siete veces en la Epístola a los Romanos (3,5; 4,1; 6,1; 7,7; 8,31; 9,14; 9,30), como una frase propia del apóstol, cuando lo que tiene que decir es controversial y se requiere corregir una mala interpretación. Además, esta expresión propia de Pablo es usada para servir de nexo entre el pasaje precedente y lo que viene a continuación. Según J. Dunn, la pregunta misma no indica la introducción de una digresión.3
La pregunta de Pablo resulta ser una ironía: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”. Toma de esta manera la forma de pensar de sus oyentes. El verbo ἐπιμένωμεν básicamente significa “permanecer”, “quedar” (1 Co 16,8; Flp 1,24). También significa “perseverar” (Rom 11,23; Col 1,23). El verbo, para Dunn, tiene una alusión de obstinada determinación, la fuerza de “permanecer en la esfera de” como en 11,22. En el contexto inmediato, la frase es más equivalente a “dejar que el pecado se enseñoree de nosotros” (6,14).
En Romanos, el término ἁμαρτία, “pecado”, como sustantivo, se repite veinte veces, ocho de las cuales están en el capítulo 6. Para Pablo, ἁμαρτία significa “fracaso”, “errar en el blanco”, por lo que permanecer en el pecado significaría continuar fracasando, seguir errando en el blanco. Esto es lo que irónicamente Pablo les está diciendo: ¿Perseveraremos fracasando, errando el blanco, para que la gracia abunde?
Los versículos donde ocurre ἁμαρτία en el capítulo 6 son los siguientes: 1-2, 6-7, 10-14, 16-18, 20, 22-23. Todo esto es visto aquí para ser entendido como una personificación del pecado, un actor en la escena de la historia humana, la característica que podría enlazar aun a los cristianos como resultado de la influencia adámica.4
Es en este trasfondo que Pablo va a volver a mencionar el término χάρις “gracia”, que Pablo utiliza unas cien veces en sus epístolas. El significado en los escritos de Pablo se refiere al abundante amor salvador de Dios para los pecadores según se revela en Jesucristo. No comprende solo la misericordia y la buena voluntad de Dios para perdonar, sino que es un poder activo, vigorizante y transformador para salvar.5 En otras palabras, llega a ser el don o el regalo inmerecido que Dios otorga al pecador arrepentido, no solo para perdonarlo, sino para restaurarlo.
La gracia en este contexto puede ser dada (12,3), todo lo abarca (5,20), enseña (Tt 2,1-12), afirma el corazón (Hb 13,9). En algunos casos, “gracia” parece casi equivaler a evangelio (Col 1,6), y en general, a la obra que Dios ejerce.6
En el capítulo 5, Pablo ha dicho que la gracia abundó por Jesucristo. También ha dicho que cuando el pecado abundó (por la introducción de la ley), “sobreabundó la gracia” (v. 20), “para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo” (v. 21).
Por tanto, si la gracia es un poder activo, vigorizante y transformador, es imposible que esta gracia “sobreabunde”, “se extienda”, cuando más se persista o persevere en el pecado, como estaban argumentando sus interlocutores.
Los creyentes han muerto al pecado (versículo 2)
La respuesta que Pablo va a dar a semejante distorsión de la verdad es contundente, y por el énfasis de esta, el apóstol responderá que la gracia es un poder activo y no pasivo, y que el falso argumento desdice la manera como opera la gracia de Dios en la vida del cristiano que ha muerto al pecado. La respuesta es la que aparece en el versículo 2: μὴ γένοιτο “en ninguna manera”, “jamás llegue a suceder”, “jamás acontezca”, “que nunca suceda eso”. Jamás suceda. Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo aún viviremos en él?
La fórmula μὴ γένοιτο se encuentra mayormente en los escritos de Pablo (catorce veces, diez en Romanos: 3,4.6.31; 6,2.15; 7,7.13; 9,14; 11,1.11; 1 Co 6,15; Ga 2,17; 3,21; 6,14). Puede negar fuertemente algo sugerido, y Pablo la usa así unas doce veces.
Según el Comentario Bíblico Adventista, μὴ γένοιτο literalmente significa ‘no acontezca’ y siempre la usa Pablo para expresar un pensamiento de profunda repugnancia. La expresión hebrea correspondiente es
El argumento de Pablo, según el Comentario Bíblico Adventista, es que vivir en pecado no armoniza con haber muerto una vez a él.7 El tiempo, según Dunn, es exhortativamente enfático para decirles a sus oyentes que alguna cosa decisiva ha ocurrido en ellos.
La pregunta “¿cómo viviremos aún en él?” tiene que ver con vivir aún en el pecado. Para ello, Pablo usa el verbo ζήσομεν, que es un futuro indicativo activo, que por el tiempo y la voz puede indicar querer seguir viviendo en el pecado aun en el futuro. También es utilizado por Pablo al dirigirse a los corintios en su segunda carta (13,4), para recordarles que Cristo “aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios”. Pues también nosotros somos débiles en él, pero ζήσομεν “viviremos” con él por el poder de Dios. Y en Hebreos (12,9), para hablar de la disciplina y la obediencia a los padres, Pablo pregunta: “Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus y viviremos” (ζήσομεν).
El contraste, por tanto, que Pablo discute aquí y es el que propone Dunn, es el tema de la muerte al pecado y la vida bajo la gracia, el cual está documentado por el uso del lenguaje bautismal en los versículos 3-4; pero también por diferentes elaboraciones del tema de la muerte y de la vida en los versículos 5-6.8
¿Cómo los creyentes han muerto al pecado? (versículos 3-5)
Lo que Pablo discute en esta sección es la manera en que los creyentes sinceros han muerto al pecado. Pablo trae a colación la experiencia del bautismo como el acontecimiento que marcó la muerte del creyente con Cristo, experiencia que debería haberlos conducido a una nueva vida por la experiencia que Cristo pasó de la resurrección de entre los muertos. La pregunta es esta: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, en la muerte de él hemos sido bautizados?”.
El verbo principal ἐβαπτίσθημεν está en aoristo pasivo como en 1 Corintios 10,2, y se refiere a lo que les sucedió a los israelitas con Moisés, como resultado de haber estado bajo la nube y de haber cruzado las aguas del mar Rojo. Los israelitas fueron colocados en una relación íntima con sus dirigentes, pues el contexto dice que “creyeron a Jehová y a Moisés su siervo” (Ex 14,31).
Este verbo también está en correspondencia con Hechos 2,41 y 19,5 donde se hace alusión a todos los que fueron bautizados en ocasión del Pentecostés, cuando había “extranjeros de Roma, tanto judíos como prosélitos” (Hch 2,10).
Para el Exegetical Dictionary of the New Testament, el mandamiento concerniente al bautismo en Romanos 6,3 incluye cuatro factores: (a) el bautismo une a quienes están bautizados con la muerte de Cristo, (b) el bautismo hace que los bautizados lo estén en el sacrificio de Cristo, (c) el bautismo completa el cambio decisivo en la nueva vida, y (d) el bautismo presenta al creyente como la nueva creación (2 Co 5,17).9
David F. Wright comenta acerca de la respuesta que Pablo dio a sus oyentes: “¿Continuaremos en el pecado para que la gracia sobreabunde?” (Rom 6,1). Para Wright, es extraordinario que Pablo haya citado el significado de la experiencia bautismal (vv. 2-4), siendo que el lenguaje del Nuevo Testamento es