Название | XII Simposio Bíblico Teológico Sudamericano |
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Автор произведения | Carlos Olivares |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877650525 |
12 Ibíd., 111.
13 Ibíd., 504.
14 Para una discusión informada sobre las demandas y desafíos del evangelio, véase Richard Stearns, The Hole in Our Gospel (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2009).
15 Parte del contenido de esta parte fue adaptado de Kuhn, Transformação Radical, 72-75.
16 Roelf S. Kuitse, “Holy Spirit: Source of Messianic Mission”, en The Transfiguration of Mission: Biblical, Theological and Historical Foundations, ed. Wilbert R. Shenk (Scottsdale, PA: Herald Press, 1993), 120.
17 Jesús dijo en Lucas 14,13-14: “Y dijo también al que le había convidado: ‘Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu recompensa. Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos’”.
18 Comité para la Evangelización Global de Lausanne (LCWE por sus siglas en inglés), Christian Witness to the Urban Poor, Lausanne Occasional Papers No. 22 (Wheaton, IL: Lausanne Committee for World Evangelization, 1980), 11. La declaración del LCWE describe la iglesia cristiana primitiva así: “La iglesia del Nuevo Testamento buscó vivir bajo la guía del Espíritu Santo para continuar con una manera de actuar consistente con los valores del Reino de Dios hacia las posesiones materiales. El servicio a Dios y el compartir la vida en hermandad tomaron prioridad por encima de todo. La seguridad de la iglesia estaba cimentada en la provisión de Dios a través de su pueblo y toda propiedad estaba a disposición de la comunidad. Se abolieron las distinciones sociales y juntos superaron la pobreza”.
19 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,16).
20 Bryant Myers, Walking with the Poor: Principles and Practices of Transformational Development (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2011).
21 Norman E. Thomas, “The Church at Antioch: Crossing Racial, Cultural, and Class Barriers”, en Mission in Acts: Ancient Narratives in Contemporary Context, ed. Robert L. Gallager y Paul Hertig (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2004), 151.
22 Stearns, The Hole in Our Gospel, 187. Stearn escribe: “Si en la Iglesia estamos verdaderamente dedicados a la Gran Comisión, primero tendremos que hacer algo con respecto a la ‘Gran Omisión’. Nunca demostraremos el amor de Cristo al mundo, si no lo demostramos primero a la Iglesia, en toda la Iglesia, y eso incluye a aquellos que luchan por sobrevivir” (ibíd.). Véase también Cortez, “The Mission-Charity Dilemma”, 163-164.
23 Véase Levítico 19,18: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”.
24 Para un buen artículo sobre la misión a través de programas de microfinanzas, véase Megan C. Boucher, “Ten Talents: The Role of Church-based Programs in the Microfinance Industry”, Missiology: An International Review 40, n.º 2 (abril de 2012): 167-179.
“Saludad a Rufo” (Rom 16,13): ¿Se puede afirmar que el Rufo de Romanos es el mismo Rufo que aparece en Marcos 15,21?
Carlos Olivares
Introducción
En Romanos 16, Pablo envía saludos a algunos miembros de la comunidad cristiana de Roma, identificándolos por nombre (Rom 16,3-16). Uno de ellos es Rufo (16,13), a quien a veces se relaciona tentativamente con el hijo de Simón de Cirene mencionado en el Evangelio de Marcos (Mc 15,21).1
Si bien ni Pablo ni Marcos expresan explícitamente tal vínculo, los proponentes de esta posible correspondencia postulan al menos dos argumentos en el que asientan esta interpretación. El primero fusiona la audiencia de Marcos y Romanos en un mismo grupo emplazado en Roma. El segundo concentra la identidad de ambos Rufos en un solo individuo, ubicándolos de igual forma en la misma ciudad.2
El propósito de este trabajo es analizar estas dos premisas, estableciendo sus presuposiciones interpretativas y criticándolas a la luz de la evidencia literaria y epigráfica del siglo i d. C.
Lo anterior significa que en este ensayo el énfasis es literario e histórico. Por lo tanto, no se hace alusión al debate académico actual sobre la originalidad paulina o literaria de Romanos 16,3 sino que se presupone de antemano que la porción de Romanos 16,3-16, en donde Rufo es mencionado (Rom 16,13), fue escrita por Pablo y que el capítulo era parte original del cuerpo de la carta.4 A partir del punto anterior, se asume además que los personajes citados por él en Romanos 16, entre ellos Rufo, pertenecían a la comunidad eclesial cristiana de Roma, los cuales eran conocidos por Pablo.5
Audiencia idéntica... ¿a los romanos?
A fin de unir el Rufo de Marcos y de Romanos en una sola persona, se conjetura una audiencia geográfica similar para ambos. Sin embargo, existe un problema con este planteamiento. El principal es que, a diferencia de Pablo, quien abiertamente señala que los destinatarios de su carta son los miembros de la comunidad eclesial de la capital del Imperio (Rom 1,7.15), Marcos no dice nada.
Con el objetivo de llenar este vacío, se han propuesto diversos lugares desde el cual Marcos habría compuesto su escrito, y en base a esto, postular los lectores/oyentes que este tuvo en mente.6 El más popular de todos es Roma y la comunidad cristiana existente en ella.7 Se deduce que esto explicaría la mención súbita que Marcos hace de Rufo, al identificar a Simón de Cirene (Mc 15,21). De este modo, si Rufo era conocido por los creyentes romanos, se especula que este sería el mismo personaje citado por Pablo en su epístola (Rom 16,13).8
Teniendo como meta resolver esta cuestión, se examina críticamente tanto la evidencia externa como la interna usada para establecer la audiencia del Evangelio de Marcos en Roma.
Evidencia externa: ¿Roma o los territorios de Roma?
Para apoyar que Marcos fue escrito en Roma, se cita fundamentalmente a Clemente de Alejandría (s. ii-iii d. C.). Este sostiene, en un testimonio preservado por Eusebio, que cuando Pedro predicó en Roma, los que oían le pidieron a Marcos que pusiera por escrito las palabras de Pedro, demanda a la que Marcos accedió.9 En base a este trasfondo, se cree que Marcos habría adaptado el mensaje al entorno sociocultural en el que residía. Pero a pesar de la lógica de esta premisa, Clemente no dice expresamente eso, y transforma el razonamiento en una lectura teórica.
Ireneo (s. ii d. C.), por su parte, informa a sus lectores algo similar e indica que Marcos fue el autor del Evangelio.10 Pero a diferencia de Clemente,11 Ireneo omite el lugar donde este fue escrito.12 Esta oposición testimonial señala que fuentes fechadas en torno al siglo ii no concuerdan acerca del contexto geográfico en el que el Evangelio fue compuesto.
Para soslayar esta omisión, la información anterior se complementa con los llamados prólogos antimarcionistas, fechados entre los siglos ii