Название | El patriarcado no existe más |
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Автор произведения | Roxana Kreimer |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789505567867 |
En el capítulo XV, ya estaremos en condiciones de establecer si vivimos o no en un patriarcado. Al haber propuesto hipótesis falsables derivadas de este concepto abstracto, tales como “Hay una brecha salarial que expresa desigual paga por el mismo trabajo o discriminación en contra de las mujeres” o “Las mujeres son discriminadas y por tanto no pueden acceder a cargos jerárquicos” o “Las mujeres son las principales víctimas de la violencia y se las asesina por ser mujeres”, entre otras, y haber mostrado mediante argumentos y estudios científicos que no están respaldadas por la evidencia, concluiremos que no vivimos en un sistema que estructuralmente oprima a la mujer. Definiremos el concepto de patriarcado y destacaremos algunos de sus hitos en la historia de Occidente, examinaremos en detalle la legislación argentina y algunos rasgos del patriarcado actual en los países musulmanes, donde, a diferencia de los países occidentales, la mujer no alcanzó la igualdad jurídica y padece desventajas de todo tipo.
Sostener que en Occidente ya no vivimos en un patriarcado no significa afirmar que el sexismo y las desventajas de género no existen más, sino que son padecidos tanto por las mujeres como por los hombres, y que su presencia no implica la dominación generalizada de un sexo sobre otro. Cualquier estudio riguroso de los datos muestra que a las mujeres no nos va peor en todo, y que un verdadero movimiento por la igualdad debe considerar también los problemas específicos de los varones.
A la corrección política y a las expresiones autoritarias del feminismo hegemónico estará dedicado el capítulo XVI. Se definirá qué es exactamente la corrección política, en qué contexto surgió el término y en qué sentido puede ser fértil para caracterizar algunos problemas vinculados con la libertad de expresión. Un caso de particular interés es el del humor, porque en un escenario de extremada corrección política peligra su continuidad, de modo que analizaremos los marcos éticos y cognitivos en los que podría ser interpretado un chiste cualquiera y, en particular, los que están vinculados con el feminismo. Dos vertientes feministas afectaron y buscan afectar libertades garantizadas por las constituciones modernas: el feminismo radical y su pretensión de prohibir el porno, y el feminismo abolicionista y su pretensión de prohibir el trabajo sexual. En el capítulo XVI también daré cuenta del debate entre el feminismo liberal y el radical en torno a la pornografía, y mostraré cómo, al igual que todos los temas examinados en los capítulos anteriores, el feminismo hegemónico –en este caso el radical– no basa sus postulados en evidencias empíricas y, cuando pretende hacerlo, son cuestionables.
Lamentablemente, no existen muchos trabajos académicos en español en los que se cuestione al feminismo hegemónico. La disidencia en los países angloparlantes está representada en el ámbito académico y cultural por una considerable cantidad de investigadores en psicología, neurociencias, historia y antropología de perspectiva evolucionista, y en español el debate se desenvuelve fundamentalmente en redes sociales, que a menudo ofrecen muy buena información original, además de síntesis de los debates que tienen lugar en los países anglosajones.
Es recomendable seguir el orden de lectura propuesto por la sucesión de capítulos, fundamentalmente porque la primera parte, en la que se desarrolla un marco biológico para las problemáticas de género, permite comprender más acabadamente la segunda. No obstante, la lectura puede ser más azarosa porque las temáticas son diversas y los capítulos, autónomos entre sí.
El feminismo está de moda y buena parte de la prensa está dominada prácticamente por una sola visión del feminismo. Sin embargo, en todo el mundo el feminismo disidente y, en términos generales, personas que no se llamarían a sí mismas feministas, pero que abogan por los derechos de hombres y mujeres, desarrollan una intensa tarea de producción y divulgación de conocimiento basado en la evidencia científica. En su tesis de doctorado, Ana León Mejía define al feminismo disidente como un movimiento que muestra su desacuerdo con el feminismo por diversas razones, entre las que cabe destacar que muchas de sus investigaciones carecen de rigor científico, tienen deficiencias de calidad que se trasladan a los departamentos de estudios de la mujer de las universidades, cuyos contenidos están limitados por la censura de la corrección política, cultivan el victimismo y han creado un estado de alerta y crispación, extendiendo los conceptos de acoso y agresión sexual más allá del propio sentido común (León-Mejía, 2006).
Una precursora de este movimiento crítico del feminismo radical fue la argentina Esther Vilar, que en su libro El varón domado, publicado en 1971, cuestionó al feminismo radical que surgía por aquella época. Con posterioridad, el feminismo disidente se fortaleció con el pensamiento de Camille Paglia, Christina Hoff Sommers, Helen Pluckrose, Cathy Young, Daphne Patai, Susan Pinker, Janice Fiamengo, Karen Straughan y Belinda Brown, entre muchas otras. Destaco entre ellas a la investigadora que cité en el párrafo anterior, Ana León Mejía, que se doctoró en sociología en la Universidad de Barcelona con una tesis sobre feminismo disidente titulada “Una aproximación analítica al feminismo del género”. También el libro del filósofo del derecho español Pablo de Lora, titulado “Lo sexual es político (y jurídico)”. En las redes sociales, el masculinismo –un movimiento que aboga por los derechos del varón–, el feminismo disidente y los científicos que estudian desde una perspectiva evolucionista las relaciones entre los sexos logran que determinados temas se conviertan en tendencia. En Twitter este encuadre se refleja en cuentas como las de los psiquiatras Pablo Malo (@pitiklinov) y Paco Traver (@pacotraver), los abogados españoles José Luis Sariego (@joseluissariego), Yobana Carril (@CeltiusAbogados), Antonia Alba Ortega (@antoniaalbaorte), que en el sur de España pretendió ser humillada por funcionarias feministas que le otorgaron un “antipremio” y terminó dando una lección de derechos constitucionales (en YouTube, “Discurso valiente de Antonia Alba tras recibir de forma negativa el Premio Filoxera” [Alba, 2018]) y la criminóloga Paz Velasco de la Fuente (@CriminalmenteES). En redes sociales y en los medios han defendido garantías constitucionales en relación a estos temas los abogados argentinos Déborah Huczek, Rubén Famá, Patricia Anzoátegui, Francisco Oneto y Claudio Aiello, entre otros. También colaboran desde su lugar traductores como Juan Pablo Pardías, Anxo Dopico (@Carnaina), que traduce gran cantidad de artículos sobre estos temas del inglés al español y los divulga en su sitio Proyecto Karnayna, la periodista española Berta de Vega (@martinidemar), Cuca Casado, máster en Psicología Legal y Forense (@Sentisapiente) y la antropóloga Leyre Khyal (@LKhyal), entre muchísimos otros representantes de este movimiento. A esta lista habría que sumar las de las revistas online Disidentia (@Disidentia), de España, Areo (@areomagazine) y Quillette (@Quillette), editada en Australia por la psicóloga Claire Lehmann (@Clairlemon), además de las revistas académicas angloparlantes de científicos que trabajan el tema de las diferencias de sexo. En el último capítulo, el de las conclusiones, consignaremos cuentas de Twitter y canales de YouTube afines en general a las perspectivas propuestas en este libro.
Aunar fuerzas es una forma en que las personas pierden el miedo a pronunciarse públicamente sobre ciertos temas. Mientras escribo estas líneas observo que mis primeras participaciones para hablar sobre estos temas en medios audiovisuales de gran audiencia –los programas de televisión Terapia de noticias, Intratables, Incorrectas, conducido por Moria Casán, la entrevista de Luciana Vázquez en el canal de La Nación y la de Alfredo Leuco en Radio Mitre, entre otros–, en un mes alcanzaron en YouTube más de medio millón de vistas. El desencadenante había sido mi nota de opinión en el diario Clarín del 4 de enero de 2019, donde planteaba el quebrantamiento de garantías constitucionales por parte de muchas representantes del feminismo hegemónico y el clima de autoritarismo que se genera a partir de lo que no parece adecuado en términos de corrección política. El inusual eco que tuvieron estas participaciones es uno de los tantos indicativos de que un movimiento crítico está en marcha. Miles de varones jóvenes están siendo culpabilizados injustamente por el mero hecho de serlo. Se los considera corresponsables de los crímenes de una ínfima minoría, de fenómenos que sólo están basados en malas estadísticas, de una seducción torpe y de interpretaciones distorsionadas a partir del cuestionable concepto de patriarcado. Son los que encuentran en el psicólogo canadiense Jordan Peterson alguien que los representa frente a un feminismo que ha devenido corporativo y reacio a la proclamación de la igualdad cuando el sujeto