Название | ARN, The Forbidden Fruit |
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Автор произведения | Frank Pedreno |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788412444704 |
El ataque fue a la línea de flotación de Jimmy. Lo había acusado de cometer falacias científicas, había dejado al proyecto Darwin-Lamarck a la altura de la pseudociencia y lo había amenazado con graves consecuencias si continuaba por esa línea de pensamiento y además se había atrevido a decir que el origen de la mente del ser humano era divino y no material. Era evidente que el Dr. Bacon se había cansado de oír las sandeces de Jimmy.
Alisha empezó a sentir miedo y a preguntarse con quién había ido a trabajar y por qué había dejado tan alegremente el King´s College. Xavier no dejaba de mirar la cara de su padre y le sorprendía que después de recibir con estoicismo la reprimenda pública de su director, apenas había cambiado su semblante, seguía estando sonriente y relajado, y no comprendía por qué. Empezó a preocuparse.
Jimmy miró con detenimiento a la Dra. Damon y al Dr. Erans, así como a todos los demás profesores e investigadores principales de la primera fila. Las caras revelaban felicidad, brillaban sus ojos y los semblantes ya no mostraban ningún entrecejo fruncido, sino todo lo contrario. Pero lo que ninguno sospechaba era que el momento de los entrantes había acabado y que ahora vendrían el plato principal y los postres, y que, por lo especial del momento, en esta ocasión el champán también correría a cuenta de Jimmy.
–Dr. Bacon, antes de contestarle a la pregunta, si me lo permite, quisiera preguntarle si ha tenido la oportunidad de revisar los datos publicados hace tan solo una semana respecto al Genoma Humano, en particular los que hacen referencia al ADN basura de nuestros cromosomas.
–No, lo siento, el ADN basura de nuestros cromosomas, que como todos sabemos fue descrito a mediados de los años setenta del siglo pasado, nunca fue uno de mis temas de investigación y creo que seguirá siendo así durante mucho tiempo, no tengo por costumbre perder mi tiempo leyendo cosas relacionadas con la basura –saltó Bacon, sensiblemente molesto por el tono de Jimmy.
Las carcajadas ya no se disimularon, el rumor se extendió por las treintaicinco filas, que disfrutaban de la batalla.
–Entiendo, Dr. Bacon, pero, si no le importa, quisiera extender la misma pregunta a toda la audiencia, ¿alguien ha revisado los datos del ADN basura publicados a partir de la secuenciación de todo el genoma humano presente en nuestros cromosomas?
–Dr. Andersen, usted de verdad cree que si el Dr. Bacon, nuestro director, no pierde su tiempo en temas relacionados con la basura, ¿nosotros lo deberíamos perder?, ¿no sabe que para eso ya lo tenemos a usted? –fue el azote del MIT quien, relamiéndose, tomó la palabra.
La algarabía alcanzó niveles de feria de pueblo, los miembros de la Santísima Trinidad ya no ocultaban sus amplias sonrisas, y Alisha, en la última fila, quería morirse. Su cerebro estaba desbocado y solo hacía que preguntarse: «¿Cómo he sido capaz de mandar por tierra toda mi experiencia en el King´s College para cruzar el atlántico y venir a trabajar con el hazmerreír del MIT?» Ella quería ganar el premio Nobel de Medicina y así no lo conseguiría jamás. No sabía dónde ni como ponerse y Xavier, aunque conocía a su padre, por mucho que se esforzaba, no era capaz de ver por ninguna parte a Baco ni a sus bacantes. Jimmy se mordió el labio inferior, mascullando para sí mismo: «Vale, pues por ser unos mediocres os merecéis perecer ahogados en el mar de vuestra pestilente ignorancia, así que adelante, que salgan todos los aviones y suelten toda su mortífera carga».
Durante los siguientes veinte minutos expuso el tema de su presentación de forma clara y ordenada, como lo hacía en sus clases. La Santísima Trinidad fue completamente destruida y del resto de la primera fila de profesores e investigadores principales, apenas quedaba alguno que mostrase signos vitales. Al fondo, en la última fila del olimpo, la treintaicinco, un orgulloso y ahora sí satisfecho Xavier y una rebosante Alisha brillaban como la aurora boreal.
Esta vez fue la Dra. Damon quien tomó la palabra. Tanto el Dr. Bacon como el Dr. Erans mostraban una completa ausencia de fuerzas para seguir discutiendo sobre el tema, su derrota parecía absoluta. Ina, que hasta ahora se había mostrado reticente, cambió radicalmente el modo de dirigirse a quien, a partir de ese momento, volvió a ser su gran amigo. Como un buen sabueso, tenía hipertrofiado el sentido del olfato, y empezó a detectar la existencia de lo que podría ser un buen negocio. En esta ocasión, todas las neuronas de su bulbo olfativo se activaron al unísono, enviando a su avezada corteza cerebral grandes oleadas de información.
–Si hemos entendido bien, mi querido Jimmy, nos estás diciendo que hace una semana que se ha confirmado que el ADN basura de nuestros cromosomas está formado por nada menos que 2.940 millones de pares de bases, es decir cincuenta veces más que el ADN de los genes, vamos el ADN clásico, el que todos hemos estado enseñando a nuestros estudiantes desde hace más de cincuenta años en todas las universidades. Y que las diferencias en este ADN basura que existen entre nosotros y los chimpancés y los neandertales son del 6% y 4%, respectivamente. Es decir que nuestro ADN basura contiene nada menos que 180 y 120 millones de pares de bases diferentes que la de esas otras especies. ¿Es así, Jimmy? –y sin dejarle contestar prosiguió. –Pero también he entendido que, el ADN de todos nuestros genes contiene aproximadamente 60 millones de pares de bases, o sea que las diferencias en el ADN basura vendrían a representar 3 y 2 veces todo el ADN de nuestros genes, ¿es correcto?
–Bueno, apreciada Ina, yo te hacía más joven, pero si dices que hace cincuenta años que enseñas en la universidad, ¡no soy quién para contradecirte!
La parte estudiantil de la sala estalló en una carcajada, lo que hizo que Ina sonriera también, condescendiente. Jimmy no tenía el menor tacto para los chistes y siempre los hacía fuera de lugar.
–Exacto –prosiguió–, es así como tú dices, hay un universo de diferencias en términos de ADN basura entre las especies, y es ahí donde radica nuestro tremendo poder genético. Es el ADN basura lo que nos hace ser lo que somos y durante los próximos años vaticino que entenderemos perfectamente por qué somos como somos y será gracias a que descubriremos todos los secretos que esconde el ADN basura.
–De acuerdo, Jimmy, pero, por otra parte, –Ina continuó con sus dudas–, ¿sostienes que en el interior de nuestros cromosomas existe el ADN basura y que es el responsable de que en un tejido o en un órgano se exprese un determinado perfil de genes o que, por el contrario, otros estén apagados, o sea inhibidos, ¿es así?
»Y, por último, si me lo permites, mi gran amigo –Jimmy empezó a sospechar algo extraño, pero, aun así, le encantaba ser tratado con dulzura en esa sala, donde tantas veces había recibido el escarnio de la muchedumbre –¿puedo pedirte que nos aclares lo que creo que más nos está costando entender?, ¿dices que es posible que no todas las células de nuestro organismo tengan la misma cantidad de ADN y que en algunas haya más ADN que en otras? Comprenderás que desde que cursé mis estudios de medicina me ha acompañado el dogma que dice que todas las células de un organismo tienen siempre la misma cantidad y calidad de ADN. ¿Ahora nos estás diciendo que eso no es así?
»Y finalmente, perdón, –Ina parecía agobiada– ya sé que te dije que la anterior era mi última pregunta, pero por el tono de tu exposición, creo haber detectado que tienes resultados. ¿Por qué no nos hablas un poco de lo que has descubierto? A raíz de tu entusiasmo, una podría interpretar que están en la línea de lo que nos has explicado, ¿no es así? –dijo, casi sin respirar.
La sala quedó en un silencio parecido al que se guarda por la muerte de un ser querido. Para todos los asistentes, varios dogmas estaban a punto de caer en aquella batalla. No se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera las moscas, con sus molestos zumbidos, se atrevieron a profanar aquel sagrado instante y Jimmy se lo agradeció. No en vano, estaba viviendo uno de esos maravillosos y exclusivos momentos que muy de vez en cuando puede disfrutar un sencillo mortal a lo largo de su efímera vida, uno de esos momentos