Название | Feminismo para América Latina |
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Автор произведения | Katherine M. Marino |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786079946555 |
Este elitismo y la percepción de compartir una superioridad evolutiva eran de especial relevancia para las expectativas de Luisi de una alianza panamericana igualitaria con las mujeres de Estados Unidos. Sin embargo, sabía que sus homólogas estadounidenses, incluyendo a Catt, solían privilegiar un tipo de jerarquía racial que situaba a los países de América Latina en un plano inferior en cuanto a civilización, en aras de ser guiados por sus superiores hermanas angloamericanas. En un encuentro feminista celebrado en 1919 en Buenos Aires, en el que Luisi llamó “hermanas” a las mujeres estadounidenses, también amonestó a Catt y a Aletta Jacobs, una holandesa que era miembro de la IWSA, por haber obviado por completo a América Latina en su gira mundial sufragista. Catt había comprobado que había asociaciones sufragistas en todo el mundo, excepto en “Grecia, España, Turquía, la república negra de Liberia y todas las naciones sudamericanas”. “Reclamo una excepción para el Uruguay—expresó Luisi—, cuya asociación sufragista he fundado en 1916”, citando su pertenencia al ICW y a la IWSA. Lo que más le molestaba era que Catt había condenado a Uruguay y a toda América Latina a una categoría inferior que la de China, India, Egipto y otros países que, según Luisi, “consideramos mucho menos civilizados que los nuestros”.46
Estas tensiones llegaron a un punto álgido cuando Luisi asistió al encuentro de la IWSA en 1920, en Ginebra. Tal como ha señalado la historiadora Leila Rupp, en esta conferencia el sufragio se transformó en la línea divisoria entre quienes lo tenían y quienes no.47 Holanda y Luxemburgo, igual que Estados Unidos, acababan de aprobar el sufragio femenino.48 Mientras tanto, en Uruguay, a pesar de un amplio movimiento y del apoyo del presidente Brum, los partidos políticos conservadores habían obstaculizado la aprobación del proyecto de ley.49 Luisi y una representante del grupo feminista argentino de Alicia Moreau eran las únicas latinoamericanas en Ginebra; para ellas, como representantes de lo que la IWSA llamaba países no emancipados (donde las mujeres aún no tenían el voto), la distinción con las demás se dejó sentir de manera muy acusada.50
Luisi en particular se sintió ultrajada cuando una serie de miembros de la IWSA buscó disolver la organización internacional, argumentando que el sufragio ya se había conseguido en muchos lugares. Esto demostraba, según informó luego Luisi a la alianza, “¡el pequeño concepto en que el mundo feminista internacional tiene a los países latinos! En efecto, son éstos los únicos que con los países orientales mantienen a la mujer en un estado de inferioridad.” Paulina se transformó en una de las más vehementes opositoras a ese plan; sus intervenciones suscitaban “discusiones vivísimas y apasionadas”. A pesar de que algunas declararon, según testimonio de la propia Luisi, que “los países emancipados que ya nada tenían que hacer” habían “abandonando a los países más atrasados (latinos) a su suerte, por fin, no sin lucha, prevaleció el criterio de dejar subsistir la Alianza Internacional”.51
Luisi insistió en que, en lugar de desmantelar la organización, la IWSA debería entablar relaciones más sólidas con las mujeres y las organizaciones latinoamericanas, repitiendo la que fuera una de sus demandas más insistentes: que el Jus Suffragii, el boletín de la organización internacional, que entonces se publicaba en inglés y francés, se publicara también en español.52 También se ofreció a hacer de enlace oficial entre los grupos de mujeres de América Latina, a lo que la IWSA accedió.
Sin embargo, Luisi dejó la conferencia con una gran desilusión hacia Carrie Champan Catt, que la había presidido.53 Ya de regreso en Montevideo, informó a la Alianza Uruguaya que Catt se enfocaba demasiado en métodos estadounidenses y no dedicaba suficiente interés a América Latina. Luisi no había podido hablar con ella sobre la conferencia panamericana de mujeres que deseaban organizar, ni sobre ninguna otra cosa, ya que “la presidenta internacional Mrs. Chapman Catt sólo posee el idioma inglés”, un idioma que Luisi, hispanohablante y francófona, no hablaba.54
Al año siguiente, los temores de Luisi se vieron confirmados cuando se enteró de que la nueva organización estadounidense de Catt, la League of Women Voters [Liga de Mujeres Votantes] (LWV) estaba planeando una Conferencia Panamericana de Mujeres en Baltimore, sin consultarlo con Paulina ni ninguna de sus amistades argentinas, quienes desde 1919 venían instando a Catt a celebrar un evento de esas características. Luisi, que se enteró de la noticia por feministas argentinas y británicas, por una integrante estadounidense de la Women’s Auxiliary y por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, antes de recibir una invitación personal por parte de Catt, se indignó con ella por no habérselo comunicado ni haber buscado su consejo.55 Luisi le escribió expresándole su decepción por la tardanza en haber establecido contacto con ella y se disculpaba por no poder asistir. Ya había dejado su práctica médica en Montevideo durante mucho tiempo, por sus viajes a Europa, y tenía una conferencia médica en París unos meses después del encuentro en Baltimore. Además, escribió en español (el idioma en el que le escribía todas sus cartas a Catt): “No conozco el inglés. ¿Recuerda Ud. querida señora Catt que no pude conversar con Ud. en Ginebra?”56 Sin embargo, le comunicó que enviaría a una delegada a la conferencia, alguien de la alianza que sí hablara inglés.57
A pesar de que sus experiencias con Catt minaron su confianza en una organización feminista panamericana basada en la igualdad con Estados Unidos, también la llevaron a consolidar con más fuerza su determinación de alcanzar el liderazgo de Uruguay sobre cualquier otro grupo que pudiera surgir en la conferencia. Decidida a dejar su huella, y la de su país, en la conferencia, Luisi escribió el borrador de una propuesta para una organización feminista panamericana cuya representante, Celia Paladino de Vitale, entregaría en su nombre. Esta Asociación Panamericana de Mujeres “estrecharía los lazos que deben unir a las mujeres de nuestro continente” y lucharía por los derechos de la mujer. A pesar de que Luisi especificaba en su propuesta que la sede de la asociación deberían encontrarse en Estados Unidos, debido al elevado nivel de emancipación de las mujeres de ese país, también reafirmaba el liderazgo de América Latina en la asociación. El grupo estaría encabezado por una comisión compuesta por una delegada de cada país de América y, después de un primer encuentro en Estados Unidos, el resto tendría lugar en América Latina.58 Una vez recibido el apoyo unánime de la alianza, Luisi le explicó a Paladino que este grupo sería una extensión de la Women’s Auxiliary panamericana, pero significaría un aumento de su prestigio y su duración.59
Luisi intentaba contrarrestar de manera explícita el panamericanismo dirigido por Estados Unidos, el cual ella sabía que estaba motivado por intereses imperialistas, en particular su afán por lograr la dominación económica. De hecho, Catt le había comunicado a Alicia Moreau (buena amiga de Paulina que, al saber bien inglés, mantenía correspondencia con Catt con mayor frecuencia) que la conferencia había sido inaugurada por el alcalde de Baltimore y el gobernador de Maryland, que buscaban fortalecer el comercio con América Latina por el puerto de esa ciudad. Para organizarla, habían contactado con la LWV de Baltimore, oportunidad que el Departamento de Estado aprovechó para coordinar esfuerzos con esta organización, así como con la Unión Panamericana y con embajadores y encargados de negocios de diversos países latinoamericanos que estaban en la lista de delegados.60 La LWV tenía sus propios