Feminismo para América Latina. Katherine M. Marino

Читать онлайн.
Название Feminismo para América Latina
Автор произведения Katherine M. Marino
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9786079946555



Скачать книгу

conflicto persistente se daba alrededor de quién tenía autoridad para hablar y establecer un programa. Debido a que la agenda de la Conferencia de Baltimore no había establecido un tiempo para considerar las iniciativas de las mujeres latinoamericanas, un grupo de feministas hispanohablantes encabezadas por Paladino se organizó de manera independiente como forma de protesta. Como se dijo en un artículo del Sun de Baltimore, las mujeres que habían asistido sentían que tenían un tiempo demasiado limitado para tratar los problemas que habían ido a discutir a Estados Unidos. Exigían que la conferencia se extendiera varios días, en los que el español debería ser la lengua oficial.94

      Durante esta prolongación de la conferencia en español, Paladino presentó la propuesta de Luisi para una Asociación Panamericana de Mujeres. Ante un público de 1 500 personas, aseguró que esta organización iba a “estrechar los lazos que deben unir a las mujeres de nuestro continente” y a promover los derechos políticos, civiles y sociales de la mujer.95 Paladino apuntó que, a pesar de que las estadounidenses podían ayudar a encabezar la organización, ésta no sería dirigida por ningún poder ilimitado de Estados Unidos. “Los alarmistas nos dicen que, al entrar en asociación con vosotros, seríamos de hecho absorbidas inmediatamente y que Uds. ejercerían su hegemonía sobre nosotras”, reconoció y agregó: “Pero no creo en eso.”96 Por el contrario, propugnó por un nuevo panamericanismo, citando la Solidaridad americana de Brum, cuyas palabras sirvieron como reprimenda a las mujeres estadounidenses que dominaban la conferencia y como recordatorio de que su país era un líder panamericano: “El panamericanismo implica la igualdad de todas las soberanías, sean ellas grandes o pequeñas, la seguridad de que ningún país intentará amenguar las de otros y de que han de serles reintegradas a las que las tuvieren disminuidas. Es, en resumen, exponente de un alto sentimiento de confraternidad y de una justa aspiración de engrandecimiento material y moral de todos los pueblos de América.”97

      “Nosotras esperamos —añadió Paladino— que este paso redundará en beneficio de nuestras mujeres y que consolidará la Pax Americana de los pueblos de habla inglesa y española [...] una paz que anhelamos sea permanente para las épocas venideras.”98 La propuesta de Paladino fue aceptada por unanimidad, con lo que se creó la Pan American Association for the Advancement of Women [Asociación Panamericana para el Progreso de las Mujeres] (paaaw).

      A pesar de que las palabras de Paladino contenían una seria advertencia contra la hegemonía de Estados Unidos, no apareció ningún reconocimiento de su discurso o su liderazgo en la prensa de ese país ni en los informes de la LWV, que subrayaban el liderazgo de Catt y Lutz en este nuevo grupo. La liga informó que, a pesar de que la sugerencia venía de Uruguay, el entusiasmo provenía del encuentro de Baltimore y de la supervisión de la organización realizada por Catt, cuya madura orientación y sabias dotes de estadista habían sido fundamentales para el encuentro.99 Bertha Lutz en seguida fue nombrada presidenta del comité organizador y, junto con Catt, estableció las prioridades del nuevo grupo: derechos de la mujer, paz y mejoramiento de la mujer y la infancia. Catt sería nombrada presidenta y Lutz, vicepresidenta para Sudamérica. Asignaron a Paulina Luisi el papel nominal de vicepresidenta honoraria.100

      Durante la conferencia, la franca simpatía de Bertha Lutz hacia la LWV y su dominio del inglés la distinguieron entre las demás delegadas latinoamericanas, lo que le otorgó más margen para su plataforma. La LWV promovió a Lutz, facilitándole conexiones con la prensa, que le rindió un homenaje especial por su juventud y belleza, y la consideró la feminista más progresista de América Latina.101 Cuando John Barrett, el anterior director de la Unión Panamericana, hizo un comentario sobre su creciente fama, alabó su semejanza con los estereotipos femeninos estadounidenses y comentó que, por su figura, su vestimenta y su personalidad, podría pasar fácilmente por una destacada estudiante universitaria o una joven y alegre flapper.102

      Esta atención por parte de la prensa y la fuerza de su propia personalidad acrecentaron la enorme impresión que causó Lutz en el público estadounidense en general. Representantes de más de 50 organizaciones de Estados Unidos, incluyendo varias ramas estatales de la American Association of University Women [Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias] (aauw) y la National Federation of Business and Professional Women [Federación Estadounidense de Mujeres Profesionales y Empresarias] (nfbpwc), junto con una gran cantidad de los intelectuales y políticos más prominentes del país, dirigieron a Lutz preguntas y elogios durante y después de la conferencia. Florence Kelley, una de las reformistas más influyentes de la época, la invitó a cenar a Nueva York; Grace Abbot, de la Children’s Bureau [Oficina de la Infancia], procuró una reunión con ella en Washington;103 Jane Addams la invitó a Hull House, en Chicago, donde la homenajeó con un almuerzo especial; W. E. B. Du Bois le envió una nota personal para invitarla a reunirse con él y le preguntó por un candidato presidencial brasileño afrodescendiente. El ex presidente Woodrow Wilson le transmitió su respeto personal y su profundo interés en todo aquello que afectara el bienestar y la felicidad de las mujeres y de todo el pueblo de Brasil.104 La fama de Lutz creció cuando la LWV patrocinó el viaje de tres meses que realizó por Estados Unidos después de la conferencia, durante el cual Bertha anunció el éxito de la reunión de Baltimore y consideró que Estados Unidos era el “maestro de América entera”.105 En un encuentro en la sede de la nfbpwc en California, dijo que H. G. Wells había olvidado algo al escribir sobre sus esperanzas por una Unión Panamericana: las mujeres; añadió que ellas eran “la nueva fuerza en la historia universal”.106 Lutz creía que la LWV era esta nueva fuerza y la consideraba como un nuevo factor en el corazón de América, especialmente de América Latina.107

      FEMINISMO IMPERIAL PANAMERICANO

      La PAAAW, surgida durante la Conferencia de Baltimore en 1922, se transformó en una nueva fuerza. Como la primera organización panamericana en exigir derechos para las mujeres, presentó y reunió a una gran cantidad de líderes de América, lo que llevó a constituir un aparato institucional crítico para el posterior florecimiento del movimiento. Diversas delegadas latinoamericanas que asistieron a la Conferencia de Baltimore en 1922 (de Panamá, Chile, Costa Rica, México y otros países) lanzaron nuevas organizaciones feministas afiliadas a la asociación matriz al regresar a sus países.108

      Sin embargo, Bertha Lutz y Carrie Chapman Catt fracasaron en sus intentos de establecer lazos fuertes entre las feministas latinoamericanas. La convicción de Lutz del excepcionalismo de Brasil y Estados Unidos le impidió comunicarse con sus homólogas. En 1923, la feminista mexicana Elena Torres, nombrada vicepresidenta para Norteamérica del nuevo grupo, le escribió a Lutz una larga carta llena de esperanza por la asociación. Torres fue anfitriona de una conferencia panamericana en México que reunió a cientos de participantes, quienes exigían el voto y una organización continental de mujeres.109 Le explicó a Lutz que ella y otras mujeres que habían asistido a Baltimore “somos coscientes [sic] de la responsabilidad que hemos contraído para el movimiento feminista de América”.110 Torres urgió a Lutz para que le escribiera con asiduidad. Pero Lutz no respondió ni tampoco contactó a ninguna otra feminista hispanohablante. Torres volvió a escribirle justo un año más tarde. Lutz le contestó de manera escueta, animándola sin mucho entusiasmo.111 Lutz tenía más interés en impulsar el feminismo en Brasil y en fortalecer sus propias afinidades con el ICW y la IWSA en Europa que en cultivar conexiones con feministas hispanohablantes, a quienes consideraba racial y culturalmente inferiores. Como contrapartida, muchas feministas hispanohablantes pronto se sintieron desilusionadas con su liderazgo y el de Catt. Su decepción alcanzó un punto álgido en 1923, cuando, después de haber viajado por América Latina, Catt publicó una serie de opiniones denigrantes sobre el feminismo latinoamericano.

      Después de la Conferencia de Baltimore, Catt inició un viaje de varios meses por Latinoamérica, en el que visitó Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú y Panamá para conocer la situación de las mujeres y apoyar a la asociación panamericana. La primera parada de Catt fue Brasil, donde junto con Lutz ayudó a lanzar la Federação Brasileira pelo Progresso Feminino [Federación Brasileña por el Progreso Femenino], que habría de