Название | 180 días en Siria |
---|---|
Автор произведения | Fabricio Pitbladdo |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878715216 |
—Todavía no estás lista para saberlo, Farah, perdóname, una vez más —explica pacientemente la voz a Farah . —Este labor, para que salga bien, tiene que ser extremadamente meticuloso y protocolar, sé que te sientes lista y preparada, pero ignoras que estás constantemente a un paso de la locura, solo alguien que te mira desde afuera y que sabe cómo mirar, notaría que un paso es lo que te separa del desquicio —concluye la voz aparentemente de unos 13 años.
—Bueno, ya entendí... no me lo repitas más, a todo esto... ¿Cómo te llamas? —pregunta Farah resignada pero interesada en el muchacho.
—William es mi nombre. ¿No te lo dije todavía? Qué raro...
—¡William! ¡Qué hermoso nombre que tienes! Y no, no me lo habías dicho. ¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó Farah un poco decepcionada...—Ella pensaba que ya tenían confianza.
—Es que me da pena, siempre he sido una persona tímida... si lo era en vida, imagínate ahora en muerte. ¡EY! —exclama William—. Igualmente tú no me lo preguntaste, ¿o sí? —respondió William riendo.
—¿Eres tímido y por momentos bromista? ¿Qué más eres? —pregunta riendo Farah—. Pero en esta tengo que darte la razón... no te lo pregunté, no sé por qué no lo hice, supongo que me metí demasiado en la conversación que olvidé preguntarte tu nombre, perdóname —concluyó.
Ríe William.
—Los nombres no son necesarios o como mínimo son detalles menores... piensa en todos los ángeles que deben existir y prácticamente no sabemos los nombres de ninguno y a pesar de eso siguen siendo uno más majestuoso que el otro. —Se para de hablar y recuerda lo que dijo Farah—. ¡Ey! Y no me digas "tímido y poco bromista", nadie es perfecto y todos tenemos algo malo dentro nuestro.
—Bueno, perdona... y que conste que para mí los nombres importan. Ahora que tenemos más confianza, ¿puedo llamarte Will? —pregunta Farah.
—¡Pero por supuesto! —dijo William.
—Entonces, Will, creo que todavía no te lo pregunté, pero ¿cómo sabes mi nombre? No recuerdo habértelo dicho... ¿o sí? ¡No me mientas!
—¿Por qué te mentiría, Farah? Y sí, me lo dijiste... igualmente siento como que si ya nos conociéramos de antes, es raro, no lo sé... quizás me enamoraste... por eso nuestra conexión ... ¡ya sabes todo lo que se dicen de esas cosas!
—¡Ay! ¿Cómo dices esas cosas? —dijo Farah sonrojándose—. No bromees con estas cosas, William.
—Y... uno nunca sabe. —William responde riéndose y burlándose de Farah—. Además tenemos para rato acá juntos.
—Bueno, puede ser, pero ¿cómo voy a enamorarme si ni siquiera te conozco? —Farah se sonrojaba y miraba al cielo con un poco de vergüenza
—¡Es broma, Farah!... me gusta verte reír y sonrojarte.
—Bueno, está bien... y dime, ¿cuándo podré pasar al cielo, cielo? Por favor no me digas que "cuando esté lista", me explicaste detalladamente todo menos eso... —preguntó Farah.
—Es que esa es la única respuesta, tú todavía estás en el paso anterior, cuando estés lista pasarás al cielo, edén, nirvana, elíseo, paraíso... cada cultura lo llama de una manera distinta, pero al fin y al cabo todas se refieren más o menos a lo mismo —agrega Will—. No pienses en cosas que no necesitarás saber.
—¿Por qué se refieren todas "más o menos" a lo mismo? —insiste Farah con las preguntas que según William eran innecesarias—. ¿No son todos lo mismo?
—No exactamente... hay muchos cielos y realidades dentro de más realidades... es complicado de entender, ni yo lo entiendo del todo —insiste William—. No le des mayor importancia —replicó con un tono medio esquivo. Querida Farah... quizás no lo notaste todavía, ¿o sí?
—¿Qué debería notar? —preguntó Farah extrañada.
—Sube la cabeza y mira para arriba... ¿Qué ves? —dijo William riéndose.
—El cielo y las nubes... ¿Qué tienen? No logro entender.
—¡Exacto! El cielo y las nubes... ¿no te das cuenta? Tu realidad está dejando de ser vacía y aburrida, ya hay un cielo y nubes —exclama con felicidad Will.
—¡Ay, es cierto! ¡También ya hay pasto! ¿Cómo no lo noté?
Farah no podía creer lo que estaba frente a sus amarronados ojos, de vuelta lo estaba volviendo a ver. "¿Estoy viva de vuelta?", no podía dejar de preguntarse, era imposible ver un paisaje así, si era el cielo o no, ya no importaba nada, podía pasarse toda su eternidad para descubrir toda la belleza de ese lugar... Al oeste habían montañas con altos picos nevados, muy al oeste, tal vez cientos de kilómetros, jamás iba a saberlo ¿y qué importaba?, al este podía divisarse un playa, también muy lejana, hermosa de verdad, sus ruidos y siluetas de arena de asomaban para ser vistos por quien sea que quiera disfrutar de su blanca y limpia arena, te invitaba a volver a morir o a nacer en sus médanos, con la brisa como a puñados y el ruido del agua como el llanto de bebé que alguna vez fuiste. La joven con los ojos llorosos de la emoción, se agachó y agarró un trozo de pasto solo para arrancarlo de darle muerte, ¿para qué?, solo deseaba acercárselo a la cara e inhalar con toda la capacidad de sus pulmones... Tan solo ella quería volver a sentir ese hermoso olor a vida. Nunca según sus recuerdos, que volvían a ella como una lluvia que cae sobre una hoja en blanco, había tenido tantas ganas de oler algo, ella lo habría definido, solamente como algo hermoso e infinito, fue único. —Así que esto era estar viva —se decía Farah a sí misma. Ahora podía notar lo que significaba, en vida no le habría dado nunca importancia a tal majestuosidad que se abría entre sus ojos, sin más vueltas comenzó a correr, como si quisiera llegar a algún lado pero no apuntaba a nada, solo quería cansarse, agitarse, respirar todo ese aire una vez más. Había vuelto a sentir esa real felicidad, esa que no se disimula, que sin conocer a la persona, se nota real.
—¿Te gusta? —pregunta Will.
—Es hermoso ¡Mira este campo!, horizontes y horizontes de estos hermosos paisajes y todo para mí.
—Impresionante, ¿no? —pregunta William—. Y lo hiciste todo vos.
—¿En qué momento? No pensé en que quería esto.
Entre los pastizales, comienza a hacer memoria e intentar recordar si ella había pensado en ese paisaje, quizás era algún recuerdo de ella, algún lugar que visitó durante su vida y al pensarlo aunque sea por un instante, se plasmó el deseo en la realidad... o en teoría esto funcionaba así según la voz que se hacía llamar por William.
—No lo sé, solo tú lo sabes, quizás es algún lugar que visitaste en tu vida, un recuerdo o algún lugar que te hubiera gustado conocer, también simplemente algo que imaginaste de manera inconsciente, lo único que tienes que saber es que estás acá para descansar y encontrar la paz... disfrútalo.
Farah consideró seriamente lo que la jovial voz le estaba diciendo, cansada de correr prácticamente en círculos grandes, se tiró al pasto a descansar, su pecho se expandía en cada respiración, en cada onda de aire que entraba a su cuerpo, aire más puro que ese no podía existir, podía volver a sentir cómo el pasto le picaba la piel, cómo el sol le calentaba el cuerpo, puso sus brazos atrás de su cabeza y soltaba pequeñas risitas de a ratos... parecía una loca, pero no era más que una niña que se sentía viva una vez más.
—¿Ves? —pregunta William—. Si me escucharas más seguido, quizás las cosas te serían más fácil. ¿O no? —dice arrogantemente Will.
—Puede ser, puede ser...
Una clásica ventisca de playa se levanta, y aunque la playa estaba lejos, el viento había logrado llegar hasta ahí,