Название | 180 días en Siria |
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Автор произведения | Fabricio Pitbladdo |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878715216 |
—Lo prometo... Y ahora ya fuera de bromas. ¿Qué querías preguntarme?
—Bueno, primero que nada... ¿Cómo sabes que pensé eso?
—¿Qué? —preguntó La Voz medio confundido.
—Que llame a este lugar una Eternidad de silencio, de pura nada.
—¡Ah eso! Perdóname. —La Voz ríe tímidamente—. Es que memoria nunca fue mi segundo nombre y bueno, tiendo a olvidar detalles de ese tipo.
—Bueno... —Farah mira con los ojos hacia arriba ya medio cansada de las vueltas—. ¿Podrías decirme?
—Es entendible que estés confundida, todos cuando llegamos entendemos poco. —La Voz hablaba con un tono bastante calmo, como si fuera un maestro al que le apasiona enseñar—. Algunos más que otros, pero tú eres uno de los casos que entiende poco. ¡Pero no pasa nada! Todo a su tiempo, Farah, querida... bueno, primero, no lo pensaste, simplemente estuviste contando tu historia una y otra vez durante horas, y no, no soy ningún tipo de adivino ni tengo poderes místicos —suelta una risa media burlona—. Hablaste sola sin parar varias horas y por eso sé algunas cosas tuyas, como tu nombre, entre otras cosas, frases que crees que pensaste, pero en verdad dijiste ¡fuerte y claro!, pero no te preocupes que a todos les pasa, yo simplemente estuve escuchando para entender un poco y poder ayudarte... pero debo admitir que no será fácil, ya que tienes una historia complicada. ¡Pero suerte la tuya que me gustan los desafíos!
A Farah le tomó unos segundos procesar toda esa información e intentó hacer memoria para corroborar si lo dijo o no, o si simplemente lo pensó y este ser podía leer sus pensamientos, por más que se esforzara, no había caso, tenía todos sus recuerdos en blanco.
—¿Por qué no puedo recordarlo? Es raro...
—No sabría decirte, hasta que sales de las paredes en las que tú misma te encierras al comienzo, no empiezas a retener cosas nuevas... y sí es raro, no le des vueltas a un tema que ni yo entiendo.
—¡Ay! Qué vergüenza que hayas tenido que escuchar todo eso —dijo Farah sonrojada—. No quería que escucharas cosas así.
—No hay problema y no tienes que disculparte, Farah... Estoy aquí para ayudarte, esa es mi única misión en este momento y lugar. —La voz con un tono reconfortante se lo hizo saber—. De verdad, no sientas vergüenza y confía en mí todo lo posible.
—Bueno, está bien... ¿Puedo preguntarte otra cosa?
—Sí —exclamó el niño, del cual solo Farah conocía su tierna voz—. ¡Pregúntame lo que quieras!
—Hace un rato dijiste que tengo un poder y aún no se controlarlo... ¿De qué poder hablas?
—Ese poder que te digo es simplemente poder cumplir lo que quieras. Quizás poder está mal dicho, simplemente es que tu deseo sea plasmado, sin prejuicios ni cinismos, todo lo que quieras puede ser real acá, sin tiempos ni frenos, nunca más estarás atada a un reloj o a algún impedimento de cualquier índole ¿Podríamos llamarlo capacidad? Más que "poder", ya que es una palabra muy abstracta, creo que capacidad va mejor.
—Y este lugar ¿qué es?
—Este lugar y todo, incluso tú pueden ser lo que quieras que sea es todo y no es nada... Por eso para ti es todo silencio y millares de kilómetros de pura nada. —La Voz toma repentinamente un tono serio—. Es solamente eso, esta realidad, esta existencia, existe y se rige por tus reglas, hay reglas comunes para todos. Pero la realidad que tú ves, sientes y vives es que la tú quieres. Pero tranquila que de a poco ya lo entenderás y lo aprenderás a controlar.
Farah, sin muchos remedios ni ideas, se agarró la cabeza y empezó a reír.
—Este será un día para el olvido, definitivamente. —Rio tímidamente.
—¡Tranquila, niña!... Que de a poco irás digiriendo todo.
—A todo esto, y sacando tu faceta un poco chistosa... Eres muy amable y estoy segura de que entenderás que ese planteo que me hiciste genera más preguntas de las que contesta —dijo Farah mirando para todos lados, como si quisiera verlo y con un tono bastante calmo.
—Sí, puedo imaginarlo. —Hizo escuchar en su mente la voz riéndose.
—¿Solamente voy a escucharte en mis pensamientos?
—Por el momento sí —contestó La Voz sin demasiadas vueltas—. Igualmente todo a su tiempo, ya me conocerás y verás lo lindo que soy. —Ríe la voz...
—¡Pero no es justo! Tú puedes verme y escucharme a mí —exclama Farah algo molesta—. ¿Por qué no puedo yo a vos?
—Simplemente, porque no y punto... no es algo que puedas cambiar solo con quererlo o que se pueda negociar.
—Bueno, entonces... —gritó Farah con bastante confianza—. Si esta realidad es lo que yo quiero que sea y pasa lo que yo quiero que pase, ¡quiero que te personifiques delante de mí! —dijo Farah con un tono muy seguro, golpeando la mano derecha en forma de puño contra su mano izquierda abierta.
—No puedo, por favor entiéndeme...
—¿Por qué no? —preguntó Farah.
—¿Recuerdas que te dije algo sobre unas reglas generales para todos? Bueno, esta es una de ellas, no puedes ver ni interactuar con nadie hasta que no hayas asumido tu nueva existencia y estés lista.
—¿Cómo? ¡No es justo! —dijo Farah con bastante enojo y frustración.
Cuando Farah terminó de decir eso, toda esa eternidad sin principio ni mucho menos fin pasó de un blanco profundo a un rojo muy fuerte, el clima se tornó cálido y húmedo, se podía sentir una atmósfera bastante pesada y triste.
—¿Qué pasó? ¿Por qué cambió todo? —preguntó Farah asustada.
—Ya te lo he dicho, Farah... esta realidad es por acción u omisión lo que tú quieres que sea, trata de calmarte porque este lugar refleja todo lo que quieres o sientes, y cambia bastante rápido —la Voz dijo eso con un tomo irónico—. Esto ya no es como cuando estabas viva, trata de acostumbrarte porque si no se convertirá para ti en un verdadero infierno —dijo la voz con un tono serio
—Estaba pensando en eso hace un rato. —Una lágrima le atraviesa la cara—. Pero no me animaba a preguntártelo... ¿Estoy muerta, no? —pregunta Farah un poco decepcionada.
—Siento ser yo el que te lo diga Farah, pero sí... lo estás.
—¿Cómo morí? —preguntó Farah con un tono sorprendentemente calmo.
—No lo sé, hablaste muy poco de tus últimos momentos, intenta hacer algo de memoria y quizás salga, si no con el tiempo lo recordarás —dijo La Voz con algo de tristeza—. Igualmente tengo que felicitarte... La noticia de tu muerte te la tomaste bastante bien. —La Voz intentaba buscarle el lado positivo para distraer a Farah y que esta no pensara mucho.
—Espera un minuto. ¿QUÉ PASÓ CON ABDEL? —comenzó a gritar Farah, exigiendo una respuesta.
Su realidad pasó de un rojo a un negro profundo y un fuerte viento sin ninguna fuente lógica se había levantado, sin luz sin nada por lo que luchar ni ningún deseo de existir Farah se dejó caer en el suelo y poco a poco sus brazos pasaban de su característico color de piel a un blanco cada vez más profundo, su pelo se volaba de aquí para allá por culpa del fuerte viento y cuando su lágrima tocó ese oscuro suelo de a poco empezó a llover.
—¡ESPERA, FARAH! ¡POR FAVOR! Tu realidad cambia según lo que quieras y sientas, sea lo que sea eso se verá plasmado en todo tu existir, ¡intenta calmarte y escucharme! POR FAVOR. —La voz no paraba de gritar dentro de la cabeza de la adolescente desesperada—. Por tu bien, INTENTA CALMARTE.
—¿Pero por qué? —gritaba Farah