Название | Hoy camino con Dios |
---|---|
Автор произведения | Carolina Ramos |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Lecturas devocionales |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877982909 |
Me acosté y comencé a pensar en esa frase y me di cuenta de que muchísimas veces nuestro enemigo, también de forma muy rápida, roba nuestros pensamientos. De hecho, en ese momento, en vez de agradecer porque no nos habían robado otra cosa o nos habían hecho algo peor, pensé en la maldad tan innecesaria de esas personas.
Es muy difícil entender cuán importantes son los pensamientos en nuestra vida y en cuántas cosas influyen. Y es que no nos damos cuenta de que los pensamientos son los que nos llevan a las acciones, las acciones a los hábitos y los hábitos a nuestro estilo de vida.
Quien los domine o controle, ciertamente tendrá un rol prominente en nuestra vida. De esto dependerá el desencadenamiento de muchas cosas, buenas o malas.
En Mente, carácter y personalidad, tomo 1, leemos: “La razón por la que Satanás tiene tanto control sobre la mente y el corazón de los hombres, es porque no han hecho de la Palabra de Dios su consejero, y todos sus caminos no han sido probados mediante la prueba verdadera. La Biblia nos mostrará el curso que debemos seguir para llegar a ser los herederos de la gloria” (pp. 89, 90).
En la concordancia bíblica hay cerca de cien referencias a los pensamientos. Busca algunas hoy y ora específicamente para que el enemigo no se adueñe de tus pensamientos, ni robe la atención que debe estar puesta en Jesús.
Dios pregunta - 25 de enero
¿Qué te pasa?
“Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ‘¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación’ ” (Gén. 21:17, 18, NVI).
El desierto era árido. Ella era un personaje secundario, muchas veces sin voz; esclava de la casa, pero también de las circunstancias.
Conociendo el comienzo de su historia, quizá podríamos pensar que su vida estaba destinada al fracaso.
Sin embargo, Dios no olvidó ni dejó abandonada a esta mujer extranjera, privada de libertad, sin riquezas ni honra. Él se le manifestó, no una, sino dos veces. Ambas en el desierto. La primera vez Agar había huido, pero después regresó a las tiendas de Canaán y se sometió al mandato de su ama Sara, por orden de un ángel del Señor. Con el reproche, también se mezcló la consolación de la promesa de la multiplicación de su linaje (Patriarcas y profetas, p. 142).
Aproximadamente quince años después, con una hogaza de pan y un odre de agua que Abraham les entregó con pesar, Agar e Ismael salieron del “confort” de su conflictivo hogar y se internaron en el desierto yermo con rumbo incierto.
Dios había prometido que haría de Ismael una nación grande. Agar, a lo largo de los años, probablemente había visto a Dios actuar un sinnúmero de veces. Sin embargo, en ese momento Agar había abandonado a Ismael bajo un arbusto, porque no podía soportar verlo morir, como si toda esperanza estuviese perdida, como si años atrás no hubiese reconocido que Dios ve las necesidades de sus hijos aun en los lugares más recónditos del planeta. Olvidó que había nombrado un lugar como recordatorio del auxilio divino (Gén. 16:13, 14).
A veces nos encontramos en la misma situación.
Dios, en su infinita misericordia, nos hace reaccionar, nos abre los ojos y nos pregunta: “¿Qué te pasa?”
Hoy recordemos que no somos esclavos, sino hijos amados, depositarios de grandes promesas, a quienes no abandonará.
Pero también recordemos que sus ordenanzas y preceptos son santos y, al obedecerlos, nos ahorraremos muchos dolores innecesarios.
“La instrucción impartida a Abraham tocante a la santidad de la relación matrimonial debía ser una lección para todas las edades. [...] Los derechos y la felicidad de esta relación deben resguardarse cuidadosamente” (ibíd., p. 143).
El poder de la música - 26 de enero
Sublime gracia - I
“Nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!” (Efe. 2:5, NVI).
John Newton nació en 1725 en Londres. Su mamá murió antes de que él cumpliese siete años. Creció sin una formación religiosa sólida. Su padre, un duro capitán de barco, se lo llevó con él al mar cuando tenía once años. Después de muchos viajes y una juventud en el alcoholismo, Newton entró a las fuerzas navales inglesas. Intentó desertar, pero lo azotaron 96 veces y lo sublevaron.
Sirvió por muchos años en un barco de esclavos. Cuando estaba volviendo a su hogar, el barco quedó atrapado en una horrible tormenta cerca de la costa de Irlanda y casi naufragó. Newton oró a Dios y el cargamento se salvó milagrosamente. Tomó esto como una señal de que el Todopoderoso estaba con él y marcó ese día como el de su conversión al cristianismo. No cambió radicalmente su estilo de vida; su transformación fue más gradual. Comenzó a leer la Biblia y comenzó a ver a los esclavos con más simpatía.
Siguió con el tráfico de esclavos unos años, pero luego se retiró para estudiar teología. Fue ordenado como sacerdote anglicano y escribió 280 himnos para acompañar sus servicios. “Sublime gracia” fue escrito en 1772. Él publicó un artículo al renunciar a su cargo de barquero de esclavos. Mencionó que ese siempre sería un tema que lo haría temblar, pero la gracia de Dios era un tema del que siempre cantaría.
Se han hecho muchísimas versiones e interpretaciones de este himno. Te invito a que busques algunas y las escuches, meditando en la letra.
Tu historia seguramente es muy diferente a la de Newton, pero quizá hoy puedes pensar en momentos en que la gracia de Dios se manifestó en tu vida.
El apóstol Juan, conocido como “hijo del trueno”, también vivió una transformación. “Semejante transformación de carácter como la observada en la vida de Juan, es siempre resultado de la comunión con Cristo. Pueden existir defectos notables en el carácter de una persona, pero cuando llega a ser un verdadero discípulo de Cristo, el poder de la gracia divina le transforma y santifica. Contemplando como por un espejo la gloria del Señor, es transformado de gloria en gloria, hasta que llega a asemejarse a Aquel a quien adora” (Los hechos de los apóstoles, p. 461).
¡Sublime gracia!
Historias de hoy - 27 de enero
El ayuno verdadero
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes? (Isa. 58:7, NVI).
Hacía mucho calor. Yo corría para no llegar tarde a una reunión, y acarreaba un bolso y una bolsita con sándwiches, papas fritas y un vaso grande de té helado recién comprado. En medio de esa corrida, recordé el libro que tenía para regalar dentro del bolso. Haciendo malabarismos, me las arreglé para sacarlo y, casi sin aire, le extendí el libro.
Por su aspecto, me di cuenta de que estaba bastante perdido y que probablemente no era la mejor idea, pero sí definitivamente la más arriesgada, acercarme tan espontáneamente a hablar con él. Me miró con desconfianza y al extenderle el libro, comencé con mi discursito de presentación en el que, entre otras cosas, le decía que ese libro me había ayudado mucho y quería regalárselo. Me sorprendió un poco que lo rechazara tan fríamente. Intenté explicarle que era un regalo y que no tenía que