Hoy camino con Dios. Carolina Ramos

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Название Hoy camino con Dios
Автор произведения Carolina Ramos
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789877982909



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el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Juan 4:14, NVI).

      Como algunas madrugadas me despierto con mucha sed, adopté la costumbre de tener una botella de agua al lado de la cama. Al lado también tengo mi Biblia.

      Una madrugada, desperté con sed y pensé que, ya que estaba despierta, podía comenzar a hacer mi culto más temprano. Pero al final opté por dormir un rato más hasta que sonara el despertador. La verdad es que después ya no pude dormir muy bien.

      ¿Te pasó alguna vez?

      Ese día aproveché e hice mi culto con la lectura de la historia que nos habla de la importancia de beber del agua de vida.

      Me di cuenta de que, como esa madrugada, a veces pospongo mi hidratación espiritual, como si fuese algo sin consecuencias.

      La enciclopedia médica MedlinePlus nos muestra algunos datos interesantes acerca de la hidratación.

      Te invito a leerlos y a pensar cómo podrías aplicar cada uno de esos consejos a tu vida espiritual.

       La deshidratación ocurre cuando el cuerpo no tiene tanta agua y líquidos como debiera. Puede ser leve, moderada o grave, según la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o que no se haya repuesto. La deshidratación grave es una emergencia potencialmente mortal.

       Expectativas (pronóstico): Si nota signos de deshidratación y los trata a tiempo, debe recuperarse completamente.

       Prevención: Tome mucho líquido todos los días, incluso cuando esté bien de salud. Beba más cuando el clima esté cálido o si está haciendo ejercicio.

      “El que trate de aplacar su sed en las fuentes de este mundo, bebe tan solo para tener sed otra vez. Por todas partes hay hombres que no están satisfechos. Anhelan algo que supla la necesidad del alma. Un solo Ser puede satisfacer esa necesidad. Lo que el mundo necesita, ‘el Deseado de todas las gentes’, es Cristo. La gracia divina, que solo él puede impartir, es como agua viva que purifica, refrigera y vigoriza el alma” (El Deseado de todas las gentes, p. 157).

      Prueba comenzar este día hidratado física y espiritualmente.

      Vas a ver que Jesús es mucho más que agua en la madrugada.

      Cuatro actos

      “Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama” (Juan 11:27, 28).

      Esta es una historia en cuatro actos. Si estudiamos los encuentros de las personas con Jesús, muchas veces encontramos este mismo patrón. En el caso de Marta y María, se dio así:

       Primer acto

      Marta, la que antes levantaba la voz y se quejaba de que su hermana no la ayudaba, le llevó a María buenas noticias en secreto. Probablemente en ese momento no era lo más sensato armar mucho revuelo por la llegada de Jesús. También podemos aprender que algunos corazones solo son receptivos a los llamados en secreto, con dulzura y tacto.

       Segundo acto

      María, al oír esto, se levantó de prisa y fue a él (Juan 11:29).

       Tercer acto

      Jesús se acercó a la tumba y llamó a Lázaro, quien resucitó y salió (Juan 11:41-44).

       Cuarto acto

      Muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María, vieron lo que Jesús hizo y creyeron en él (Juan 11:45).

      En resumen:

      1 Él llama.

      2 Alguien va corriendo a él.

      3 Él obra un milagro.

      4 Otros creen.

      Historias así a veces toman más de un día. Pueden resultar incomprensibles y estar plagadas de interrogantes sin respuesta; pero no dudes de que él quiere que todos esos actos se cumplan en tu vida.

      “Cristo no solo tenía que pensar en quienes amaba en Betania; tenía que considerar la educación de sus discípulos. Ellos habían de ser sus representantes ante el mundo, para que la bendición del Padre pudiese abarcar a todos. Por su bien permitió que Lázaro muriese. Si le hubiese devuelto la salud cuando estaba enfermo, el milagro, que es la evidencia más positiva de su carácter divino, no se habría realizado” (El Deseado de todas las gentes, p. 486).

      Confiémosle nuestra vida a Jesús. Dejemos que él escriba la historia. Corramos hacia él en respuesta a su llamado, sabiendo que él ve todo y sus propósitos se cumplirán para que la historia sea de mayor bendición para todos.

      Un corazón limpio

      “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve” (Sal. 51:7).

      Cierto viernes de noche, me encontraba en un aeropuerto. Era mi tercera noche durmiendo ahí y esperaba ansiosamente que hubiese lugar en algún vuelo.

      Verónica se acercó corriendo con su equipaje de mano y con ella llegó el aroma a un perfume de marca. Ya nos habíamos visto la noche anterior y estaba al tanto de mi situación.

      Yo estaba sucia, sin perfume, con la misma ropa de cuatro días (aunque la lavaba y secaba cada día en el baño). Esa noche, el vuelo se canceló otra vez. Verónica volvió a su casa; yo, a mi rincón en el piso.

      Al día siguiente, la encontré nuevamente y me trajo un paquete de toallas húmedas: uno de los regalos más valiosos de mi vida.

      Desde esa vez, no volví a acostarme sucia un viernes de noche, hasta que unos años después, en un camporí, me pasó otra vez.

      No es que sea pecado no estar bañado cuando comienza el sábado, pero es lindo comenzar este día limpios.

      En medio de tantas actividades del camporí, ese viernes no había tenido tiempo para bañarme y el agua ya se había cortado... pero había llevado las toallas húmedas que me habían sobrado del regalo de Verónica aquella vez.

      En el silencio de la madrugada, mientras a oscuras me limpiaba los pies, pensé en la humildad que debemos tener y cuán difícil es querer limpiar el exterior si en nuestro corazón aún albergamos pensamientos negativos, desánimo y falta de fe. Dios puede limpiarnos por fuera y por dentro. Me recordó que, así como me había cuidado esos días en el aeropuerto, y así como había provisto un detalle para hacerme sonreír aquella vez, volvía a asegurarme que lo verdaderamente importante ese día era comenzar con el corazón limpio, y pasar tiempo con él.

      Con su “nada”, un simple paquete de toallas, me demostró que es mi todo.

      ¿Qué detalles pequeños te recuerdan el amor y el cuidado divinos?

      ¿De qué malos sentimientos te tiene que limpiar Dios hoy?

      ¿Qué cosas necesitas entregarle?

      Hoy quiere limpiarnos. Hagamos la oración del salmista y permitámosle a Dios que, aunque sea con algún gesto mínimo, nos recuerde cuánto nos cuidó hasta ahora y que lo poco o mucho que nos da, en sus manos, significa todo lo que realmente necesitamos.

      Pensamientos robados

      “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en