Название | Heredera por sorpresa |
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Автор произведения | Diana Ma |
Жанр | Книги для детей: прочее |
Серия | |
Издательство | Книги для детей: прочее |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418509223 |
—¡Esto es increíble! —Mi voz suena como si viniera de la lejanía. «¡Espera!». ¿Estoy aceptando el papel?
Parece que Laura está convencida de que sí:
—¡Genial! Te enviaré el contrato junto con una sinopsis del guion.
Cuelgo la llamada y miro a mis amigos.
—¡Acabo de conseguir el papel principal en una nueva versión actualizada de M. Butterfly!
No les cuento que mi madre me ha prohibido ir a Pekín, porque todavía no me lo creo. Y no quiero que Camille me eche una mirada cómplice y archive la información en la carpeta de «La madre tigresa de Gemma» que tiene en su mente. Quizá estoy siendo injusta con ella, Camille debería recibir algún tipo de reconocimiento por ser la única persona blanca en nuestro pequeño grupo de amigos.
—¡Genial! —A Glory se le iluminan los ojos—. ¡Ni siquiera sabía que habías hecho el casting!
Camille exclama con alegría:
—¡Me encanta esa ópera! ¿Eso significa que tienes que cantar?
—No es la ópera de Puccini, Madama Butterfly —le explico—. M. Butterfly es una obra de teatro y una película de David Henry Hwang que transgrede los roles de género. No tiene nada que ver.
—Por ejemplo, una mujer asiática no se suicida por un hombre blanco —apunta Glory con tono irónico.
Glory y yo nos identificamos como asiáticas, pero, cuando una película hace un casting para una actriz asiática, no piensan en alguien como ella, sino en alguien como yo: de complexión pequeña y rasgos delicados. Esa es la idea que tiene la industria cinematográfica. Scarlett Johansson tiene más posibilidades de ser elegida como una mujer asiática para una película que Glory. Al fin y al cabo, cuando la escogieron para protagonizar la versión de acción en vivo de la película de anime japonesa Ghost in the Shell, añadieron toda una intrincada trama para explicar por qué el personaje tenía el aspecto de una mujer blanca. Con esto quiero decir que podrían haber contratado a una actriz asiática. Es una auténtica chapuza. Glory está convencida de que su única oportunidad de actuar es con papeles en los que tanto el género como la raza sean «ambiguos». Una vez me enseñó un casting en el que se requería a una actriz «étnicamente ambigua». «Esa soy yo», dijo con una sonrisa irónica.
—Pero… —Ken toma la palabra por fin—, no hay ningún papel protagonista femenino en M. Butterfly.
Me tenso ante su tono seco.
—Ya os he dicho que es una versión nueva.
Sin embargo, Ken tiene razón. A mí tampoco me viene a la mente un papel protagonista femenino en M. Butterfly. Por eso, en un principio pensé que estaba haciendo una prueba para un papel secundario. Me pregunto si me han elegido para el papel interpretado por BD Wong en Broadway y John Lone en la versión cinematográfica. Y, si es así, ¿cómo voy a interpretar a una mujer que interpreta a un hombre que interpreta a una mujer?
—Una versión nueva. —La cara de Ken se vuelve inexpresiva. No hay muchos papeles para hombres asiáticos, y Song Liling, el cantante de ópera chino que seduce a un diplomático blanco al hacerse pasar por una mujer, es un papel que Ken habría matado por interpretar.
Se me incendian las mejillas de la indignación. Hay tan pocos papeles para mujeres asiáticas como para hombres. Ken lo sabe, así que no estaría de más que se alegrara por mí.
—¡No me digas que han hecho una historia heterosexual! —protesta Glory.
El estómago me da un vuelco. Oh, no. ¿Y si Glory tiene razón? Saco el teléfono. Laura ha dicho que me iba a enviar la sinopsis. Necesito saber en qué me estoy metiendo.
Camille nos mira a los tres asombrada.
—¿Cómo sabéis tanto sobre una película de la que nunca he oído hablar?
«Eso es fácil». Todos somos actores asiáticos. Por eso conocemos a todos los actores asiáticos que han triunfado y los papeles que han interpretado. Además, no hay tantos. Ken y Glory se lo explican a Camille mientras yo reviso la bandeja de entrada del correo electrónico. Cuando veo el correo de Laura el pulso se me dispara. Abro el archivo adjunto con la sinopsis y empiezo a leer:
«¡Se acaba de abrir una vacante para negociar contratos comerciales en el extranjero, el trabajo de los sueños de la extrovertida y vivaracha Song Li (todo el mundo la llama Sonia)! ¿El problema? Que Ryan Glenn, su exnovio, será su jefe. Y no se puede decir que fuese una ruptura amistosa. ¿Cómo lo convencerá de que la contrate… mientras evita que vuelva a encenderse la llama de la pasión entre ellos?».
Maldita sea. Glory tiene razón.
Ken entrecierra los ojos.
—Vi esa convocatoria de casting. No buscaban papeles de hombres asiáticos. —Su rostro, que suele estar tranquilo y despreocupado, se ha contraído—. Solo extras. Estoy seguro de que el interés romántico será un hombre blanco y que todos los tíos asiáticos de esa película serán empollones asexuados o chauvinistas dominantes.
«Y hay otro problema, el primer contrato de Sonia será para un acuerdo en China y los empresarios chinos no tomarán en serio a una abogada por ser mujer. No obstante, Sonia trama un plan para solucionar ambos problemas: se convertirá en Song Li. Discreto, reservado… y masculino. Lo contrario de todo lo que ella es».
Mierda. Ken también tiene razón.
Levanto la vista del móvil con una sonrisa forzada en la cara. Todos me están mirando y una gota de sudor frío se desliza por mi cuello. Ken tiene los brazos cruzados, pero me gustaría que, en vez de eso, me diera un abrazo y me asegurara que cuento con su apoyo.
Sin embargo, es Glory quien posa una mano sobre mi brazo y añade:
—Ve a por ello, Gemma. Es la oportunidad de tu vida y lo vas a hacer genial.
—Claro que sí —coincide Camille—. Es un papel protagonista. ¡Es el sueño de cualquiera de nosotros!
—Sí. —La sonrisa de Ken no se refleja en su mirada—. Felicidades, Gemma.
Al menos lo está intentando, tal vez necesita tiempo para hacerse a la idea. Y, quizá, si acepto el papel, podré influir en la dirección del guion. «Sí, claro». Eso es tan probable como que a mi madre no le importe que acepte un trabajo en Pekín. Pero necesito este papel. Como ha dicho Glory, ¿cuándo volverá a surgirme una oportunidad así? Tendré que evitar que mi madre descubra adónde voy. Se me forma un nudo en la garganta mientras digo con tono alegre:
—Gracias, chicos. Espero que todo salga bien.
Capítulo 6
Estoy metiendo la ropa en la maleta de forma desordenada mientras marco en mi lista mental todo lo que he hecho y lo que me queda por hacer antes de partir hacia Pekín en dos días. «Unirme al sindicato de actores», hecho. «Quedar con Eilene Deng para cenar», eso será mañana por la noche. «Conseguir que mis compañeras de piso me cubran si mis padres se presentan en Los Ángeles sin avisar», hecho… más o menos. Glory aceptó de inmediato, pero Camille se mostró más reacia. Aun así, creo que puedo contar con ellas para que no me delaten. «Despedirme de Ken con la esperanza de que no conozca a alguien más mientras estoy a seis mil kilómetros de distancia». Tan pronto como ese pensamiento me asalta, el timbre de la puerta suena.
Trepo por encima de la maleta abierta y de varios pares de zapatos entre los que todavía me estoy decidiendo para llegar hasta la puerta. Ken está de pie en la entrada con un ramo de flores.
Lo rodeo con los brazos.
—¡Me encantan! Gracias.
Quizá estoy siendo demasiado efusiva, pero hemos estado un poco tensos desde que me dieron el papel en la película