Heredera por sorpresa. Diana Ma

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Название Heredera por sorpresa
Автор произведения Diana Ma
Жанр Книги для детей: прочее
Серия
Издательство Книги для детей: прочее
Год выпуска 0
isbn 9788418509223



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      —Julie Chu —anuncia la recepcionista en voz alta—. Le toca.

      Julie se pone de pie nerviosa y Vivienne y yo le deseamos suerte.

      Permanecemos en silencio mientras Julie entra en la sala de casting y Vivienne se pone los auriculares para escuchar algo en su teléfono. Es una decisión inteligente; esforzarse por fisgonear lo que sucede en la sala de casting a través de las finas paredes nunca es una buena idea, así que la imito.

      Treinta minutos después, Julie sale. Nos sonríe con valentía, pero noto que no le ha ido tan bien como esperaba. Me siento mal por ella, pero al mismo tiempo aumenta mi confianza en mis propias posibilidades. Me quito los auriculares con la esperanza de que me llamen a mí a continuación.

      Poco después, la recepcionista pronuncia el nombre de Vivienne y se traba cuando llega a su apellido, al decir algo como «Na-goo-yen» en lugar de pronunciar «Nguyen» como una palabra de una sola sílaba sin «g» ni «y» sonoras.

      Vivienne me susurra:

      —«Nguyen» es el apellido vietnamita más común, pero parece que los blancos no lo entienden.

      Sonrío. Es mi competencia, pero me cae bien, aunque intente evitarlo.

      Vivienne tarda más tiempo que Julie y, cuando vuelve a la sala de espera, está radiante. Me quito los auriculares a tiempo para escuchar cómo me desea «¡Buena suerte!» con alegría, alto y claro antes de salir de la estancia entre pequeños saltitos. Está claro que no es una buena señal para mí.

      Me quedo sola en la sala de espera y, en el momento en que me dispongo a volver a ponerme los auriculares, oigo un murmullo de voces al otro lado de las paredes. Oh, oh. Debería colocármelos ya. Mis dedos revolotean indecisos cerca de mis oídos. «Nunca ha salido nada bueno de escuchar a escondidas en la sala de espera de un casting». Aun así, dejo caer los auriculares sobre mi regazo, de manera que los cables blancos forman una maraña desordenada.

      —¿Qué importa eso? —dice una voz masculina en respuesta a una frase que no he entendido.

      —¿Acaso no estoy aquí para eso?, ¿para decirte lo que importa? —responde una voz femenina.

      —Hermosa y serena, es perfecta. —No me cabe duda de que se refiere a Vivienne. El estómago me da un vuelco.

      La mujer habla demasiado bajo para que pueda oír su respuesta.

      La del hombre, sin embargo, no es difícil de escuchar; suena casi enfadado:

      —¿De verdad quieres discutir sobre esto?

      —Ya veremos —responde la mujer—. Tenemos una opción más.

      —¿Para qué vamos a molestarnos? ¡Si ya sé a quién quiero!

      En ese momento, la recepcionista me llama desde su escritorio:

      —Gemma Huang, la están esperando.

      Cuando me levanto, me tiemblan las rodillas. «¿Para qué vamos a molestarnos?». ¿Para qué voy a entrar si el director ya ha decidido elegir a Vivienne? Respiro hondo y me digo a mí misma que no he venido hasta aquí para rendirme antes de entrar siquiera en la sala de casting. Con el corazón desbocado, abro la puerta y entro en la sala.

      Al igual que las dos primeras veces, hay un cámara listo para grabar la escena del casting. Detrás de una larga mesa hay dos personas atractivas de mediana edad: un hombre blanco y una mujer asiática. El hombre debe ser Jake Tyler, el director, pero yo solo tengo ojos para ella.

      Eilene Deng. Es imposible no reconocer ese rostro de huesos finos y el arco sarcástico de sus cejas negras.

      Se me humedecen las manos y se me seca la garganta. «Es ella de verdad». Supongo que, en realidad, no me había creído del todo que Eilene Deng codirigía la película. La impresión de encontrarme cara a cara con mi ídolo hace que me maree. Una voz en mi cabeza balbucea con entusiasmo: «¡Soy una gran fan tuya! Eras lo mejor de Danger Hospital, ¡es una pena que la serie se cancelara después de una sola temporada! Dios mío, ¡no me creo que vaya a conocer a Eilene Deng!». Parpadeo por el asombro y me doy una colleja mental. «Cálmate, Gemma». Eilene Deng no quiere que una fan desquiciada se ponga como una loca delante de ella.

      Eilene sostiene mis frases para la lectura en frío con una sonrisa amable, pero Jake ni siquiera me mira. Cojo las hojas que me ofrece con la esperanza de que no se percate del sudor de mis manos y echo un vistazo rápido a la escena: Sonia se aleja a toda prisa de Ryan después de una pelea y él corre tras ella bajo la lluvia. Parece que esto tiene lugar justo después de la escena que he leído las dos últimas veces.

      —Vamos a hacer la primera toma sin las cámaras, ¿de acuerdo? —anuncia Eilene.

      —Vale —digo, ansiosa.

      Jake pronuncia las primeras frases de Ryan:

      —Sonia, espera. Debes de estar calada hasta los huesos.

      El guion indica que Ryan se quita el impermeable y envuelve a Sonia con él, que tiembla y se acurruca en su abrazo.

      —Mi pequeña mariposa, aunque ya no seas mía y no tenga que preocuparme por ti, te voy a cuidar siempre.

      «¿En serio? ¿Quién dice este tipo de cosas? ¿Y por qué Sonia no le tira el chubasquero a la cara?».

      La frustración me recorre el cuerpo mientras intento meterme en el personaje.

      —¿Y quién cuidará de ti, Ryan? —Se supone que tengo que decirlo con nostalgia, pero me sale sin sentimiento—. Cuando era tuya, habría ido hasta los confines de la tierra por ti.

      Madre mía. Este diálogo cada vez va a peor.

      Jake lee las siguientes frases como si estuviera adormilado.

      Las gotas de sudor se me acumulan sobre el labio superior. Según el guion, Sonia empieza a coquetear y a mirar de forma seductora a Ryan a los ojos, pero me parece una tontería que haga eso, así que me salto la indicación. «Seguro que Vivienne ha hecho una interpretación perfecta con un solo movimiento de pestañas».

      —Cuidado, Ryan. Puede que te lleves una sorpresa. —Mi voz suena tan forzada que parece que esté leyendo un manual de instrucciones de IKEA en lugar de tontear con mi exnovio.

      Eilene me interrumpe:

      —¿Qué piensas de tu personaje, Gemma?

      —¿Perdón? —La miro confusa y parpadeo. Que Eilene me interrumpa tras haber leído apenas unas pocas líneas debe ser una mala señal. Las rodillas me flaquean por el pánico.

      —¿Podemos continuar? —Un ceño petulante estropea la escultural belleza de Jake.

      Eilene lo ignora y repite su pregunta con paciencia.

      Me siento como si hubiera vuelto al instituto y me hubieran enviado a la oficina del director para dar explicaciones por alguna falta que desconozco. Nunca me llegaron a enviar al despacho del director, pero todavía sueño con ello a causa de la ansiedad.

      —Sonia parece poco… —Me detengo porque no encuentro una manera correcta de terminar la frase—… ¿realista? —termino con voz ahogada.

      Jake resopla.

      —¿A qué te refieres con poco realista? —me anima Eilene.

      —Eh… —Siento la lengua como si estuviera envuelta en lana que pica; sería una locura señalarle a un director que el personaje para el que están haciendo el casting es un estereotipo—. Bueno, primero parece muy débil e insegura… y de pronto… está… ¿seduciéndolo? —Parece que Eilene me está escuchando de verdad, así que continúo—: Quiero decir, si yo fuera Sonia, estaría enfadada porque mi exnovio está actuando de forma deshonesta y posesiva. No trataría de recuperarlo como una desesperada, sino que intentaría…, bueno, intentaría hacerme la dura.

      Eilene se ríe, pero Jake no. Da la impresión de que querría