Название | Dimensiones humanas en acción : Ser para saber obrar |
---|---|
Автор произведения | Andrés González Duperly |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587905106 |
ESQUEMA 3
LAS DIMENSIONES HUMANAS DESDE LA CONSCIENCIA ESPIRITUAL
Fuente: Elaboración propia, Gerintegral para FAE/FCSH en SSO-2019.
Consideremos que “dimensional” representa una extensión de las realidades inteligibles del fuero interno (psiquis) en las naves ideas; pensamientos, sentimientos y sensaciones en el continuum del fluir de la consciencia y del inconsciente en las teorías de James, Jung, Adler y otros. Los conocimientos se materializan en realidades empíricas (fácticas), esenciales para la supervivencia, la estabilidad o el crecimiento del individuo interior.
Los conocimientos y saberes conscientes no son significativos hasta que el individuo interior los interpreta por medio de introspecciones y les asigna contenido y determinado significado intencionado transformado en un lenguaje con los códigos propios y sociales. Lo dimensional ejemplifica los fenómenos de los sentidos percibidos por la mente y “explica el ser y la consciencia” de las cosas del mundo sensible (Husserl, 1949). Estas realidades se presentan en las correspondencias, o bien, en las reciprocidades de los antes y los después en los tiempos lineales –los del mundo material (los del reloj)–, y como consecuencia, en los tiempos psíquicos –de la memoria–. Si bien la psicología es ciencia de realidades (the matters of fact) en Hume, los fenómenos de que trata son sucesos, existencias reales “que pertenecen dentro del orden de mundo uno del espacio y del tiempo, o de la ‘omnitudo realitatis’” (Husserl, 1949, p. 10).
En síntesis, la capacidad para emprender o continuar con determinados recorridos se manifiesta cuando en los espacios-de-tiempo (distancias) hacia propósitos imaginados (visualizaciones), se les presta debida atención por una u otra razón (consciencia intencional), en espacios y tiempos lineales –presentes-presentes cuando se gestan los recorridos (conectividad)– y se define así la dirección que se da a las cosas mediante la toma de decisiones (voluntad) y así también con la predisposición en una buena disposición en pro o magnitud de algo que motiva al Directivo Integral en el continuum de las cosas que se materializan por la imaginación en quehaceres, en obras en cualquier alcance.
La dimensión de la creatividad es el concepto que cobra vida con la voluntad de imaginar y transformar la realidad con mixturas nuevas, idearios con salida práctica comenzando en los procesos intuitivos, resultado de la imaginación. Así, las ideas o combinaciones innovativas son las que responden a los contenidos de la razón, así como a los conceptos contenidos del entendimiento e intuiciones, expresiones de la sensibilidad, como veremos en los siguientes capítulos.
LAS ÁREAS DE CONCENTRACIÓN INDIVIDUAL
Con base en las Dimensiones Humanas en Acción, el marco conceptual del Ser para Saber Obrar también cobija siete Áreas de Concentración Individual (ACI) las cuales las equiparamos con la teoría de la jerarquía de necesidades de Maslow (Whittaker, 1977, pp. 176-177), así:
Dentro del marco conceptual del SSO, las necesidades de Maslow se circunscriben a necesidades físicas, sociales y psíquicas, las cuales en el modelo se complementan con intereses o expectativas, deseos y pasiones por parte del Directivo Integral de Vida, sugiriendo estímulos diferenciados al interior de las siete Áreas de Concentración Individual. Las pasiones, los deseos y los intereses no son requerimientos, pero sí son estímulos que requieren tomas de decisión y acciones para llevar a cabo con determinación y entusiasmo; y todas estas querencias son mutables al interior de cada una de las siete Áreas de Concentración Individual con salida en las habilidades transversales (con las virtudes y las competencias en las tipologías), que comprometen al individuo interior directa o indirectamente con la misión de vida, o bien, el “gran diseño” que establece con sensatez desde las experiencias frente a una teoría sobre la madurez (en esencia, prudencia en el ejercicio del criterio) y se manifiesta con los respectivos antónimos en breve, así:
HACIA UNA TEORÍA DE LA MADUREZ
Inmadurez Temor / desconfianza Mentira / incumplimiento Pesimismo / envidia Pereza / narcisismo Avaricia Cólera / terquedad Agresividad / cobardía Ignorancia / atrevimiento Inseguridad / timidez Pasivo Dependencia Comportamiento de pocas maneras Intereses superficiales y erráticos Perspectiva a corto plazo Posición subordinada Ausencia de conciencia de sí y de sus actos | Madurez Audacia / seguridad de sí Veracidad / rectitud Optimismo / servicio Acción / entrega Generosidad / comprensión Jovialidad / flexibilidad Tolerancia / colaboración Preparación / estudio Estabilidad / seguridad Activo Independiente Se comporta de muchas maneras Intereses profundos y perseverantes Perspectiva a largo plazo Posición igualitaria o súper-ordinaria Conciencia y control de sí |
La teoría de la madurez (González, 2005), presentada como esta “lista de chequeo”, permite vislumbrar cómo obrar frente a la realidad con audacia, rectitud, entrega y perspectiva, entre otros rasgos reflexionados en las construcciones del autoentendimiento por quien se sabe consciente, en equilibrio frente a sí al actuar con ecuanimidad con el entorno. Lo anterior le permite autodefinirse de acuerdo con lo que cree, piensa, siente y hace con su vida, guiado por el criterio, el medio para conocer la verdad al interior de las dimensiones humanas en las decisiones. Sabe que la tranquilidad de consciencia (felicidad) es claramente proporcional a la superación (dominio) de los pocos defectos con relación a los más numerosos atributos o cualidades que el ser consciente de sí conserva, nutre y yuxtapone.
El individuo interior se autodefine por lo que piensa, siente y hace en cada Área de Concentración Individual de la Vida. La felicidad (o en Horacio, la ausencia de dolor) la hace más alcanzable. Este valor es directamente proporcional a la superación de los defectos en la etapa de madurez consciente. De manera que el Directivo Integral de Vida canaliza las actividades en cada área en conformidad con la madurez que define para su vida y “sus circunstancias” (en términos de Ortega y Gasset) y maneja cada área como proyecto de vida integrado con los demás, estableciendo la misión desde el “gran diseño”. Y cada área tiene igual jerarquía, cobra igual valoración, puesto que unas áreas refuerzan las otras y orientan cualquier iniciativa (intencionada), concatenada con las otras en los espacios de tiempo. Lo anterior se basa, por una parte, en los bienes de la vida humana, que se dividen en tres clases, según plantea Aristóteles en la Ética Nicomáquea: los exteriores, los del alma y los del cuerpo, y por otra parte, en la búsqueda de los cambios de Schopenhauer (2006). De esta manera, el individuo interior se confronta con:
1. Lo que cada quien es: el temperamento, carácter y la personalidad en los sentidos más amplios que incluyen la inteligencia, los valores, el sentido ético-moral, las actitudes, las conductas, etc.
2. Lo que se posee: en conocimientos con base en los valores, los títulos, propiedad y el haber de todas las clases.
3. Lo que se representa: la manera como los demás se caracterizan frente al individuo interior; por tanto, lo que está en su representación frente a sí y a los demás.
Las tres suertes sobre aquello que cada uno piensa que es, posee y representa están en moción y pasan por transformaciones que se registran en las distancias recorridas por el individuo interior en los tiempos lineales y psíquicos en su continuo de los presentes-pasados (memoria), presentes-presentes (experiencias) y presentes-futuros (expectativas), según los telos (objetivos que persigue en los fines de la vida). Estas conjugaciones