El líder más grande de la historia. Augusto Cury

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Название El líder más grande de la historia
Автор произведения Augusto Cury
Жанр Сделай Сам
Серия Biblioteca Augusto Cury
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9786075572611



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educación mundial está construyendo una generación incoherente, intolerante, frágil, autodestructiva! Pero, hablando honestamente, los jóvenes no tienen la culpa ni los educadores. Quien está en el banquillo de los acusados es el sistema educacional cartesiano y racionalista, que durante siglos ha enseñado millones de datos a los alumnos sobre el mundo en que vivimos, pero no enseña a conocer las entrañas del mundo que somos. La educación clásica está tan enferma que no necesita reparación. ¡Necesita ser reinventada!

      Los rectores comenzaron a entender que el doctor Marco Polo no estaba hablando de usar la antigua y distante tesis de la inteligencia emocional, sino de usar herramientas factibles de gestión de la emoción para formar un Yo líder de sí mismo, mentalmente saludable y libre.

      —Estoy estremecida —declaró la rectora Lucy Denver, y paseando la mirada por sus colegas rectores, reconoció—: Cambridge, Oxford, Harvard, Stanford, la Universidad de París, de Tokio y de Shanghái forman alumnos académicamente brillantes, lógicos intelectualmente y que saben lidiar con técnicas y procesos, pero ¿será que al mismo tiempo estamos formando en masa una sociedad de tontos emocionales? Ellos son frágiles, se doblegan ante su propio dolor, tienen celos, son ansiosos, quieren todo rápido, no se conectan consigo mismos. Y nosotros, ¿estaremos formando aquello que nosotros mismos somos?

      Hubo un murmullo general en la pequeña y selecta audiencia. La rectora Lucy Denver entendió adónde quería llegar Marco Polo, pero Vincent Dell, como un clásico idiota emocional, casi entró en colapso, pues era incapaz de reconocer sus propios errores y sus propias locuras. Pedir disculpas y aplaudir a quien piensa diferente, a no ser cuando comienzan a cuestionar su propio Yo, es una tarea que pocos tienen la osadía de hacer.

      —¿Estás diciendo que formamos idiotas emocionales en mi universidad? ¿Y tú cómo te clasificas? ¿Qué estás formando como jefe del departamento de psiquiatría? ¿Superidiotas?

      —Un educador no sólo enseña los descubrimientos de los demás, sino lo que descubre en sí mismo. Siempre estoy reconociendo y soltando los grilletes de mis cárceles mentales. Y, para soltar las cárceles de mis alumnos, he venido transformando mi departamento en una isla en la que ellos aprenden a modificar la educación clásica, a pasar de la era de la información a la era del Yo como gestor de la mente humana, a pasar de la era del señalamiento de los errores a la era de la celebración de los aciertos, y a pasar a la era del pensamiento imaginativo/antidialéctico, que es rebelde en cuanto a los códigos y que libera la creatividad.

      Los intelectuales quedaron pasmados. El atrevimiento de Marco Polo no provenía de una rebeldía sin causa, pues tenía un fundamento sólido. Él no sólo estaba haciendo una crítica dramática de todo el sistema educativo, de las corrientes psicopedagógicas o sociopolíticas que lo fundamentan, sino que quería refundamentar a la educación como un todo, revertir por completo la forma en que se enseña, lo que se enseña, investigar el mutismo de los alumnos y su proceso de reclutamiento y de evaluación.

      —En este nuevo modelo educativo, los alumnos podrían tener un rendimiento pésimo en los exámenes, pero ser considerados como notables si tuvieran un alto rendimiento en los debates, en el trabajo en equipo, en el raciocinio esquemático, en la solución pacífica de conflictos, en resiliencia, empatía y construcción de nuevas ideas.

      —Estás queriendo cambiar la esencia y los paradigmas de la educación —comentó inquieto el rector de Israel, doctor Josef Rosenthal—. Pero no entendí completamente lo que eso significa.

      A lo que Marco Polo explicó:

      —La educación se desarrolló en el último milenio sin haber estudiado el proceso de construcción de pensamientos, sus tipos, naturaleza y procesos de administración. Fue un error imperdonable que laceró el desarrollo socioemocional de los alumnos, y llevó a la formación de dictadores, psicópatas, sociópatas, que han fragmentado a la especie humana. ¿No perciben que toda nuestra historia está manchada de sangre y violencia? —después de una pausa para rediseñar sus propios pensamientos, Marco Polo continuó—: Soy un eterno aprendiz. No quiero vender la idea de ser una persona orgullosa, pero produje conocimiento sobre esos fenómenos y hablo con autoridad. La educación clásica, de preescolar al posdoctorado, no sabe que hay dos tipos de pensamientos conscientes: el dialéctico y el antidialéctico. El pensamiento dialéctico es el tipo más pobre. Se desarrolla en el psiquismo humano copiando los símbolos de la lengua y, en consecuencia, lo usamos para leer, escribir y hablar. Por ser estrictamente lógico, bien formateado y codificado, presenta serios problemas; nos conduce a ser instintivos, reactivos, unidireccionales, a responder según el fenómeno de acción-reacción, golpe y contragolpe. El pensamiento dialéctico se usa exhaustivamente en el sistema educativo, sofocando al pensamiento más complejo, el antidialéctico, que es el pensamiento imaginativo, rebelde ante los códigos lingüísticos. Es tan sofisticado y multiangular que es el gran responsable de producir las más fascinantes construcciones del psiquismo humano, como la resiliencia, la empatía, la solidaridad, los sueños, las artes. Sin embargo, si está mal trabajado, produce las mayores pesadillas humanas, como las fobias, la timidez, el autocastigo, los celos, el sentimiento de venganza.

      —Disculpa, pero no logro formarme un razonamiento coherente sobre ese tema. ¿Podrías ser más claro? —pidió Minoro Kawasaki.

      Marco Polo había pasado ya por valles y montañas. Éxitos y fracasos. Aplausos y dolores inenarrables. Uno de ellos fue cuando estaba a mitad de camino en la facultad de medicina y atravesó por una grave crisis depresiva. Fue entonces que se dio cuenta de que las lágrimas que no tenemos el valor de derramar son más dramáticas que las que se presentan en el teatro del rostro. En ese periodo él estaba en Brasil, un país maravilloso, bellísimo, pero que no valora a sus científicos con la importancia que merecen en la producción de ciencias básicas. En la facultad de medicina, Marco Polo comenzó a crear ciencia básica, teórica, sobre la construcción de pensamientos, los tipos de pensamientos, la naturaleza de los pensamientos, los procesos de construcción y formación del Yo como gestor de la mente humana. Era un estudiante atrevido, que levantaba la mano y cuestionaba a los profesores de psicología y de psiquiatría, porque pensaba críticamente. No lograba ser un estudiante común, que sólo reproducía lo que sus maestros le enseñaban. Por eso, desde la facultad ya causaba alborotos en el salón de clases. Después de graduado y de escribir cientos de páginas, se mudó a Estados Unidos y continuó su trayectoria como productor de conocimiento sobre el más complejo e intrigante de todos los planetas: el planeta mente, irrigado por los océanos de las emociones. Estudiar la naturaleza, los tipos y procesos constructivos del pensamiento era de hecho un asunto de máxima complejidad. Tal vez fuera la última frontera de la ciencia, pues en el fondo el pensamiento dialéctico y antidialéctico son el material esencial para tejer la consciencia existencial, incluso la producción de la ciencia, la literatura, la política y las relaciones sociales.

      Marco Polo explicó que la educación basada en el pensamiento dialéctico, o lógico, canalizada por técnicas expositivas de información en el salón de clase, funcionó con muchos defectos hasta la era digital, aunque no formara pensadores en masa. Sin embargo, en la era de los dispositivos digitales, en la cual la información ganó en relevancia, los seres humanos liberaron el pensamiento antidialéctico, quedaron viciados con las imágenes y se volvieron aburridos, capaces de estresar y agotar la mente de los alumnos. Ellos son clientes que no quieren estar en el salón de clases.

      —Los profesores se convirtieron en cocineros del conocimiento dialéctico para una audiencia que no tiene apetito. Ellos tienen apetito antidialéctico y sólo se aliviarán si liberan su propia imaginación para construir, participar e involucrarse emocionalmente en cada clase —afirmó Marco Polo.

      Era difícil de entender lo que decía, pues hablaba de elementos intangibles, que actuaban en los bastidores de la mente. Sin embargo, enseguida decidió presentar algunas técnicas claras para revolucionar el teatro de la educación.

      Entonces enseñó algunas herramientas, de las cuales las cinco primeras fueron ampliamente practicadas por el mayor maestro de la historia hace dos milenios:

      1 Los alumnos no deberían jamás sentarse en filas, para no fomentar la jerarquía intelectual y producir la timidez,