Páginas sevillanas. Manuel Chaves Rey

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Название Páginas sevillanas
Автор произведения Manuel Chaves Rey
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 4057664159243



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de España objetos de valor con que enriquecerlo, y empleando en los trabajos á los más reputados artífices.

      En el regio edificio existe aún la cámara particular que ocupó D. Pedro; allí puede verse el patio donde cayó herido al golpe de las mazas el maestre D. Fadrique; allí están los amenos jardines por los que tantas veces paseó D.ª María de Padilla; allí está la magnífica portada cuyos dibujos é inscripciones dirigió el mismo Rey, y allí, en fin, existen próximos los sombríos y tortuosos callejones por donde él salía de noche á vigilar la población y á sorprender las tenebrosas reuniones de sus enemigos.

      En la calle del Candilejo estuvo el domicilio de aquella vieja que asomó su luz á la ventana una noche que el Monarca había tenido pendencia con un desconocido, reconociéndole por el ruido de las choquezuelas, suceso que por ser de todos sabido no relataremos, limitándonos á decir que el busto de D. Pedro que hoy existe en la fachada cercana se colocó el año 1600, sustituyendo á la cabeza toscamente labrada en barro que el Monarca justiciero hizo poner en el lugar de la riña.

      Otro edificio que evoca su memoria es la torre del Oro, en la cual estuvieron guardados los tesoros del Rey, bajo la vigilancia del judío Leví, y en la que permaneció D.ª Aldonza Coronel mientras sostuvo sus amorosas relaciones con D. Pedro.

      Éste reedificó á sus expensas cuatro templos, que fueron el de San Miguel, el de San Francisco, el de la Merced y el de San Pablo, haciendo que en ellos se dieran de continuo solemnes cultos y fiestas, que solía presenciar muy á menudo en compañía de sus cortesanos.

      En el convento de Santa Inés yace enterrada la esposa de D. Juan de la Cerda, D.ª María Coronel, á quien D. Pedro requirió de amores con tanta insistencia, que la dama, que era de suyo honesta y poco sensible á los halagos del joven Monarca, se retiró á la ermita de San Blas y luego á dicho convento, que fundó, y en donde, viéndose aún perseguida por su galanteador, no encontrando á mano otro medio de alejarle, se aplicó aceite hirviendo en el rostro para matar su hermosura, quedando de extraordinaria fealdad.

      Cuando la guerra con Aragón, en el sitio de las Atarazanas equipó D. Pedro la escuadra que había de obtener tan señalada victoria, y se dice que el Rey en persona acudía todos los días á estos sitios, dando muchas ordenes verbales á los marinos y demás gentes que trabajaban en las obras.

      No lejos de este lugar cuenta la tradición que D. Pedro entró en el río á caballo persiguiendo airado al Nuncio del Papa, que había anatematizado el enlace con D.ª María Padilla, viéndose muy apurado el eclesiástico para huir en una barca, que por fortuna le salvó de una muerte cierta. En la calle de San Luis se asegura que vivió aquella hermosa dama, cuando fué conocida por el Rey; á la puerta del templo de San Gil fué enterrado el famoso arcediano que la conseja popular nos ha trasmitido... ¿Y á qué seguir enumerando lugares y edificios?... Ya dijimos que Sevilla está llena de recuerdos de aquel Rey, y los que hemos apuntado bastan para probar nuestras frases.

      Si dispusiéramos de más espacio lo dedicaríamos á la memoria del Monarca justiciero; mas como las dimensiones de estos apuntes no lo permiten, ponemos punto á nuestro modesto trabajo.

       EL SEPULCRO DE GUZMÁN EL BUENO

       Índice

      «Un hijo dióme Dios para mi patria; su apoyo debe ser; no su enemigo... Y porque te persuadas cuán distante me encuentro de faltar al deber mío, si armas no tienes para darle muerte, toma, allá va, verdugo, mi cuchillo.»

      Gil de Zárate.

      Á poco más de media legua de Sevilla existe una pequeña aldea, llamada Santiponce, inmediata á la cual pueden aún verse las ruinas del antiguo y soberbio monasterio de San Isidro del Campo, fundado por D. Alonso Pérez de Guzmán y su esposa D.ª María Alonso Coronel en el año de 1301.

      No es nuestro propósito hacer aquí la historia de este edificio, que en situación tan lastimosa se encuentra hoy, ni tampoco describir con todos sus detalles el local ni los cuadros, esculturas y sepulcros que en él se hallan relegados al más imperdonable olvido.

      El que tiene algún cariño por las glorias de la patria, el que estima los recuerdos de aquellas generaciones pasadas que á las presentes dieron vida, no puede por menos de experimentar cierta tristeza al recorrer aquel claustro derruído, aquellos patios solitarios y aquellas galerías que amenazan desplomarse; lamentando que la indiferencia de unos y el instinto destructor de otros, unido á la acción de los tiempos, hayan conducido á estado tan deplorable el monasterio en cuyo lugar se guardaron los restos de San Isidoro hasta el año 1053, en que, con licencia del rey de Sevilla Al-Motadhid, fueron trasladados á la ciudad de León por el obispo Avito.

      Siguiendo nuestro propósito, sólo nos ocuparemos en este apunte del Sepulcro del fundador de la casa, que aún se conserva y hemos tenido ocasión de ver hace poco tiempo.

      Éste se encuentra en la parte más antigua de la iglesia, y fué construído en 1609 para sustituir el primitivo, sobre el cual son muy escasas é incompletas las noticias que tenemos.

      El mausoleo que guarda los restos del bravo defensor de Tarifa es digno de tan esclarecido varón, cuyo heroísmo es admirado por cuantas generaciones le han sucedido. Está adornado de escudos de armas, de labores primorosas, que son muy estimadas por los inteligentes, y sobre la ancha losa está grabado el epitafio, que dice así:

      «Aquí yace D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, que Dios perdone; fué bien aventurado é que previno siempre servir á Dios y á los Reyes; él fué con el muy noble rey D. Fernando en el cerco de Algeciras; é estando el Rey en esta cerca fué á ganar á Gibraltar, á después que la ganó entró en cabalgada en la tierra de Gaucin, é tuvo facienda con los moros é matáronle en ella, Viernes 19 de Setiembre, era 1347, que fué año de el Señor de 1309.—H. S. E.—19 era Septenbris anno domini 1609—300 a die sui abitibus

      Sobre el sepulcro está la estatua de Guzmán, vestido de armadura, y arrodillado ante un reclinatorio como entregado á la más profunda oración.

      El escultor Martínez Montañés hizo la estatua, que, como todas las obras que su prodigioso cincel labró, es de un mérito excelente, si bien han hecho notar algunos eruditos que las armas que lleva don Alonso presentan bastantes anacronismos.

      La contemplación del mausoleo, tan olvidado hoy, inclina el espíritu á melancólicas reflexiones, y poco á poco acuden á la imaginación los recuerdos de aquel personaje heróico, cuya figura ha sido tantas veces ensalzada por el arte y la poesía y cuya hazaña inmortal está grabada con caracteres indelebles en las páginas de la historia.

      El cuerpo del defensor de Tarifa se conservó largos años en perfecto estado, según escriben varios autores que lo vieron; pero en la actualidad sólo existen algunos huesos podridos y terrosos en aquella bóveda solitaria medio derruída. Cerca del mausoleo de Guzmán se encuentra también el de su esposa D.ª María Alonso Coronel, la muy casta dueña de manos crueles que dijo Juan de Mena, y que falleció en 1332, siendo sepultada con gran solemnidad y pompa cerca de su heróico marido. Entre otras personas cuyos hechos memorables consigna la historia, yacen enterradas en sendos sepulcros en aquel lugar D.ª Urraca Osorio y su fiel doncella Leonor Dávalos.

      Las cortas dimensiones de estos apuntes no nos permiten extendernos en más detalles, y terminamos estas líneas recomendando al lector cuanto acerca del monasterio de San Isidro y su necrópolis han escrito el P. Torres, Maldonado, Saavedra, Zeballos, Matute, Gestoso, Gali y otros inteligentes y eruditos autores.

       LA PUERTA DEL PERDÓN

       Índice

      «En el muro antiguo que formó parte de la gran aljama, y en su centro, hállase