Название | El quinto sol |
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Автор произведения | Camilla Townsend |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786079909970 |
¿Vendrán los enemigos a conquistar el reino o pueblo en que vives? ¿Es a tu cargo de pensar con temor y con temblor si por ventura se destruirá o solará el pueblo, y habrá gran turbación y aflicción? [¿Se derrumbará el altépetl en la guerra? ¿Estará rodeado por enemigos?] […] ¿O por ventura vendrá tiempo en que nos hagan a todos esclavos y andaremos serviendo en los más bajos servicios?21
“¡No!”, respondieron todos, y “¡No!”, nuevamente. Ganarían las guerras, no las perderían; no serían esclavizados. Entonces, para demostrar su destreza, Chimalpopoca inició la primera campaña militar requerida de todo nuevo tlatoani. Regresó victorioso, y su pueblo se mostró optimista. Chimalpopoca gobernó durante aproximadamente diez años y puso a muchos pueblos nuevos bajo el dominio de los mexicas.
Entonces, mientras gobernaba Chimalpopoca, una gran crisis sacudió el mundo político de los mexicas. En 1426, Tezozómoc, el huey tlatoani de la poderosa ciudad llamada Azcapotzalco, a la que había gobernado desde 1370, falleció en su cama. El tlatoani tepaneca había personificado el poder en el valle durante tantos años que, cuando murió, sus gobernados se miraban unos a otros con incertidumbre. De golpe, los hijos del viejo tlatoani lanzaron sus ataques, pero no lo hicieron para defender el territorio de su familia, como era de esperarse; por el contrario, se volvieron unos contra otros con resolución asesina.
Eso parece desconcertante al principio, pero resulta menos cuando se piensa en el hecho de que la poliginia había provocado una situación en la que abundaban los potenciales pretendientes a tlatoani de cualquier altépetl. Los nahuas estaban tan acostumbrados al fenómeno que no lo veían como un problema; por el contrario, lo veían como un resultado claramente positivo y, en realidad, no estaban del todo equivocados, dado que, independientemente de lo que nos diga nuestra sensibilidad moderna, la poliginia tiene muchos beneficios: ofrece placeres obvios al hombre mayor con múltiples esposas, e incluso las esposas en tales situaciones aseguran con frecuencia que llevar mujeres más jóvenes al hogar es una ayuda para ellas a medida que envejecen, porque muchas manos hacen que el trabajo sea más ligero. No cabe duda de que las esposas nahuas nunca buscaron o esperaron que su esposo sintiera por ellas un amor romántico; no las sorprendía que los hombres fueran volubles ni nadie en su mundo las culpaba por ello. Además, la poliginia eliminaba por lo general toda posibilidad de que un tlatoani muriera sin herederos y generaba un verdadero clan de hombres jóvenes que se enorgullecían de las relaciones entre ellos y se mantenían unidos en tiempos de crisis.
Tal, al menos, es la teoría. En la realidad, incluso una mujer que nunca ha esperado una relación permanente con un hombre puede resultar lastimada cuando es reemplazada por una rival, y el dolor quizá no sea únicamente de la mujer, sino también de sus hijos: “Ah, madre —decía una canción náhuatl—, estoy muriéndome de tristeza aquí en mi vida con un hombre. No puedo hacer bailar el huso. No puedo arrojar la lanzadera de mi telar.”22 La cantante estaba asumiendo el lugar de una esposa cautiva y quería decir que, en su situación de mujer ajena al hogar del hombre, no esperaba gozar de una vejez digna a medida que sus hijos se hacían cargo gradualmente de la riqueza y de los deberes familiares; después de todo, no obstante, eso sólo hablaba del dolor personal, que quizá careciera de importancia en un sentido político. Lo que es mucho más importante, en un sentido más amplio, es que el sistema únicamente podía funcionar bien cuando la gran mayoría del pueblo estaba del todo de acuerdo respecto de cuál esposa era la principal, es decir, cuando todos pensaban de manera similar en cuanto a cuáles eran los hijos que debían heredar. Si había dudas importantes al respecto, la guerra civil era inminente, puesto que las facciones de medios hermanos que se creían con ese derecho, nacidos de diferentes madres y divididos por un odio visceral originado en la infancia, estaban dispuestas, preparadas y listas a dirigir a la gente en defensa de sus diferentes visiones del futuro de su pueblo.
Los anales nos dicen que la guerra estalló en esos momentos en los altepeme de todo México, una y otra vez.23 Al principio, la generalización de los combates parece confusa, pero, cuando se examina más de cerca, por lo general se ajusta a ciertos patrones. En el mundo nahua, debido a que las diferentes esposas de un tlatoani a menudo provenían de distintos altepeme, los conflictos fratricidas también solían tener una dimensión étnica. Sin duda, cuando Maxtla, hijo de Tezozómoc, de Azcapotzalco, se levantó contra su medio hermano, el presunto heredero, y lo mató,24 estaba dando por hecho que recibiría ayuda del altépetl natal de su madre, y así fue. Al mismo tiempo, se volvió en contra de los antiguos aliados de Azcapotzalco, cuyos linajes de nobles estaban unidos mediante matrimonios con los de la familia materna del medio hermano al que había matado, específicamente, la del linaje de nobles del altépetl de Tlacopan. Eso significa que Maxtla asimismo tenía en la mira a Chimalpopoca, el tlatoani de Tenochtitlan, cuya madre también era originaria de Tlacopan. Los historiadores nahuas ofrecen diferentes versiones de una historia terrible de traición y muerte; según uno de ellos, Maxtla invitó a Chimalpopoca a su casa, fingiendo que era para darle la bienvenida a la ceremonia de celebración de su ascenso como nuevo tlatoani, para luego estrangularlo.25
Como quiera que haya ocurrido, hubo un gran pandemónium en Tenochtitlan: se consideró que las fronteras con Azcapotzalco estaban cerradas (los historiadores usaron el término que significaba “bloqueadas”), una vez que quedó entendido que las personas que cruzaran al territorio del otro podían ser atacadas. Durante muchos años, las decisiones políticas del pueblo tenochca habían dependido de la voluntad del huey altépetl de Azcapotzalco: ¿qué debían hacer ahora? Durante un breve periodo de 60 días, el joven hijo de Chimalpopoca gobernó y, de pronto, cayó. Su nombre era Xíhuitl Témoc, Cometa Caído.26 El apelativo parece demasiado perfecto como para haber sido su verdadero nombre: el niño tenía antepasados con ese nombre, pero uno se pregunta si los bardos se lo aplicaron después de los acontecimientos, como ocurría a menudo. No se sabe exactamente cómo murió, pero quizá fue en algún tipo de batalla o escaramuza. No parece probable que Maxtla también lo haya asesinado, porque seguramente este último sabía lo que le había sucedido a su padre, Chimalpopoca, y habría aprendido a mostrarse precavido respecto de esa clase de desastres.
Es probable que Xíhuitl Témoc haya sido traicionado de alguna manera por Itzcóatl; después de todo, fue este último quien llegó al poder a continuación. Para entonces, Itzcóatl tenía al menos 40 años; nadie menciona cuándo nació, pero había vivido durante los 24 años que su medio hermano Huitzilíhuitl fue tlatoani, más otros diez bajo su sobrino, Chimalpopoca, y debe de haber sido concebido al menos unos años antes de la muerte de su padre. Por consiguiente, pudo haber tenido mucho más de 40 años en 1426, porque moriría 14 años después de lo que entonces se consideraba como la vejez. Como fuera, era sin duda un dirigente guerrero con experiencia, en contraste con los hijos todavía pequeños de Chimalpopoca, lo cual podría explicar que el pueblo lo siguiera en esa situación de urgencia; sin embargo, el hijo de Huitzilíhuitl y la princesa de Cuauhnáhuac también estaba disponible, al igual que otros hijos, entre ellos uno llamado Tlacaélel, que había nacido en la última década del siglo XIV y ya ocupaba un alto cargo,27 por lo que no había una necesidad genuina de que la familia real recurriera a Itzcóatl, el hijo del abuelo Acamapichtli y la muchacha esclava. Itzcóatl, la “serpiente de obsidiana”, debe de haberse distinguido por contar con muchos años más o con unos antecedentes muy respetables, pero otros también poseían esas cualidades. Asimismo, debe de haber tenido carisma, ambición y una mente sutil.