Название | Condenados |
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Автор произведения | Giovanni de J. Rodríguez P. |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789585331839 |
—Alharacas, simples y tontas alharacas. Los metahumanos nunca dicen la verdad, siempre esconden algo, si les seguimos la corriente terminaremos siendo sus esclavos —respondió Calahor.
—Doctor Calahor, puede que usted tenga o no razón, lo que sé es que los cíborgs nos superan por mucho en inteligencia y capacidades. Y no estoy tan seguro de si lo que vieron tiene o no algo que ver. Ese mismo hecho fue registrado por los equipos del observatorio magnético de Islandia, el reporte oficial indica que un cordón de energía vibró como cuerda de guitarra sobre una isolínea del campo magnético del planeta, se especula que fue ocasionada por la tormenta solar que no logró ser filtrado por nuestro Cinturón de Van Allen, afectando la ionosfera y produciendo auroras boreales; las mismas que vimos aquí en Bogotá se observaron en Tarragona, Ibiza y Orán. —Calahor se cruzó de brazos—. Por otro lado, el hecho es que las armas que mencioné no tienen una emisión de ondas selectiva y los efectos impactan a todos los individuos que estén dentro de un rango de alcance. Nos enfrentamos ante una poderosa arma letal que, a mi modo de ver, no solo amenaza el país, sino que amenaza a toda la humanidad. Piénselo bien, un terrorista podría elegir cualquier blanco.
—Si es cierto lo que dices, entonces el arma emite señales que se transportan sobre las líneas magnéticas y perturba el magnetismo del planeta, pero… la detección se hizo en ciudades del mediterráneo y estamos muy lejos, por eso su teoría se cae.
—No señor, la cartografía de isolíneas demuestra que el recorrido no es lineal, y la perturbación generó que el flujo magnético se moviera sobre el océano Atlántico llegando al país.
—Aun así, no hay nada que relacione ese evento físico con las cartas. Señor Pacheco, nos está desenfocando.
—Tal vez Pacheco tenga razón. No podemos descartar información si la causa de las muertes es un arma desconocida.
—Tendría el poder de Dios en sus manos —interrumpió el doctor Tobar.
—¡El poder de su dios o el poder de su diablo! Da igual, cualquiera de los dos es un criminal —respondió Pacheco mientras el ministro abría los ojos al escuchar tal blasfemia.
Un murmullo se generó en la sala, los ministros alterados manoteaban y cada uno intentaba hablar. Las cartas estaban echadas sobre la mesa, existía una nueva arma de alcances inimaginables o acaecía un castigo divino, a eso se enfrentaban y en ambos casos estaban desamparados.
—Señores, es posible que estemos ante una amenaza terrorista de magnitudes inimaginables. No podemos cruzarnos de brazos ni llenarnos la boca con justificaciones parcas o con especulaciones insulsas mientras siguen muriendo ciudadanos. Tampoco creamos que esta amenaza que ha empezado en nuestro territorio se va a quedar en nuestro territorio. Cualquier acto de barbarie que amenace el estilo de vida libre de una sociedad también coacciona el estilo de vida de todos en el planeta. Señores, un terrorista nos sometió a vivir en medio de un escenario dantesco y no podemos ceder, ni agachar la cabeza. Somos víctimas de una amenaza global y como tal tenemos que actuar —acotó el presidente y todos callaron.
—¡Que Dios nos libre! ¿Ahora quién será? —añadió Leopoldo.
—Debemos apurarnos. El mundo entero conoce lo que sucedió y varios países nos señalan como agresores potenciales.
—¡Agresores! Pero si somos las víctimas.
—Doctor Elías, por favor, no es hora de hacer preguntas estúpidas.
Elías no caía en cuenta de que, así como el país estaba bajo ataque, cualquier otro podría estarlo.
—Todos estamos en peligro y, como lo mencioné, no estamos preparados ni científica ni tecnológicamente para resolver una situación como esta. Por esto, antes de esta reunión hablé con varios mandatarios de países con los recursos necesarios para hacerle frente a esta amenaza. Esta noche aterrizarán un par de aviones militares con ayuda tecnológica y científica. —Todos se sorprendieron, el presidente se les anticipó—. Señores, esto es muy grave. Debemos perseverar y esforzarnos sin miramientos para solucionar el problema.
1 Long Range Acoustic Device, también llamado Grito, es un arma no letal. Entre sus utilidades está la emisión de sonidos dolorosos utilizados para reprimir manifestaciones.
15. El arribo de la caballería
Al ocultarse el sol, las calles desoladas se hicieron más frías y silenciosas que de costumbre. Esta vez no había curiosos en los balcones. El cielo nublado se rasgó con una intermitente ráfaga de relámpagos y luego llovió a cántaros. Los aviones que traían la ayuda de los países aliados arribaron antes de la tormenta. Aún quedaban fuera de los hangares un Airbus Beluga y un C-130J Hércules, que eran el centro de atracción en el aeropuerto. En el último se alojaban cuatro laboratorios avanzados.
Una reunión secreta iniciaba en una hacienda ubicada en Engativá, al frente del humedal Jaboque. Altos ministros de seguridad de varios países acompañados por asesores, científicos y militares analizaban los hechos y trazaban un programa de monitoreo de señales electromagnéticas. Los inalterables rostros de los aliados y su forma de actuar daban la impresión de que se preparaban para una guerra. Guillermo Pontefino se mostró conciliador y suministró todos los recursos requeridos por los visitantes: seguridad, inteligencia, acceso a espacios, bases de datos, tecnología y personas. Todo cuanto hiciera falta sería entregado de manera inmediata.
Cuando dejó de llover, de la panza del C-130J Hércules sacaron los laboratorios y los trasladaron en camiones a la hacienda donde se instalaba el centro de investigaciones.
Al día siguiente, los diplomáticos se marcharon en el primer vuelo. Se quedaron los científicos, acomodados en las amplias y tibias habitaciones de la hacienda de Jaboque. La coalición formada por doce naciones empezó a desplegar en todo el territorio una serie de sofisticadas estaciones de monitoreo, antenas y receptores que permitían captar todas las ondas del espectro electromagnético. El mecanismo estaba interconectado con una red satelital formada por una miríada de Cube Sats desplegados en una órbita geoestacionaria; dicha red, apodada Blackness, tenía la capacidad de enlazarse al sistema mundial Ununtrium, que regulaba las telecomunicaciones del planeta. De esa forma, espiarían con algoritmos complejos todas las comunicaciones de voz, mensajería de texto, hologramas y datos. Finalmente, hicieron lo que parecía imposible y, bajo el máximo secreto, utilizaron las redes móviles de los operadores de telefonía celular para activar un “oído” remoto. No solo las llamadas desde cualquier teléfono inteligente serían escuchadas, sino que cada aparato sería utilizado como un oído para escuchar todo lo que hubiere en el ambiente sin que su propietario lo supiera. Las voces se analizarían buscando patrones específicos para evidenciar posibles ataques. La gigantesca cantidad de información sería retrasmitida en tiempo real a un enlace satelital que no había sufrido daños con la tormenta solar y de allí sería rebotada hacia una estación europea, sede de la alianza tecnológica los Cinco Ojos,2 donde una computadora cuántica con potentes algoritmos de rastreo identificaría palabras claves. Este potente buscador fonológico separaría la comunicación basura de la susceptible de análisis, la cual se enviaría a otros equipos especializados ubicados en Israel, USA y Francia.
El día terminó rápido, el presidente salió en televisión informando que doce países se habían unido para buscar al terrorista que había herido a la nación. Señaló que pronto estaría tras las rejas. Fue enfático en esto último, hizo hincapié varias veces en que nunca se había utilizado la tecnología como se hacía ahora. Invitó a tener calma, puso en tela de juicio si todos los fallecidos eran culpables y merecedores de una muerte tan trágica, se puso del lado de las víctimas y de la libertad que merecían tener todos los ciudadanos. Finalizó el discurso con estas palabras: “Tengan por cierto una cosa, este país es un lugar de paz y ningún crimen quedará impune.”
Los hermanos