Название | Un nuevo reino imaginado |
---|---|
Автор произведения | Luis Fernando Restrepo |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587815191 |
Castellanos y el Nuevo Reino tras el giro lingüístico
El presupuesto fundamental de este libro es que el lenguaje no refleja, sino que constituye la realidad. Este no es considerado algo neutral, sino que emerge siempre en contextos de poder. Tal presupuesto está basado principalmente en el posestructuralismo de Roland Barthes y Michel Foucault, pero también en otros que llevan estos planteamientos a otros campos como la Historia (Hayden White, Dominick LaCapra), la Etnografía (Clifford Geertz, James Clifford) o la Cartografía (James Duncan, J. B. Harley). Este nuevo paradigma de las ciencias sociales ha sido llamado el giro lingüístico: se percibe la vida social como algo organizado en términos de símbolos, signos y significados que han de comprenderse para entender la organización de determinada cultura.2
Este paradigma, también conocido con un nuevo historicismo, abre nuevas direcciones para el estudio de las Elegías y de su contexto, el Nuevo Reino de Granada, y permite indagar en los códigos y valores que organizan y sustentan la sociedad colonial. Se complementan, de este modo, las investigaciones historiográficas que se han enfocado en lo económico, las instituciones sociales como la encomienda, el resguardo, la mita urbana, las comunidades religiosas, etc.3
En cuanto a las Elegías, este paradigma permite superar la tendencia, con algunas excepciones, de la crítica de Castellanos de separar lo histórico (lo factual) y lo literario (lo estético, lo formal), lo cual trataré más adelante, en el capítulo I. Proponemos, en cambio, un estudio que integre ambos aspectos, siguiendo lo sugerido por Dominick LaCapra, siendo sensibles a la complejidad discursiva de los documentos, pero sin quedarse en una aproximación meramente formalista, limitada a los mecanismos internos del texto.4
El discurso colonial: repolitización de las prácticas culturales en contextos de colonización
Desde las últimas dos décadas del siglo XX, el proceso de colonización de las Américas ha sido reexaminado por los estudios poscoloniales, un campo cuyo enfoque es la producción discursiva europea y sus relaciones con el proceso de colonización de otras partes del mundo, como África, India y América.5 Edward Said propone examinar la amplia gama de conocimientos que Europa ha generado sobre el Oriente y el papel que este saber y sus respectivas disciplinas han jugado en el proceso de colonización.6 Estos planteamientos son retomados por Peter Hulme para hablar de la experiencia de las Américas. Hulme delinea los marcos culturales que estructuran la visión de la América de Colón:7 por una parte, el tráfico económico con el Oriente y la China mongola genera una serie de textos, imágenes e imaginarios de suprema importancia en los diarios y cartas de Colón; por otra parte, una tradición europea de imágenes y narraciones sobre razas monstruosas y salvajes, proveniente de Heródoto, también está latente en el diario del Almirante de la Mar Océano, donde emergen las descripciones de hombres con hocico de perro, cola de caballo y que comen carne humana. Estas dos tradiciones enmarcan el proyecto colonizador esbozado ya en las Capitulaciones de Santa Fe, emitidas el 17 de abril de 1492, mediante las cuales los Reyes Católicos le asignaban títulos y privilegios a Colón sobre las islas descubiertas.8
La noción de discurso que encontramos en Said y Hulme proviene de Foucault y del posestructuralismo.9 Foucault propone este concepto para reexaminar el saber occidental más allá de los confines delimitados por las diferentes disciplinas, como la historia, la filosofía, la religión, las ciencias, la ficción, etc.10 Es decir, se trata de hacer evidente que estos campos de conocimiento no son “naturales” ni “universales”, sino que tienen una formación histórica.11 Las fronteras entre estos campos de conocimiento son también mucho más problemáticas que la asumida autonomía de cada disciplina. La noción de discurso permite aventurarse más allá de las unidades tradicionales de análisis, como el libro, la obra o el autor. Un libro está atrapado en un sistema de referencias a otros libros, otros textos y otras oraciones, es más un nodo dentro de una red que un objeto autónomo.12
El ángulo clave que aporta Foucault a estos estudios sobre el colonialismo es entrever la compleja relación entre el saber y el poder. En sus estudios sobre varias instituciones disciplinarias, como la clínica, el hospital, la escuela, la prisión, nos demuestra cómo el conocimiento no es algo neutral, sino que surge de las prácticas sociales de control y vigilancia. Nada filantrópico mueve sus mecanismos, sino el ejercicio del poder (se desmantela así uno de los pilares del proyecto de la modernidad, la fe en la ciencia y el conocimiento como fuentes liberadoras). Los “efectos” de la concatenación del saber y el poder incluyen mucho más que la delimitación de campos del saber: también se producen sujetos y sujetos del conocimiento.13
Por consiguiente, la relevancia de estos planteamientos para nuestro enfoque en la colonización del Nuevo Reino de Granada es ver cómo los diferentes campos del saber europeo –presentes en el propio texto de Castellanos– producen sujetos (“el indio”) y una territorialidad (el Nuevo Reino) que son clave para establecer el dominio español. Homi Bhabha,14 como comentaremos más adelante en el capítulo III, resalta precisamente que el discurso colonial (o saber europeo desplegado en relaciones coloniales) se caracteriza porque necesita producir sujetos diferentes para poder ejercer el poder colonial. Si las poblaciones de otros continentes fueran “iguales” al colonizador europeo, no podrían justificar su subordinación. Se trata, por lo tanto, de una alteridad estratégicamente producida.
Siguiendo estos planteamientos de Foucault, Said y Bhabha, veremos entonces que la producción de un sujeto colonial, “el indio” tal como aparece en las Elegías, es algo que está estrechamente vinculado al establecimiento del dominio español en el Nuevo Reino. Lo que este libro aporta al respecto es cómo específicamente el discurso épico contribuye a crear al sujeto colonial que necesita la maquinaria imperial, siguiendo los aportes sobre el tema hechos recientemente por David Quint y José Rabasa.15
El dominio español en el territorio que se configuró como el Nuevo Reino bien puede verse más como un proceso continuo y dinámico que como un acto singular (“la toma del poder”). Es desde esta perspectiva que proponemos ver a las Elegías. No se trata ya de observarlas como un texto aislado, sino como parte de numerosas prácticas discursivas que fundamentaban y sostenían la “república de los españoles” en el Nuevo Reino. Por lo anterior es posible decir que las Elegías son un texto que interviene en un presente histórico.
Raymond Williams ha notado que existe la tendencia a describir y analizar tanto la cultura como la sociedad en el pretérito, como algo fijo o terminado. Sin embargo, aunque las obras (literarias o artísticas) sean un producto terminado, siempre se realizan en un presente específico y, por lo tanto, son parte del proceso formativo de lo social.16 Por otra parte, los planteamientos de Williams nos permiten ver la dinámica de la dominación española en América. Partiendo del término gramsciano de hegemonía, Williams argumenta que la dominación no se da completa y exclusivamente, sino que es constantemente redefinida y que tampoco es un proceso pasivo: no se tiene el poder, se ejerce, se defiende, se justifica,