Название | Prevención del delito y la violencia |
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Автор произведения | Franz Vanderschueren |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789563572926 |
En la práctica, este enfoque pone especial interés en el seguimiento y la evaluación comprensiva de las intervenciones, ya que esto arroja luces sobre cómo, por ejemplo, un programa alcanza al grupo objetivo, selecciona a los participantes adecuados, realiza las intervenciones respetando la gradualidad y la necesaria adecuación sociocultural.
Este enfoque es complementario, entonces, al interés de reconocer los factores e identificar oportunamente el real impacto de un programa (basado en evidencia) en comparación con la forma en que se implementa el programa. La experiencia en este tipo de estudios (Metz, 2007, en Savignac y Dunbar, 2014: 5) lleva al convencimiento de que:
Un programa “prometedor”, que se implementa en forma correcta, tiene una mayor probabilidad de lograr resultados positivos que un programa en el cual el diseño y la implementación se ven afectados por múltiples vacíos de conocimiento y limitaciones técnicas.
Adicionalmente, un programa con efectos o resultados neutros puede ser replicado en condiciones diferentes y obtener resultados positivos, ya que las condiciones de implementación son consideradas un elemento clave en la consecución de los resultados deseados.
De esta forma, no se trata de replicar sin adaptar. La adaptación y la adecuación técnica de un programa es proceso relevante a la hora de su transferencia y de su implementación en un contexto u otro. En consecuencia, no solo debe hacerse hincapié en la elección de programas bien evaluados, sino también en la identificación de condiciones efectivas para su implementación, con un enfoque comprensivo de los factores que inciden en su eficiencia.
Algunos aspectos de la implementación para la prevención provienen de transferencias de otras intervenciones, como la salud y la educación (Wandersman et al., 2008). Ya sea un programa de prevención de la delincuencia o de un campo afín, a la hora de la ejecución son recomendables los mismos principios generales.
A pesar de esto, no todo funciona como se espera. Ciertas condiciones en la implementación de los programas de prevención son particularmente clave en intervenciones dirigidas, por ejemplo, a jóvenes y adolescentes. En la prevención de base social una dificultad es la alta rotación de tutores, la mala relación entre los jóvenes participantes y sus tutores, entre otros, que llevan a decisiones que alejan la ejecución del diseño con consecuencias negativas, como revela la evaluación de programa Supporting Adolescents with Guidance and Employment8. ¿Es esto útil a la hora de diseñar intervenciones similares en algún sector o barrio en Chile?
El hecho de que se dirijan a una población con múltiples riesgos, a veces incluso usuarios con antecedentes penales, enseña –desde la perspectiva de la ejecución y siguiendo la experiencia canadiense (Savignac y Dunbar, 2015)– que el éxito exige flexibilidad, pero que radica en poner atención también en:
La identificación efectiva de potenciales participantes (con el perfil adecuado) en el programa.
La generación de un vínculo funcional, de mecanismos de retención e incentivos para mantener la participación en el programa.
La participación de los demás miembros de las familias y del entorno social más cercano.
El papel de ciertos socios estratégicos.
La incorrecta identificación del participante –beneficiario, una estrategia de reclutamiento débil y una retención fallida (fidelización)– pueden ralentizar la implementación y afectar los resultados. De esta forma, la preocupación por evitar abandonar o no completar el programa, una baja tasa de participación, una alta tasa de deserción o una combinación equívoca de personas en una cohorte-grupo, sin duda, afectan el programa y ponen en riesgo el resultado.
Es interesante constatar que aprendizajes similares y complementarios se alcanzan también a través de la revisión sistemática de la evidencia y un meta análisis. Un ejemplo es el examen de intervenciones en prevención de base social y enfocada en el delincuente potencial en países de ingresos bajos y medios, especialmente en la participación de menores y adolescentes en pandillas, y los esfuerzos para reducir la delincuencia asociada, estudiando la eficacia y su variabilidad en distintas poblaciones (Higginson et al., 2015).
En efecto, de la revisión de 17 bases de datos académicas, ocho revistas científicas y diez repositorios de literatura, en siete idiomas, cuatro estudios aportaron factores clave del diseño e implementación. A partir de esto, se puede afirmar que es más probable que las intervenciones sean exitosas cuando: 1) incluyen una serie de actividades e incentivos atractivos para los jóvenes, 2) consideran un componente que ofrezca continuidad de los lazos sociales fuera de la pandilla, 3) asumen que las conductas violentas en los beneficiarios pueden limitar seriamente la participación activa, y 4) dan cuenta de importancia de los líderes positivos para el buen funcionamiento del programa.
En este contexto, en el nivel más abstracto y de generación de conocimiento, la experiencia canadiense es también muy atractiva, ya que releva la necesidad de poner atención en cuatro ámbitos relacionados, que agregan valor (Durlak y DuPre, 2008; Fixsen et al., 2009; Gray et al., 2012; Savignac y Dunbar, 2014):
La implementación, comprendiendo que no es un evento único, sino un proceso compuesto de varias etapas. Si es de alta calidad, esto es determinante en programas basados en evidencia.
Los componentes clave, reconociendo cuáles son y cómo afectan la implementación de programas y diferenciando aquellos que son más determinantes en una implementación de alta calidad.
Los equipos de implementación, destacando la importancia de contar con personas capacitadas y dedicadas a la ejecución según la programación.
La fidelidad al diseño en la implementación del programa, reiterando la importancia de adherir a un diseño (ya adaptado), identificando los tipos de modificaciones posibles (alternativas de aplicación).
Aun cuando un programa tenga características positivas, los retos técnicos de la replicación e implementación pueden afectar. A modo de ejemplo, si luego de una evaluación los resultados de un programa no son concluyentes, podría implicar que se trata de una intervención ineficaz. Pero, esto no significa necesariamente que los componentes en el diseño hayan sido inadecuados, sino que las dificultades de la puesta en marcha y de la ejecución no se advirtieron y corrigieron oportunamente.
La revisión de informes de la última década sobre programas en distintos contextos9, con el denominador común de que sus evaluaciones no detectan efectos buscados, revela que no se logran resultados positivos cuando no hay capitalización de conocimiento o aprendizaje a partir de desaciertos anteriores (antes) y no hay supervisión oportuna (durante) la ejecución. Estos errores recuerdan el valor de transformar las evaluaciones sistemáticas en una fuente de conocimiento sobre las posibles claves de una buena ejecución. Tiene mucho sentido promover y aprovechar evaluaciones sumativas y comprensivas al momento del diseño y ejecución, especialmente al momento de la replicación de intervenciones.
¿Qué se ha aprendido sobre cómo ser más efectivo en prevención?
Esta interrogante admite dos tipos de respuesta. Se bien refiere a algunos hallazgos fundamentales para la prevención efectiva, la primera respuesta se enfoca en aprendizajes según la tipología de intervención; mientras que la segunda obedecerá a una lectura sobre aprendizajes para la ejecución especialmente en territorios y grupos en riesgo/de riesgo en comunidades urbanas.
Respecto de qué intervenciones son aconsejables, una primera respuesta –construida a partir de la revisión de algunos casos– puede traducirse en las siguientes cápsulas de aprendizaje:
Adolescent Diversion Project, prevención de base social10. Basado en una combinación de distintas