Psicoterapia Integrativa EIS. Roberto Opazo

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Название Psicoterapia Integrativa EIS
Автор произведения Roberto Opazo
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789569946646



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que habían recibido la información de que el profesor era "muy cálido", participaron más en clase, y calificaron más positivamente al profesor invitado. En otras palabras, la información, es decir, las cogniciones, fueron predictivas de pensamientos, afectos y conductas de los estudiantes.

      En fechas recientes se publicó una controvertida investigación que evalúa el rol de las cogniciones a un nivel sociocultural. El estudio fue dirigido por Adam Kramer y se publicó el 17 de junio de 2014 en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. En el estudio, se trabajó con 689.003 usuarios de Facebook, sin que éstos lo autorizaran o supieran. El objetivo del estudio era investigar acerca de la influencia emocional que producía la manipulación intencional del contenido de las noticias. Es así que manipularon las publicaciones de los amigos, de modo que a un grupo le mostraban un 90% de noticias negativas y a otro un 90% de noticias positivas. El trabajo reveló que las emociones se extienden a través de la red… de modo que los mensajes negativos incitaban estados emocionales negativos y viceversa. El estudio avala el impacto emocional de la información y ha generado controversia por la falta de autorización de los intervinientes.

      En la línea de la investigación predictiva en depresión, Alloy et al. (1999) realizaron un importante estudio con estudiantes de las Universidades de Temple y de Wisconsin. Trabajando con una muestra inicial de 5 mil estudiantes, el estudio se inició con una evaluación de la salud mental de los participantes (autorreportes y entrevistas); se descartó a los estudiantes que presentaban patologías, especialmente depresión. Se realizó también una evaluación genérica de las cogniciones negativas. De esta forma, se seleccionaron los 173 alumnos que presentaban puntajes más altos de cogniciones negativas; este grupo fue calificado de alto riesgo de caer en depresión en el futuro. Los 173 alumnos de puntajes más bajos, fueron calificados como el grupo de bajo riesgo. Un follow-up – de dos años y medio – mostró que un 17% de los alumnos de alto riesgo había presentado una severa depresión, mientras solo un 1% del grupo de bajo riesgo había presentado este desajuste.

      No todos los depresivos se manejan de igual forma con sus cogniciones Se ha constatado que aquellos depresivos que rumian más – es decir, que giran en torno a pensamientos negativos, se concentran en preocupaciones y en sensaciones de sufrimiento – logran prolongar sus estados depresivos y también aumentar sus episodios de depresión (Nolen-Hoesema, 2000). La investigación constató que las mujeres depresivas tienden a rumiar más que los hombres depresivos; constató también que el desvío de atención ejerce un rol antidepresivo.

      Investigando el rol de la atención selectiva, Ingram (1987) comprobó que los depresivos tienden a atender preferentemente lo negativo; esto concuerda con los planteamientos de Beck. Por otra parte, se ha constatado que las personas deprimidas y las no deprimidas – pero con baja autoestima – prestan atención preferente a los hechos negativos (Giesler et al., 1996). En un sentido etiológico, sin embargo, la atención selectiva a lo negativo no parece ser suficiente para generar depresión. En un estudio de O’Hara y Rehm (1979), se pidió a estudiantes que atendieran preferentemente a los eventos negativos; luego de un mes de seguir esta instrucción, los estudiantes no habían generado un mayor ánimo depresivo. Este hallazgo cuestiona lo señalado por Beck; y abre la posibilidad de que la atención selectiva sea una consecuencia y no una causa del ánimo depresivo.

      El rol etiológico de los autojuicios tiende a estar mejor avalado que el de la atención selectiva. Velten (1968) verificó que la lectura de autojuicios negativos causaba afecto depresivo. Esta investigación fue replicada exitosamente por Teasdale y Bancroft (1977), y por Share y Lisman (1984). A contrario sensu, el autorrefuerzo, el autodecirse cosas positivas, solo logra un efecto transitorio; su efecto se va diluyendo si la persona no logra, además, refuerzos externos que lo corroboren (Baas, 1971).

      El relevante rol de las estructuras cognitivas se puede constatar en el ya explicitado sesgo confirmatorio. Una vez que una persona alcanza una creencia, pasa a atender, atribuir y valorar, de un modo preferente, las "evidencias" que confirman esa creencia; en esta misma dirección, podríamos decir que el "allegiance effect" constituiría una expresión masiva de este mecanismo. En un clásico estudio con estudiantes universitarios, Peter Wason (1960) los llevó a "descubrir" la regla que regulaba una serie de números; encontró que, una vez que las personas creían haber descubierto una regla, pasaban a ser renuentes a buscar información que condujera a cuestionarla; y pasaban a subvalorar la información disconfirmatoria. De este modo, "nos resulta más fácil buscar evidencia confirmatoria de nuestras ideas que buscar evidencia que las refute" (Myers, 2001, p. 360). Una conclusión adicional no resulta arbitraria; si este sesgo confirmatorio opera con creencias recién adquiridas, con mucho mayor razón operará con estructuras cognitivas de larga data, arraigadas afectivamente en la personalidad.

      No resulta fácil establecer el rol etiológico de las estructuras cognitivas; cada persona tiene su estilo idiosincrásico de generar estructuras, muchas operan en niveles no conscientes, y ninguna es "fabricable" para realizar una investigación puntual. En una investigación longitudinal de Rice (2004), se estudió a 84 estudiantes universitarios durante 15 semanas. Se encontró que el grupo más perfeccionista – más regido por la estructura cognitiva "tengo que hacerlo todo bien siempre" – se deprimía significativamente más. Esto mostraría que, el fijarse estándares altos y rígidos de autoexigencias, deja instalada una fábrica de fracasos que puede operar a través de toda la vida; la perfección rara vez se alcanza y nunca se supera.

      Avalando el rol de las creencias irracionales, Albert Ellis ha señalado: "Cuando la gente meramente desea, prefiere o quiere alcanzar ciertas metas, tiende a sentirse triste… pero no deprimida cuando no las alcanza. Cuando consciente o inconscientemente se convencen que deberían o tienen que lograr el éxito, se construyen ellos mismos una depresión" (1987, p. 123). Esta hipótesis no fue corroborada por Brown y Beck en 1989. Esto, sin embargo, debe ser analizado con cierta cautela; dada la competencia existente entre el enfoque de Ellis y el de Beck, no sería de extrañar que, en este hallazgo, exista alguna participación del "allegiance effect".

      El pesimismo se presenta muy ligado a la depresión y a las expectativas negativas. En una investigación realizada por Erik Giltay se hizo un follow-up a sujetos entre 65 y 85 años; desde 1991 a 2001. Todos fueron evaluados en escalas de optimismo/pesimismo. Durante el estudio, murieron 397 voluntarios. Los del cuartil más optimista tuvieron una tasa de mortalidad de 30,4%, en tanto que los del cuartil más pesimista tuvieron una tasa de mortalidad de un 56,5%. Hubo diferentes causas de muerte, aunque el 50% murió por problemas cardíacos. Así, por la vía de las expectativas, podemos proteger o perjudicar incluso nuestras opciones de vida. Este hallazgo de Giltay es consistente con estudios de Brown (2003), cuyos datos señalan que las personas de "pensamiento positivo" tienden a vivir más.

      Recientemente Hilary Tindle (2009), informó de los resultados de una amplia y muy completa investigación sobre el rol del optimismo. A partir de 1994, se comenzó a evaluar las características y la evolución de 100 mil mujeres posmenopáusicas de más de 50 años de edad. Definiendo optimismo como "el esperar que pasen más cosas buenas que malas", encontraron que las mujeres optimistas mostraban más bajas tasas de muerte y que era un 30% menos probable que murieran de una enfermedad coronaria. A pesar de que el estudio fue longitudinal, Tindle se limita a mostrar las correlaciones correspondientes sin extraer conclusiones causales.

      En un sentido genérico, el optimismo ha sido ligado a mejores logros académicos (Seligman, 1998), a mayor productividad laboral (Seligman y Schulman, 1986), a mayor satisfacción en las relaciones interpersonales (Fincham, 2000), a un enfrentamiento más efectivo de los estresores de la vida (Nolen-Hoeksema, 2000), a menor vulnerabilidad a la depresión (Abramson, Alloy et al., 2000), y a una mejor salud física (Peterson, 2000).

      Las personas mayores que perciben que controlan los aspectos más importantes de sus vidas, tienden a vivir más (Krause y Shaw, 2001; Levy et al., 2002). Esto se relaciona con lo que realmente controlan, con lo que creen controlar, con el locus de control, y con el estilo atribucional de cada cual.

      Como lo he señalado, la desesperanza aprendida involucra el que el sujeto