Название | Psicoterapia Integrativa EIS |
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Автор произведения | Roberto Opazo |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789569946646 |
Los principales autores y psicoterapeutas cognitivistas adscriben a la teoría a-b-c de Ellis (1976). En el punto a están los eventos de la vida; tales como un rechazo amoroso o un fracaso académico. El punto b representa el procesamiento cognitivo mediacional, en el cual suelen influir las creencias e interpretaciones de la persona. En el punto c se sitúan las consecuencias emocionales y conductuales, derivadas del procesamiento realizado en b. "Una vez que usted acepta que los eventos externos influyen pero no determinan sus sentimientos, y que usted, en gran medida siente en función de lo que piensa, usted incrementa en gran medida su poder sobre sus emociones" (Ellis, 1977, p. 8). Así, el epicentro causal – en el paradigma cognitivo – está en los procesamientos cognitivos que se realizan en b.
Cuando el procesamiento cognitivo en b es preciso y "racional", emociones y conductas pasan a cursar adaptativamente. Ejemplo de procesamiento racional adaptativo sería el caso de que la persona interpretara un rechazo sentimental como desafortunado y lamentable, o un fracaso académico como perturbador y displacentero. Para Ellis, la interpretación pasaría a ser "irracional", cuando los pensamientos van en la línea del "fue terrible que me rechazara", "nunca volveré a enamorarme"; o bien, "jamás lograré ingresar a la universidad".
El problema se torna relevante cuando la persona tiende – estable y sistemáticamente – a distorsionar en b. Es así que el procesamiento cognitivo podrá estar sistemáticamente distorsionado en una persona. Por ejemplo, por la presencia de las ya mencionadas estructuras cognitivas o ideas irracionales, las cuales aportan un patrón cognitivo estable, que mantiene y organiza un cuerpo de información relacionado con un tópico particular. Estas estructuras cognitivas "irracionales" – de grado de consciencia variable – pueden distorsionar la información y magnificar el impacto disfórico de las emociones. Estas estructuras o esquemas presionan el estilo atencional, tiñen el procesamiento, sesgan reflexiones y conclusiones y bloquean el paso a la información "contraesquemática". De este modo, las estructuras frecuentemente generan un sesgo autoconfirmatorio, el cual involucra "la tendencia a buscar información que apoye nuestras decisiones e ideas, prescindiendo de aquella información que las contradiga" (Weiten, 2006, p. 333). Por esta vía, las estructuras cognitivas se transforman en inmodificables. Al dejar fuera o minimizar la información que las contradice, y al sobrevalorar la información que las apoya, las estructuras cognitivas suelen generar un sesgo auto perpetuante.
Cuando es activada una estructura cognitiva disfuncional – por ejemplo, en el caso de un examen universitario – la persona pasa a involucrarse en una búsqueda de recuerdos, en la cual la estructura cognitiva almacenada es recuperada y aplicada a los requerimientos actuales; con la influencia distorsionadora correspondiente. La persona pasa a procesar la experiencia puntual, desde los malos recuerdos o desde los prejuicios acumulados por diferentes vías. Reacciona entonces a la experiencia actual… más la historia real o ficticia con experiencias similares.
Para denominar estas estructuras cognitivas distorsionadas y distorsionadoras, los autores han venido acuñando diferentes nombres: ideas irracionales (Ellis, 1958), cogniciones desadaptativas (Beck, 1976), esquemas desadaptativos tempranos (Young, 1990). Estos conceptos guardan, entre sí, un estrecho parentesco.
Ellis sitúa en b las ideas o creencias irracionales. Las considera irracionales, porque son ilógicas, erróneas o distorsionadas; y porque son defendidas con firmeza, no obstante la fuerte evidencia objetiva que las contradice. Las ideas irracionales transforman una preferencia en una necesidad, transforman un deseo en una exigencia. La persona debe tener éxito, debe ser aprobada y debe ser tratada con justicia.
La filosofía autoperturbadora que se deriva de las ideas irracionales, tiene dos características centrales: los debería y las inferencias catastrofizadoras (Ellis, 1991).
Una filosofía autoperturbadora – basada en creencias irracionales – tiene como centro la presencia de autoexigencias poderosas, imperativas, irrenunciables, rígidas y dogmáticas. Estas exigencias se expresan en la línea del tengo que, debería, etc. Se trata de estructuras cognitivas del tipo: "Mi valor como persona está determinado por mis éxitos y fracasos"; "el mundo debería tratarme con justicia", "es terrible el que las cosas no resulten como yo quiero", "tengo que hacerlo todo bien siempre", "mi felicidad depende de lo que me ocurra"… Todo lo cual tiende a generar un musturbatory thinking, es decir, una forma de pensar exigente, presionadora y reiterativa.
Los pensamientos reiterativos pueden adquirir perfiles del tipo: "Yo tengo que conseguir la beca". Esto va de la mano con inferencias catastróficas del tipo: "Si no consigo la beca sería terrible, no lo podría soportar". De este modo, las creencias irracionales "pueden producir enormes consecuencias perturbadoras, tales como rabia por tener que hacer una cola, auto compasión acerca de las injusticias del mundo, depresión ante la desaprobación de los padres, hostilidad hacia las malas personas, o culpa por haber transgredido una regla relacionada con una moralidad dogmática" (Prochaska y Norcross, 2007, p. 317).
Identificado en b el epicentro etiológico cognitivo – de los desajustes emocionales y conductuales que se expresarán en c – el paso siguiente pasa a ser terapéutico. De este modo, Ellis sitúa en d la disputa contra las creencias irracionales autoderrotantes. Y luego sitúa en E la génesis de una nueva filosofía, la cual pasaría a ser más efectiva en términos adaptativos; al ser más racional y al ser menos imperativa, es decir, al ser más preferencial.
Para Ellis, el proceso terapéutico consiste en identificar las creencias irracionales que causan los síntomas de la persona. Consiste en disputar vigorosamente esas creencias irracionales… y en reemplazarlas por creencias más racionales, que contribuyan a generar una nueva filosofía de vida, más racional y efectiva.
En cuanto a la forma de disputar "vigorosamente", Ellis se ha caracterizado por un estilo vehemente y directivo, en el que el bien y el mal están representados por lo lógico y lo ilógico. Ellis fundamenta su estilo hiperdirectivo en el hecho que las creencias irracionales se encuentran muy arraigadas en la persona; esto se debería a que los seres humanos tendrían una facilitación biológica para las creencias irracionales, a que estas se adquieren muy tempranamente en el curso del desarrollo, y a que se encuentran sobreaprendidas de tanto ser repetidas en el tiempo. En este contexto conceptual, una disputa suave y amigable de la irracionalidad equivaldría a usar Mentholatum para el cáncer.
En el devenir del tiempo, Ellis ha venido enfatizando la necesidad de que el paciente conecte sus quejas actuales con sus creencias actuales, ha generado canciones irónicas y humorísticas tales como "Racionalidad Perfecta", ha incorporado tareas y ejercicios tales como lecturas en casa, escuchar grabaciones, ejercicios de "vergüenza", etc. Para la vergüenza, por ejemplo, el paciente puede recibir la tarea de ir a comprar un preservativo con voz muy fuerte; para el perfeccionismo, el paciente puede asumir la tarea de usar cada calcetín de un color muy diferente. Este énfasis creciente en las conductas llevó a Ellis, en 1993, a anunciar que la Terapia Racional Emotiva pasaría a llamarse Terapia Racional Emotiva Conductual.
La Terapia Cognitiva de Aaron T. Beck
Por su parte Beck, a partir de trabajos clínicos en depresión, termina proponiendo la Terapia Cognitiva. Asume que "el significado especial de un suceso determina la respuesta emocional, lo cual constituye la esencia del modelo cognitivo de las emociones" (Beck, 1976, p. 52). De este modo, la organización cognitiva, "lejos de ser un mero eslabón en la cadena E-R, es un sistema casi autónomo por derecho propio; incluso puede ser independiente del medio ambiente, como en el caso de la depresión" (Beck, 1980, p. 219). Adicionalmente, Beck desestima el uso del concepto de ideas irracionales; lo considera excesivamente valorativo y descalificador. En su lugar, propone el concepto de supuestos subyacentes.
Inicialmente, Beck (1967) se refiere a supuestos subyacentes depresogénicos (Beck, 1967). Posteriormente, pasa a enfatizar el concepto de estructuras