Название | Un matrimonio por Escocia |
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Автор произведения | Edith Anne Stewart |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418616594 |
—¿Lo has escuchado?
—Todo lo que ha dicho, hija. Y debo decir que me ha parecido…
—Soy la llave para lograr la libertad de Escocia —susurró con la mirada perdida en el vacío.
—Sin duda que es así en cierto modo. Tu compromiso con William Douglas supone que nuestro clan luche en favor del rey Robert. Y con nosotros acudirán muchos más hombres de otros clanes afines al nuestro.
—Un peón en el tablero de la política de esta tierra —Se sentó en un banco porque sentía que sus piernas no le aguantarían mucho más.
—De igual modo que él. Ya lo has escuchado.
—Solo que él es un hombre —le recordó mordaz.
—Dispuesto a cualquier cosa por ti.
Bronwyn abrió los ojos como platos al escuchar a su madre hacer ese comentario
—¿Por mí? Yo sé lo único que va a moverlo hacia mí.
—Ambas lo hemos escuchado. No permitirá que nada malo te suceda; ni que nadie ose apartarte de su lado o conocerán la fama del clan Douglas.
—Por una Escocia libre. ¿Lo olvidas? Solo le intereso porque a su rey le conviene la alianza con nuestro clan para liberar Stirling. ¿Cómo puedo saber que lo lograrán? ¿Y si no lo hacen? ¿Queda anulado el compromiso? ¿Y si él muere en la batalla? —miró a su madre esperando que le dijera que eso no sucedería.
—Tú misma le has dicho que no esperas que eso suceda. Cuando él te aseguró que seguro que no lamentarías que cayera muerto.
Bronwyn fue a decir algo pero recordar ese momento la hizo replanteárselo.
—No soy tan malvada como para desearle la muerte, madre. Ya se lo he dicho.
—Eres joven y fuerte. Valiente y temeraria en ocasiones. Como hace un momento cuando hablabas con él. Creo que lo has puesto al límite y que de haber sido otra clase de hombre no habría vacilado en responderte a su modo. Podría haberse propasado contigo.
—Entonces sería lo último que hiciera en su vida —le refirió con una frialdad extrema.
A su madre no le cabía la menor duda de que de haber intentado tocarla o propasarse con ella, Bronwyn habría terminado por acabar con él. Era capaz de todo con tal de seguir viva.
—No me parece la clase de hombre que se lo merezca. Creo que él también es una víctima de las circunstancias políticas, ya lo has escuchado. Que no le ha quedado otra alternativa que acatar la palabra de su rey. No lo juzgues por ello sino por cómo se comporte contigo. Y no me parece que pueda hacerlo tan mal como crees.
—Es un Douglas, madre. Y tú me has contado de lo que han sido capaces. En especial su padre.
—Sí. Y su hijo acaba de contarte por qué hicieron lo que hicieron con su castillo.
—Sí. Porque era de su propiedad. Pero yo no lo soy —Sacudió la cabeza en repetidas ocasiones para dejarlo claro.
—No creo que te considere como tal. Reconozco que todo esto me ha caído de sorpresa de igual manera que a ti. Y que tengo mi recelo y mi temor al respecto de lo que pueda salir. Pero he percibido algo en el joven Douglas que me permite tener esperanza.
—Solo le interesa que Escocia sea libre.
—Sí, ¿y qué hará cuando esta lo sea? ¿Lo has pensado? Tú serás la llave de su felicidad, y de la tuya propia.
—No creo que un hombre como él pueda llegar a sentir algo por mí salvo que soy un instrumento para sus fines y los de su rey. Nada más. Cuando acabe la guerra con Inglaterra y se convierta en el señor de Stirling se dedicara a tener amantes, a perseguir a las sirvientas, a emborracharse y a poco más. Eso es lo que hará —le dijo ella como si estuviera muy segura de lo que decía. Y algo en su interior se contraía porque después de todo no quería esa vida para ella.
—Entonces, está en tus manos que nada de eso suceda.
Bronwyn permaneció callada, con el ceño fruncido sin entender nada de lo que su madre le decía. No estaba segura de que el joven Douglas no se comportara como el resto de hombres que ella conocía. ¿Y qué podía hacer ella para cambiar la situación? Se preguntó sin querer buscar una respuesta por el momento. Toda aquella situación le estaba dando dolor de cabeza.
—Me gustaría que todo esto fuera un mal sueño. Que despertara y todo siguiera como hasta este día. Que no tuviera que casarme con nadie y que pudiera seguir siendo libre —se dijo mientras relajaba los hombros por primera vez desde que todo aquello comenzó.
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