Campo Abierto. Max Aub

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Название Campo Abierto
Автор произведения Max Aub
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788491343974



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y Campo de sangre –21,5 cm–. También fue impreso por Gráfica Panamericana, y con la misma indicación en la contracubierta de ser distribuida por el Fondo, lo que hace suponer que la costeó el propio Aub. Según reza el colofón, «se acabó de imprimir el 10 de diciembre de 1951 […] gracias al buen deseo y voluntad de Arnaldo Orfila Reynal y de Vicente Polo». Consta de 525 páginas y una hoja con una lista de «Obras del autor».

      La segunda edición y primera española es la de Alfaguara, de 1978, reimpresa en 1983 y en 1997, en la colección de bolsillo. Fue traducida al alemán por Helmut Frielinghaus: Die Bitteren Träume, München, Piper Verlag & Co., 1962.

      La editorial Aguilar proyectó editar en la década del sesenta El laberinto mágico completo, con un estudio introductorio de Manuel Tuñón de Lara. El proyecto no se llevó a cabo, pero el original del estudio de Tuñón se conserva, incompleto, en los archivos de la Fundación Max Aub en Segorbe.

      Para esta edición se ha tomado como base la primera, denominada [1958], aunque cotejándola con la segunda, referida como [1971]. Las variantes se indican en el texto con letras del alfabeto –en superíndice:a b c– y se recogen y anotan en la sección del Aparato Crítico.

      Respecto a las notas al texto, labor que obliga a interrogarse sobre el tipo de destinatario al que van dirigidas, se ha optado por abrir la edición a un lector no condicionado por las circunstancias históricas de la novela, que en muchos casos pueden resultarle remotas, y se ha tendido a ofrecerle la mayor ayuda posible en cuanto al léxico, a menudo poco familiar. Las anotaciones son, así, fundamentalmente de índole histórica y lingüística, aunque se han completado con algunas otras relativas a aspectos estilísticos y narratológicos destinadas a llamar la atención sobre la complejidad estructural del relato y sus particularidades.

      1 Entrevista recogida en El arte de narrar, Caracas, Monte Ávila, 1968, p. 39.

      2 I. Soldevila Durante: La obra narrativa de Max Aub (1929-1969), Madrid, Gredos, 1973, p. 69. La cuestión de la fecha de composición de Campo abierto quedó definitivamente aclarada en una carta que Aub envió a Soldevila, al recibir la tesis doctoral que este había elaborado sobre su obra narrativa, en la que le comentaba algunas afirmaciones que le parecían rectificables. Por gentileza del profesor Soldevila, reproduzco algunos párrafos de dicha carta, fechada en México el 15 de abril de 1970: «No te preocupes por el derecho de primogenitura de Campo abierto y Campo de sangre. Al acabar C.C. me puse, la semana siguiente, a escribir C.A. (los primeros capítulos deben de ser de entonces y seguramente los de Teruel porque tenía a mano un material espléndido). Pero vino la mala y en las cárceles y los campos no hice sino tomar notas y escribir… versos (ahora también).

      Al llegar a México tenía un material enorme y me puse a escribir teatro y exclusivamente teatro. Es decir, en septiembre, en el barco, lo que vino a ser Campo francés y en noviembre y diciembre, cada obra en ocho días, La vida conyugal y San Juan. Mientras, en casa de Mantecón, por casualidad, di con el manuscrito de Campo cerrado, que fue a la imprenta. Con lo que tenía más fresco escribí los capítulos de C.S. y no continué C.A. hasta después. Parece mentira que un erudito como tú tome en serio las fechas que pone uno al final de una obra. Evidentemente C.A. es posterior –en su parte posterior– a C.S., pero los primeros capítulos son anteriores. ¿A quién le interesa eso? ¿O crees que voy a sacar alguna vanidad de haber nombrado a todos los peluqueros de mi imaginario batallón (existió, pero todos los nombres que traigo a cuenta están inventados) antes de que Cela escribiera cualquier cosa parecida?».

      3 Max Aub: Diarios (1939-1972), edición de Manuel Aznar Soler, Barcelona, Alba Editorial, 1998, p. 107.

      4 Ibíd., p. 192.

      5 Ibíd., p. 269, aunque debe de tratarse de un lapsus, pues lo que encontró en casa de Mantecón fue, como se afirma en la carta citada en la nota 2, el manuscrito de Campo cerrado. José Ignacio Mantecón Navasal fue secretario general del Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles en París entre 1939 y 1940. Estuvo en el campo de concentración de Vernet al mismo tiempo que Aub, pero salió bastante antes, por lo que Aub le confió el manuscrito de Campo cerrado, que llevó consigo a México.

      6 Vid. J. A. Pérez Bowie: «Max Aub: los límites de la ficción» en C. Alonso (ed.): Actas del Congreso Internacional «Max Aub y el laberinto español», Valencia, Ayuntamiento, 1996, pp. 367-382. No hay que olvidar, por otra parte, la influencia que el magisterio de Ortega y Gasset ejerció sobre la generación de Aub, cuya deuda con la teoría orteguiana del perspectivismo resulta en muchos casos innegable.

      7 Emir Rodríguez Monegal: «Tres testigos españoles de la guerra civil», en Revista Nacional de Cultura, 182, Caracas, oct.-dic. 1967, p. 18.

      8 Vid. J. A. Pérez Bowie: «“Desficcionalización” versus “desrealización” en la narrativa de Max Aub», en Rosa Grillo (ed.): La poetica del falso: Max Aub tra gioco ed impegno, Salerno Edizioni Scientifiche Italiani, 1995, pp. 81-96. De modo inverso, su obra, considerada lúdica, puede ser leída sin esfuerzo como un testimonio sobre la compleja problemática del hombre del siglo XX: la crisis de identidad que desemboca en la fragmentación del sujeto, la inaprehensibilidad del mundo real que se resiste a ser comprendido como un todo unitario y solo resulta abordable como suma heterogénea de perspectivas subjetivas, la falacia del lenguaje que de herramienta de conocimiento deviene en vehículo de confusión y engaño, son temas que se reiteran una y otra vez a lo largo de sus páginas. La misma pasión con que Aub se entrega al juego, su permanente cuestionamiento de la institución literaria, su actitud subversiva frente a los modelos establecidos, no son sino expresión de un escepticismo radical ante toda creación humana, tan lábil e inconsistente como la realidad que la alberga y el sujeto que la produce (ibíd., p. 82).

      9 Recuérdense las palabras con que cierra, en 1945, su Discurso de la novela española contemporánea:

      «Si un escritor se empeña en no ser hombre de su tiempo, sin vuelo necesario para serlo de todos, ni es hombre, ni es escritor.

      Evidentemente, si nos comparamos con nuestros colegas inmediatamente anteriores a la Revolución Francesa nuestro papel ha venido a ser subalterno, razón por la que muchos, añorándola, no aceptan la que vivimos.

      Porque ya no se lucha por la publicación y exaltación de los Derechos del Hombre, sino por su inmediata aplicación, y por un camino más corto y menos brillante: el de los demás […]

      Duro es nuestro porvenir, pero no por eso deja de serlo. Posiblemente nuestra misión no vaya más allá de la de ciertos clérigos o amanuenses en los albores de las nacionalidades: dar cuenta de los sucesos y recoger cantares de gesta. Labor oscura de periodistas alumbradores. Nunca más lejana una época dorada de las letras» (Discurso de la novela española contemporánea, México, El Colegio de México, 1945, pp. 106-108).

      10 El relativismo de Aub le lleva, no obstante, a introducir una reflexión del personaje en la que parece dudar de las convicciones que tan ardientemente está defendiendo ante su amigo: «Vicente sentía que Gaspar tenía razón. Y, sin embargo, porfiaba sinceramente con el afán de ver claro. Había algo indefinible que le mandaba no abandonar su posición. No era la negra honrilla, ni la posible venganza del “mea culpa”, sino algo de adentro que nada tenía que ver con la razón» (cap. «Vicente Farnals»).

      11 Francisco Longoria distingue en la obra narrativa de Max Aub una serie de siete núcleos temáticos (el compromiso, la responsabilidad del hombre por el hombre, el aislamiento humano, la esperanza y la desesperación, el papel de lo imprevisto, la traición y lo impredecible del hombre), añadiendo que todos ellos pueden considerarse, en cierto sentido, «como subtemas que son esencialmente subsidiarios de uno solo, todos con el motivo central de la Guerra Civil», pues esta fue el desencadenante de una reflexión detallada sobre todos ellos (El arte narrativo de Max Aub, Madrid, Playor, 1977, pp. 51-52).

      12 La obra narrativa de Max Aub (1929-1969), cit., p. 387.

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