Название | Robar el fuego |
---|---|
Автор произведения | Faundo Arena |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877477580 |
Como dice el proverbio: “Un viaje de mil millas comienza con un solo paso”, y aquí te invito a que demos el primero juntos.
¿Te animas?
FACUNDO ARENA
Febrero de 2021
¿De dónde sale todo esto? ¿Cómo se originó el universo? ¿Qué vine a hacer yo a este mundo? ¿Existe un destino? ¿Qué separa a héroes de seres ordinarios? Aquello que me pasó alguna vez… ¿fue casual o causal? ¿Qué mensaje oculto intentan revelar mis sueños? ¿Los perros piensan?
¡Ah, los misterios de la existencia! ¿No son maravillosos? En lo personal me resultan absolutamente cautivantes. El hecho de que nuestra vida esté rodeada de más preguntas que de respuestas la convierte en un suceso absolutamente misterioso, curioso en sí mismo.
¿Estaban mis padres destinados a conocerse? ¿Qué quiso decirme aquella mirada que atrapó mi atención aquel día? ¿De dónde vienen las vocecitas que escucho en mi cabeza algunas noches?
A grandes rasgos, podríamos trazar una gran frontera divisoria entre las experiencias de nuestra vida: a un lado, todo aquello que forma parte del mundo real y entendible (“mi nombre es Facundo Arena, estoy escribiendo algunas palabras en mi computadora, a mi derecha hay un teclado musical con el que jugueteo por las noches, mañana tendré que hacer tal o cual tarea, etc.”). Al otro lado, todo aquello que forma parte del universo de lo misterioso:
¿Podré realizar mi idea? ¿Será aquella persona el amor de mi vida? ¿Qué me depara ese viaje que planeo hacer? ¿Estaré en lo correcto al tomar la decisión que estoy tomando? ¿Por qué tengo que afrontar este hecho tan desagradable?
¡Misterios, misterios y más misterios! Misterios conscientes, misterios inconscientes. Misterios intrusos, molestos, ¡atrevidos! Hace algunos años descubrí que, cuanta más atención uno pone a estas preguntas, más de ellas aparecen y algunas más grandes se vuelven.
¿Será esta la carrera de mi vida? ¿Y si hay otras cosas que me apasionan y aún no las he descubierto? ¿Por qué tengo tantas dudas? ¿Qué persigo si cada vez que persigo algo y lo obtengo, termino persiguiendo algo más? ¿Alguna vez estaré donde quiero estar?
Una carrera contra la inseguridad
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la única etapa de nuestras vidas en la que lo misterioso no nos acecha (y la seguridad está “asegurada”) es aquella que vivimos durante nueve meses en el vientre materno. Allí dentro hay poca información (quizás porque tampoco necesitamos mucha), estamos calentitos, acogidos, con todas nuestras necesidades satisfechas. Todo está perfectamente bien y sería genial que así se mantuviera por siempre hasta que nos damos la vuelta y ¡paf! salimos al mundo. El oxígeno, la luz, el tacto del doctor que nos recibe, el paño que nos limpia, todo es nuevo, todo es hostil, o al menos muy distinto… ¡con qué necesidad!
Desde ese momento, la vida se convierte en una sucesión de pasos que vamos dando hacia lo desconocido.
¿Quién es esta mujer que me ama y dice ser mi madre? (Facundo Cabral), ¿en dónde estoy? ¿por qué están tan lejos las cosas que atraen mi atención?
Levantarnos del suelo para dar nuestros primeros pasos. Aceptar estar un rato en los brazos de un extraño. Ver a mamá alejarse cuando nos deja por primera vez en el jardín de infantes. Jugar con otros niños. Sentir la soledad en medio de la muchedumbre. Extrañar nuestro hogar. Pasar largas horas en la escuela, luego en la universidad, luego en un empleo sin tener garantías de que nuestra carrera será un éxito. Enamorarse. Apostar a la vida en pareja. Sufrir un accidente, recomponerse y seguir adelante. Apostar a un emprendimiento. Pedir una hipoteca para comprar una casa. La lista de sucesos típicos de la vida humana podría ser infinita. Y en cada uno de esos momentos, el miedo, la incertidumbre, la inseguridad, la duda, el desamparo, la vocecita en nuestra cabeza que nos dice “todo esto podría salir bien mal”.
Si estás leyendo este libro es porque has superado muchísimas de esas etapas. Algunas te habrán generado más miedo que otras, algunas las habrás asumido más por obligación que por decisión propia, pero vamos, a fuerza de coraje las superaste y aquí estamos. ¡Felicidades! Sin embargo, el hecho de que nos hayamos desarrollado como seres humanos funcionales y capaces de actuar con independencia en una sociedad no significa que nuestra comprensión acerca de las grandes incógnitas de nuestra vida (por ejemplo, qué somos y qué somos capaces de hacer) sea mayor. No por habernos hecho adultos nos volvemos sabios. Y esto se debe a que usualmente solemos prestar más atención a la parte “real y explicable” del asunto que a lo que se oculta tras el velo de lo misterioso.
¿Es que mi vida será así por siempre? ¿Alguna vez lograré terminar este proyecto? ¿Qué sucederá con estas líneas que estoy escribiendo? ¿Se convertirán en un libro? Y si así fuera… ¿alguien lo leerá alguna vez? ¿No estaré perdiendo el tiempo?
La vida se convierte así en una especie de conversación entre lo conocible y lo misterioso. Entre lo reconocible y lo que nos evade. Entre lo real y lo que se oculta tras el manto de las preguntas, la incertidumbre, la inseguridad y el miedo. Un diálogo dinámico, que nunca jamás se queda sin tema de conversación, y que forma parte de nuestro día a día pero al que no muchas veces le prestamos atención. En alguna parte de nosotros aún queremos volver a ese vientre materno en el que todo era conocido y todo estaba asegurado y por esta razón muchas veces hacemos oídos sordos a la parte oculta y misteriosa de nuestras vidas. Preferimos no acercarnos a aquello que nos genera miedo o inseguridad. Preferimos aferrarnos a lo conocido, a lo palpable, a lo explicable, aunque eso signifique encorsetar nuestra experiencia de vida. Preferimos animarnos a aquello que podemos prever, limitando las posibilidades de que el juego creativo haga su magia. Preferimos evitar habitar nuevos espacios que nos quiten los puntos de referencia, preferimos movernos en la zona de confort, esa que no solo nos ofrece una seguridad “aparente” sino también que nos define.
Somos (también) lo que no conocemos
Pensamos, quizás erróneamente, que aquellas cosas que forman parte de nuestra experiencia “conocida” hacen a quienes somos y eso en parte es cierto, pero solo en parte. El lugar en el que habito, mi carrera profesional, mis amigos, mi familia, mi nombre, las experiencias que he vivido, todo eso hace a quien soy, pero convengamos que también forma parte del mundo de lo “ya conquistado”. ¿Y qué hay con lo que aún queda por conquistar? ¿Por qué eso no iría a ser parte de lo que somos hoy?
La gracia de la vida es que también se trata de un cúmulo de oportunidades inesperadas. Un exitoso abogado de Nueva York decide dejarlo todo e irse a la India a vivir por unos años, se convierte en un monje y cambia su vida para siempre. Si, lo sé, es el argumento de un best seller (El monje que vendió su Ferrari) pero también es cierto que no hay nada de imposible en su argumento. Y no estoy sugiriendo que lo dejes todo y te vayas a dar la vuelta al mundo mochila al hombro, simplemente quiero poner de manifiesto que las posibilidades son ilimitadas. Posibilidades que aparecen si, o solo si, uno comienza a poner un poco más de atención en el aspecto misterioso de la vida. Si nos animamos a soltar aunque sea una de las manos que tenemos aferradas a la soga de la cotidianeidad para ver qué hay más allá.
¿Hola? ¿Hay algo más allá?
Tu vida está perfectamente definida hasta que te enamoras. Y entonces todo se torna patas para arriba y creas una nueva versión de ti. Lo mismo sucede cuando encontramos una pasión en la cual poner nuestra energía, cuando nos entusiasmamos con un proyecto, cuando decidimos probar una actividad nueva y descubrimos que tenemos cierto potencial para crecer en