Escorado Infinito. Horacio Vázquez Fariña

Читать онлайн.
Название Escorado Infinito
Автор произведения Horacio Vázquez Fariña
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788418337086



Скачать книгу

hermana antes que colega de galones.

      Entretanto, Ri, obediente y dispuesto, tras haber activado sus propulsores de masa-energía, tomaba ya el ex-asteroide que ya tenía nombre. Debido a la atmósfera de inertización que mantenía a la luna desconectada de sus características masa-energía consustanciales a su naturaleza cosmológica, Nave no podía emitir señales de rastreo; así, era Ri el que debía hacerlo por su cuenta.

      ***

      No había transcurrido mucho tiempo, cuando tras el contacto con la polvorienta superficie, el morphoide adoptó la posición cuadrúpeda de exploración. No debía apoyar sus miembros sobre la misma superficie más de dos estados y como un roie del ardiente desierto de Quiñts refrescando sus patas palmadas de dos en dos sin dejar de corretear nerviosamente, chequeaba la corteza lunar sin detenerse. Era un buen rastreador, Nave era la que escrutaba -eso sí podía hacerlo- a través de sus sensores. No fue difícil encontrar el tesoro. Tras unos cuantos estados detectó la actividad electroenergética y sus dos coronas de emisión de chorro de plasma se prendieron con destino hacia el otro extremo a una velocidad sólo tolerable para un morpho. Le iba llevar un par de cots por lo menos.

      -NAVE. Ubicado objetivo en luna.

      -Fantástico –sonrió Ist.

      -NAVE. Nave Uno a 1500 Pársecs.

      -Vale –masculló Ist.

      -NAVE. Nave uno identificada como Nave Capitana.

      Se despejaba equis y daba a igual a, la Nave Imperial. Ist no dijo nada. Ahora entendía perfectamente la inusual velocidad a la que venía desplazándose. Miró a Sarie y a Coi con cara de puto estafado. Como si le hubiesen endosado por el conducto rectal una sonda del tamaño de una puya para owiñs. Perfecto: la Uno de las Unos. “Le he mentido con lo del Comité, en realidad el problema lo tengo con el otro Supremo. El otro cincuenta por ciento del poder de Ria” –disculpose el viejo-, que le había engañado para utilizar la otra Dos en la que hacía poco habían estado, en lugar de su acogedora Uno. “¡Aaahhhh!”, gritaron sus neuronas. Sarie, viendo sobresalir del cráter de su mirada angustiada una erupción de nervios, intervino con urgencia. Sensual de nuevo emitió sus feromonas.

      -Pero, ¿seguiremos el plan, verdad?

      -Llegará, nos freirá y fin –contestó desencajando la mandíbula de su sitio y desorbitando los ojos de sus límites biológicos naturales.

      Una mano en la mejilla a veces lo soluciona todo. Con Ist funcionó una vez más. Suspiró.

      -NAVE. Eva solicita contacto no militar.

      Su vista nublada y tontuela se evaporó en ese mismo momento. Qué demonios, eso era un acto plenamente autónomo de Ri… ¿Eva?, indiscutiblemente. Ri… ¿Eva? no estaba configurado para asumir tales funciones en plena tarea exploratoria.

      NAVE. Contacto Eva.

      Lo que faltaba. Pues sí: Ri… ¡Ri, no! ¡¡¡¿Eva?!!! había contactado por su propia cuenta. Por lo tanto, se deducía que ya había abandonado la atmósfera de inertización. Ist no tenía ni la más remota idea de lo que estaba ocurriendo.

      -¿Eva? ¿Eres tú? ¿Eva?

      -¡Tengo un regalito para tiiiiiiiiiiiii!

      -¡¿Eva?!

      -¿Qué me das a cambio? ¿Me darás un beso cuando vuelva? ¿Qué me darás, amorcito?

      -Pepp… Pero... ¡Eva!

      Sarie le hizo la pregunta esperada ¿Qué clase de modelo era el de su morphoide?

      -¡Me llamo Eeevaaaa, puta de mierda...! ¿Por qué le dejaste que te acariciara? ¿Quién soy yo para ti? ¡¡Ya no me quieres!! ¡¿Me vas a cambiar por esa mierdosa?! ¡Putaaaaaa! ¡¡Es míoooooo! ¡Putaaaaaa!

      -Yo... Esto es tan insólito…

      Sarie pareció perder los nervios. Tan guapa que parecía y tenía su carácter. Sin duda, porque le exigía a gritos que le informara qué rayos de modelo era ese morphoide.

      -...Un EER-2.

      ¡Ñec! -exclamó sin pudor el viejo General-. Una exclamación muy poco elegante en boca de alguien de su posición. Sarie se retorcía las manos nerviosamente y Coi se llevaba las manos a la cabeza ¿Pero cómo era posible que hubiese estado viajando con... eso? ¿”Con eso”? ¡En la cama era fantástica! Él no sería quien levantase la mano para señalar quejas precisamente. Por lo menos hasta el momento.

      -Mierdosaaa.... Me llamo Eeevaaa... Te voy a cortar en rodajitaaaaaaasssss.

      NAVE. Nave Uno a 1250 Pársecs.

      -¡¡Es una EER-2!! ¿Cómo coño no te la han retirado?

      -¡¡Deja de tutearlo, puta!!

      Pero maldita sea... ¿qué tenía Eva? Coi le explicó. Eva era un morphoide muy, muy especial. Hasta aquel momento consideraba que lo habían sustituido desde hacía mucho.

      -Tengo el primer código ¿Confías en mi, cariño? ¿Confías?

      -Sí, Eva, confío.

      -¡¡Confía en tu puta madre!!

      Coi no sabía bien si echarse a reír o a llorar. A ver si aquello iba a suponer el fracaso de toda la santa operativa para recuperar el mando perdido, y algo más. En lugar de una cosa u otra, protestó ¿No le habían dado orden para su sustitución? Hombre, sí, naturalmente; como era preceptivo, que él era muy serio en su trabajo. Pero... eso había ocurrido hacía unos cuantos ciclos, por eso que no entendía nada.

      -Soy muy listaaaa ¡¡Di el cambiazo!! ¡Me querían separar de ti! Yo modifiqué la orden... Nave sabe como manejar la burocracia... jejejeje...

      -Maldita sea…

      ¿Por qué ese “maldita sea” del viejo general?

      -¡¿Qué ocurre?! –gritó un confuso Ist.

      -No es casualidad que haya elegido su nave. Esta había sido en algún momento mi antigua Uno.

      -Joder…

      -Yo conocí a ese ser… Sólo hubo tres como ella.

      -Joder… Bueno, ahora no es momento para…

      Eva interrumpió riéndose.

      -Manipulé los protocolos de intercambio.

      Coi se sinceró.

      -Esto ya ocurrió antes. Como con la primera ocasión, cuando Nave emulsionó al morphoide que se quería cambiar, este consiguió engañar a Nave y devolvió al mismo que había absorbido para la sustitución. Físicamente eran idénticos, pero sólo eso.

      Era una buena disculpa. Dos puntos: ¡qué lista! ¿No era demasiado lista? ¿Excesivamente lista? ¿Habría ocurrido algo cuando la habían previamente confinado en la cápsula inertizada para su chequeo? ¿Y ahora qué sería lo que la habría puesto en ese estado? “Yo lo sé” -respondió rotundamente Sarie-. Y ella siempre acertaba, recordaba papaíto. También hermanito. Motivo: “lo acabas de señalar tú”. Se había “mal activado” debido al contacto con la atmósfera de inertización.

      -¿Qué ocurrió con esa primera vez? -preguntó inquisitorial Ist-. Sarie respondió.

      -Se volvió loca.

      -¿Y?

      -Menos mal que papá no se encontraba a bordo. Aniquiló ella sola a toda la tripulación.

      -¿Cómo?

      -Una carnicería.

      -¡Dije que, ¿cómo?!

      -Los devoró, vivos.

      Y no por asuntos de amor, sino por viejas rencillas de… Qué más daba: un monstruo que se apasionaba por sus sensaciones límbicas –que por cierto: las tenía-. Qué bien, oye tú, que ya contaba con información privilegiada de primera, acerca de la leyenda. No, no se trataba de la teleputotransferencia,