Название | Las Farc-EP en la coyuntura estratégica de la paz negociada (2010-2017) |
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Автор произведения | Laura Esperanza Venegas Piracón |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587945089 |
Ahora bien, cabe hacer una acotación preliminar antes de entrar a explorar y desarrollar cada concepto en concreto: precisar hasta qué punto vale la pena, en primer lugar, definir de modo esquemático cada uno de estos términos; en segundo lugar, entenderlos como realidades ajenas y separadas; además, preguntarnos si hace falta adentrarse en las discusiones técnicas, o esencialmente teóricas, sobre las particularidades que caracterizan cada noción y la distinguen de las otras, cuando de lo que se trata es de proponer una reflexión sobre una relación que, en últimas, es por lo que indagamos cuando nos preguntamos por el campo de la política en juego frente al lenguaje y al discurso. Lo anterior se hace al privilegiar y optar por algunos de esos puntos o vasos comunicantes que existen entre el discurso, el lenguaje y la política, pero es preciso advertir que su delimitación conceptual también estará atravesada por la necesidad de justificar la elección de una categoría sobre otra, esto es, la decisión investigativa de indagar por el lenguaje político del sujeto FARC-EP más que por su discurso.
Dado que el objetivo último de esta investigación no es una teorización purista sobre discurso, lenguaje o política, el ejercicio de definir de modo esquemático cada uno de los conceptos tiene un carácter más bien metodológico. Así visto, funciona como la enunciación de puntos de partida sobre los cuales se plantean relaciones teóricas, pero también prácticas, en función no de alimentar, en principio, discusiones esencialmente conceptuales, sino de preparar el campo sobre el cual se formula un análisis que se interesa, entre otros, por interpretar ejercicios discursivos, de uso del lenguaje y, en últimas, de comunicación, en relación con otros procesos de carácter político. De suerte que, en este apartado, se reconstruye un camino conceptual para la elaboración de definiciones sobre el lenguaje, el discurso, la política y lo político que abarca desde las áreas que tradicionalmente se han ocupado de sistematizar el conocimiento formal sobre el lenguaje y el discurso, hasta los ejercicios más recientes de reelaboración conceptual, propuestos por disciplinas cuyo objeto de estudio no es propiamente el discurso, el lenguaje o la comunicación, como es el caso, por ejemplo, de la ciencia política.
Al proponer una reflexión en torno a esta relación es imprescindible partir de unas definiciones explícitas y enunciadas tanto de lenguaje como de política y de discurso. Sin embargo, a modo de preámbulo, vale aclarar que la discusión se sitúa en un contexto interdisciplinar o transdisciplinar en el que se opta por la comprensión de fenómenos desde miradas integradoras y críticas que no se ciñen a categorizaciones inflexibles, decimonónicas y fácilmente cuestionables; este gesto metodológico ya se había sugerido por autores de enfoque materialista del lenguaje como Voloshinov y el sustento del análisis empírico de Pêcheux, quien bajo el pseudónimo de Thomas Herbet afirmó:
La forma empírica concierne la relación entre una significación y una realidad, pese a que la forma especulativa concierna la articulación de significaciones entre ellas, bajo la forma general del discurso. Para usar términos tomados de la lingüística, podríamos decir que la forma empírica de la ideología pone en juego una función semántica —la coincidencia del significante con el significado—, aunque la forma especulativa ponga en juego una función sintáctica —la conexión de significantes entre ellos—. (1969, p. 79)
En efecto, para el ambiente posestructuralista de la época, la búsqueda de cientificidad en el ejercicio lingüístico de análisis del discurso y del sentido que buscaba Pêcheux a través del desarrollo de un instrumento que le permitiera obtener resultados experimentales termina por llevarlo a un diálogo directo con el concepto de condiciones de producción del discurso. Es, entonces, en esta “sociologización” del modelo de comunicación de Jakobson que Pêcheux aporta quizás la claridad más relevante en términos de la lógica dialéctica que existe entre las condiciones materiales de producción de la vida y la construcción y estabilización de sentido en el discurso. Al postular como imaginarias (esto, lejos de significar “irrealidad” quiere decir, más bien, imágenes que producen efectos materiales) las posiciones de emisor y receptor, esta forma de concepción del discurso pone de manifiesto que es el lugar que se le atribuye al referente común lo que en última instancia construye la posibilidad de comunicarse a través de la existencia de sentidos compartidos y aceptados. Sin embargo, no por esto se afirma que se trate de una elección libre a la hora de elegir dichas imágenes. Por el contrario, es preciso recalcar que se trata de lo que en buena medida está configurado por relaciones estructurales, así como lo que se pueda haber afirmado de tal o cual rol antes del hablante inmediato. En concreto, es preciso insistir en que si el sentido se mantiene estable, es entonces por efecto de las restricciones que operan sobre las posiciones imaginarias que se atribuyen a emisor y receptor, y estos últimos se mantienen relativamente estables en razón a que las circunstancias objetivas de producción de la realidad lo hacen, también, a su manera.
No se trata entonces aquí de aleccionar sobre qué es, en abstracto, el lenguaje o el discurso, y mucho menos sobre qué es, en abstracto, la política; es justamente lo contrario. Si bien es necesario delimitar los conceptos, no lo haremos con una pretensión prescriptiva, sino, más bien, con la intención de facilitar la comprensión de la argumentación que orienta este ejercicio. Para esto, permitámonos partir ejemplificando el uso de estas tres palabras por medio de una afirmación encontrada en una entrevista publicada en la revista PolítiKa Ucab: “La polarización que vive nuestro país (Venezuela) desde el punto de vista ideológico guarda estrecha relación con la forma como se expresan nuestros políticos”; se encuentra en un artículo titulado “El uso del lenguaje en el discurso político” (Pérez Pereda, 2016).
Para empezar, el título de este artículo nos obliga, como mínimo, a entender, en cuanto hechos separados —o al menos diferenciables—, el lenguaje, el discurso y la política, ya que, de lo contrario, su uso no tendría sentido en este sintagma (“el uso del lenguaje en el discurso político”). Fijémonos en que es, precisamente, discurso el nombre (sustantivo en la nomenclatura clásica de la sintaxis) que funge como eje central del grupo nominal. Al hacer un breve análisis de este enunciado podríamos decir que se hace mención a una realidad o un objeto concreto (el discurso) que está calificado como política (el adjetivo político se ajusta en número y género con el nombre al que califica) y se anuncia que se abordará lenguaje como una herramienta útil (puesto que se usa y aparece como complemento), aunque parezca redundante al primero, es decir, al discurso. Imposible, entonces, no dialogar con una realidad pragmática (desde el punto de vista lingüístico) que enuncia que no estamos ni ante sinónimos, ni ante realidades iguales, a despecho de lo que se podría resolver fácilmente afirmando que discurso y lenguaje son términos intercambiables. No obstante, no asumimos como propia la definición que se podría inferir del uso referido en el ejemplo citado; este último simplemente se trae a colación como una muestra simple de la frecuencia con la que se pueden encontrar los términos que buscamos conceptualizar y de cómo en estos contextos de uso es que adquieren y asientan sus diversos sentidos; en otras palabras, la polisemia como un hecho real y observable.
Al saber que en la práctica comunicativa cotidiana lenguaje, política y discurso son términos que, salvo contadas excepciones de aparatosas sinonimias, refieren a realidades distintas, pero además que en su uso académico cada disciplina, investigación e incluso cada autor emplea y conceptualiza según su enfoque e interés, prosigue indicar que cualquier definición que se proponga de estos tres términos estará formulada desde un lugar concreto de enunciación que,