Salvar el pueblo, gobernar las almas. Mario Andrés Mejía Guevara

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Название Salvar el pueblo, gobernar las almas
Автор произведения Mario Andrés Mejía Guevara
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789587463514



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esos diferentes dispositivos de poder que se ejercen, en niveles diferentes de la sociedad, en ámbitos y con extensiones tan variadas” (pp. 13-14). El dispositivo como un conjunto, una globalidad múltiple que hace efectivo al poder; estrategias globales que hacen posible el ejercicio local del poder. Esta manera de asir el poder se debe al interés, por parte de Foucault, de no concentrar tanto el análisis en el quién ni en el porqué del poder, sino más bien en el cómo.

      Es eso lo que explica la aparición, al lado del concepto de dispositivo, de las nociones de estrategia, tecnología, mecanismo, táctica, relaciones de fuerza, entre otras más, nociones que pertenecen al vocabulario de lo que era conocido como arte de guerra durante los siglos XVIII y XIX. Foucault hace de ese conjunto de palabras sus fuentes semánticas para abordar la pregunta sobre el cómo del poder. De allí que invierta el aforismo de Clausewitz y enseguida lo transforme en interrogante: ¿hay que concebir la política como la continuación, por otros medios, de la guerra? (Foucault, 1997).

      En resumen, se podría afirmar que el concepto de dispositivo es el resultado de enlazar las relaciones entre los elementos discursivos y los no-discursivos a partir de la pregunta del funcionamiento del poder, del cómo del poder. Se puede afirmar que el concepto de dispositivo permite articular los enunciados del saber y las técnicas del poder. En otras palabras, ese concepto permite vincular las formaciones discursivas productoras de verdad y las relaciones de poder. Desde ese ángulo, es bajo el nombre de dispositivo como Foucault sitúa las relaciones entre saber y poder, como el concepto operacional que le permitirá dar cuenta de los modos de subjetivación. Al respecto, en una entrevista Foucault aclara:

      Es en Surveiller et punir (Foucault, 1994) donde el autor francés avanza hacia una nueva forma de analizar el poder. Deleuze (2004) reconocerá en ese procedimiento una nueva manera de aproximarse al poder que permite criticar los postulados que han servido tradicionalmente para concebirlo y entenderlo. Pero será en La volonté du savoir (Foucault, 2009) donde desarrollará de forma más metódica su aproximación al poder, no solamente ilustrando sus diferencias a través de una concepción negativa del poder, sino también ofreciendo algunas pistas para una concepción positiva y, como lo dice Deleuze, funcionalista.

      Es por lo tanto en ese texto donde la dimensión operacional del concepto de dispositivo gana visibilidad. Después de haber confrontado la concepción opresiva del poder y la tesis de la represión respecto al sexo, Foucault describe el recorrido histórico de la sciencia sexualis. Con el interrogante sobre los procedimientos y técnicas a través de los cuales se producen discursos verdaderos articulados a relaciones de poder, Foucault aborda la producción de verdad sobre el sexo e identifica la confesión como la matriz general de esa voluntad de saber atravesada por relaciones de poder. El capítulo titulado “Dispositif de sexualité” de La volonté de savoir (Foucault, 2009) permite explorar justamente las relaciones entre las técnicas de saber y las estrategias de poder reagrupadas por el concepto de dispositivo. Como si fuera una carta de navegación, Foucault precisa en ese capítulo que su interés respecto al poder es tanto analizarlo como avanzar hacia otra forma de concebirlo. Es decir, se trata para él de sobrepasar la representación y la concepción del poder jurídico y discursivo, que se afirma bajo el privilegio teórico de la ley y de la soberanía, para analizar los numerosos mecanismos y los aparatos que operan efectivamente como procedimientos del poder. En cuanto al método, él propone analizar la formación de un tipo de saber sobre el sexo en términos de poder, entendido este como:

      la multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes y propias del dominio en que se ejercen, y que son constitutivas de su organización; el juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen cadena o sistema, o, al contrario, los corrimientos, las contradicciones que aíslan a unas de otras; las estrategias, por último, que las tornan efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional toma forma en los aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales (Foucault, 2009, pp. 121-122).

      Dicho de otro modo, lo que propone es inscribir en el interior de esas relaciones de fuerza la producción de discursos verdaderos como un momento, un instante estratégico en las tácticas desplegadas en el continuo encuentro y choque de esas fuerzas. En ese sentido, las preguntas formuladas por Foucault sobre la producción de discursos verdaderos alrededor del sexo se encuentran delimitadas por su interés en comprender la manera en que las relaciones de poder hacen posible cierto tipo de enunciados calificables como verdaderos y, a la vez, por su interés en mostrar cómo esos discursos sirven de soporte para esas relaciones: “se trata de inmergir la abundosa producción de discursos sobre el sexo en el campo de las relaciones de poder múltiples y móviles” (Foucault, 2009, p. 128).

      Bajo ese marco, la dimensión estratégica que representa el dispositivo, en tanto conjunto de relaciones de saber y de poder, se hace evidente:

      A manera de resumen podemos afirmar que el concepto operacional de dispositivo surge en Foucault en el punto de cruce de dos líneas. La primera, histórico-metodológica, es el conjunto heterogéneo de elementos discursivos y de elementos no-discursivos. La segunda línea, histórico-teórica, se inscribe en el contexto de la pregunta sobre el cómo del poder. A ese nivel, el concepto de dispositivo integra los distintos mecanismos, aparatos, técnicas, estrategias, instrumentos de intervención discursiva y material, enunciados y procedimientos del saber y del poder, en el marco de las relaciones de fuerza.

      En una sociedad como la nuestra, múltiples relaciones de poder atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso verdadero. No hay ejercicio del poder sin cierta economía de los discursos de verdad que funcionan en, a partir y a través de ese poder. El poder nos somete a la producción de la verdad y solo podemos ejercer el poder por la producción de la verdad (Foucault, 1997, p. 22).

      El dispositivo es entonces un ensamble de múltiples elementos, discursivos y no-discursivos, que hacen efectivo al poder. Es una formación estratégica donde se cruzan, se superponen y se apoyan mutuamente técnicas de saber y mecanismos de poder. Siendo aquel que permite la manipulación de las relaciones de fuerza, el dispositivo aparece en el momento de integrar y codificar mecanismos,