Название | Miradas de la vejez: calidad de vida, identidad, violencia y trabajo |
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Автор произведения | María Montero-López Lena |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786073038898 |
WHOQOL GROUP (1995). The World Health Organization Quality of life assessment (WHOQOL). Position Paper from the World Health Organization. Social Science y Medicine 41(10): 1,403-1,409.
Capítulo 2
Envejecimiento en un grupo de académicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN)
Guadalupe Estela Zavala Pérez
Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Milpa Alta
Instituto Politécnico Nacional
Gloria Berenice Rodríguez Belmonte
Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Milpa Alta
Instituto Politécnico Nacional
María Fernanda Guerrero Zavala
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Introducción
En las últimas décadas se vive una transición demográfica como consecuencia del crecimiento de la población de 60 años y más, resultado del aumento en la esperanza de vida, el descenso en la tasa de mortalidad y de fecundidad. El envejecimiento demográfico involucra un cambio en la estructura por edad que se expresa en un aumento de las personas en edad avanzada. En el 2012 de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) reportó que el 11.5% de la población mundial corresponde a este grupo etario, mientras que en las regiones más desarrolladas llega a ser de 22.6% y sus proyecciones indican que para el 2050 uno de cada cinco habitantes en el planeta (21.2%) tendrá 60 años y más y en las regiones menos desarrolladas será de 19.5%, es decir, casi el nivel que actualmente se observa en las regiones más desarrolladas, en éstas, una de cada tres personas (32%) será un adulto mayor. En México, la tendencia actual de envejecimiento poblacional apunta que para el 2030 habrá 15.3 millones de mexicanos mayores de 65 años (INEGI, 2013).
El proceso de envejecimiento tiene un orden jerárquico establecido por los niveles de organización celular, tisular, orgánico y sistémico, entre otros, que conlleva a un envejecimiento estructural y funcional, visión eminentemente biologicista, sin embargo, este proceso está en interacción con aspectos socioculturales y psicológicos, lo que permite pensar que el envejecimiento va más allá de la perspectiva anatómica y/o fisiológica (García, 2012). La industrialización y la modernización han impactado en la forma en que la sociedad mira a este grupo asignándole sentido de desvalorización y discriminación por su deterioro físico, mental y social, viviendo en abandono y con sentimientos de soledad, condición que ha sido naturalizada socioculturalmente. Esta condición puede variar en el caso de las mujeres académicas trabajadoras ya que generan diversas expectativas frente a la construcción de su vejez asociada a la jubilación.
Es importante resaltar que el término “vieja o viejo” es una categoría sociocultural cuyo significado es cambiante en su historicidad, de esta manera se ha decidido utilizar en esta investigación el término de mujeres mayores, para eliminar cualquier clase de connotación negativa que reafirme el temor a la vejez, a la enfermedad, a la soledad y a la muerte. De acuerdo con Osorio (2006), al referirnos a envejecimiento resulta inevitable ligarlo al círculo de vida en el cual se denomina “viejos y viejas” en función de cómo se ha vivido en el sentido de “hacerse así mismo”, es decir, que el sujeto se va apropiando de los cambios, significados y experiencias de la vida cotidiana que conforman su trayectoria de vida. Con base en lo anterior, surge el interés en conocer cómo ha impactado la trayectoria académica y laboral en las mujeres trabajadoras politécnicas en la construcción de su vejez a más de 30 años de servicio.
El acceso de las mujeres a la ciencia ha sido un camino difícil de conquistar, fundamentalmente antes de finales del siglo XIX; sin embargo, a pesar de las prohibiciones que tuvieron para su acceso a las universidades, es innegable que han participado en la transferencia y construcción del conocimiento científico y tecnológico, ya que son poseedoras del saber, un saber de vida y para la vida, un saber que pocas veces ha sido reconocido por la ciencia oficial (Solsona, 2003), la ciencia está tradicionalmente ubicada en el ámbito androgénico y por tanto son los hombres los que “hacen y estudian ciencia”; en México, la incorporación de las mujeres al campo de la ciencia y la tecnología se fortalece en 1936 con la creación del Instituto Politécnico Nacional donde se privilegia la coeducación (Ballarín, 1993). El ingreso de las mujeres a las Instituciones de Educación Superior (IES) representa un capital académico expresado en conocimientos, habilidades, destrezas y valores en las tareas de docencia, investigación, y difusión del conocimiento. A pesar de esto, las mujeres han tardado en ocupar cargos de decisión en el campo laboral debido a las desigualdades, jerarquías, y por tanto, relaciones de poder, producto de un largo proceso histórico de construcción social (Scott, 2000); adicionalmente, algunas mujeres perciben una barrera invisible en la carrera laboral difícil de atravesar, que les impide seguir avanzando profesionalmente, constructo sociocultural, al que Burín (2003) denominó “techo de cristal” en el siglo XX. El ingreso de las mujeres a las IES no aseguró su individualidad y autonomía, al quedar inscritas bajo el tutelaje de los hombres, y por tanto, subordinadas tanto en el ámbito público como en el privado, perpetuándose en el imaginario social el sistema mujer-hogar-privada, hombre-trabajo-público; es hacia los años 70 del siglo pasado, con el movimiento de la mujeres en la búsqueda al reconocimiento de sus derechos universales que van logrando alejarse del tutelaje de los hombres, basando su autoestima en su autonomía e independencia (Fernández, 1993).
Contexto
La investigación se realizó en el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud-Unidad Milpa Alta (CICS-UMA) unidad académica del área médico-biológica perteneciente al Instituto Politécnico Nacional el cual se crea por decreto presidencial en la década de los 70 del siglo XX ofertando seis programas académicos: Enfermería, Medicina, Nutrición, Optometría, Odontología y Trabajo Social, asignándole 700 hectáreas en el kilómetro 39 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec en los linderos de los estados de México, Morelos y Ciudad de México (el Distrito Federal) con el propósito de descentralizar la educación superior. El horario de trabajo sería de las 8:00 a las 14:00 horas. Su estructura curricular se sustentó en un Sistema de Enseñanza Modular para superar la falta de integración de las tres actividades sustanciales: investigación, docencia y servicio, para abordar los problemas concretos de la comunidad. El profesorado sería guía y facilitador del proceso enseñanza-aprendizaje, integral e interdisciplinario, razón por la cual el profesorado recibió una formación y/o actualización docente. Este centro representó una fuente de trabajo para jóvenes recién egresados de universidades, que vieron en él una oportunidad de desarrollo profesional y personal obteniendo desde su ingreso tiempo completo y exclusivo en una institución de vanguardia en materia de salud (IPN, 1979). La presente investigación, con perspectiva de género, es producto del interés por explorar la experiencia del envejecimiento de un grupo de mujeres académicas de 60 años y más, con una antigüedad laboral de más de 30 años en el CICS-UMA. La pregunta que guía es: ¿Por qué las académicas de 60 años y más no se han jubilado?
Objetivo general
Analizar la construcción social del envejecimiento-jubilación de las académicas mayores de 60 años del CICS-MA.
Metodología
Debido a la complejidad del sujeto/objeto de estudio recurrimos al uso de la metodología exploratoria mixta. Aplicamos una encuesta para obtener datos sociodemográficos, solicitamos información al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) para conocer las condiciones académico-administrativas y tener una “radiografía” de las académicas (García de León, 2001). Realizamos una entrevista guiada para conocer su historia de vida (Bock, 2005), éstas permitieron la articulación de datos cuantitativos y cualitativos, para construir categorías de análisis. El universo de estudio fue de 12 académicas de 60 años o más con una antigüedad mayor a 30 años de servicio en el IPN.
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