Название | Miradas de la vejez: calidad de vida, identidad, violencia y trabajo |
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Автор произведения | María Montero-López Lena |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786073038898 |
Cuando la pareja llega a la vejez, se evidencia una redefinición de convivencia, compartiendo más tiempo en el hogar y la participación directa de los hombres en la “domesticidad” a través de la compra del mercado, el pago de facturas y otras diligencias que mantienen su vinculación a espacios públicos; y la conservación del lugar de las mujeres en la preparación de alimentos, el cuidado y la atención del hogar. Y con relación a los hijos, quienes ya salieron del hogar parental, se conserva la práctica cultural filio parental de una línea de atención y comunicación generalmente diaria y de presencia directa en el ritual de una “comensalidad” en los fines de semana, especialmente los domingos.
Ante la muerte del cónyuge o salida de los hijos e hijas del hogar, se produce una ruptura en el ritmo de la cotidianidad familiar, al detonarse la configuración del hogar unipersonal por decisión o imposición. Respecto a la primera, la persona adulta mayor asume el vivir sola en su hogar. Una decisión que se encuentra asociada con su trayectoria de vida, su concepción y realidad presente de vida autónoma e independiente y confronta, desde esta decisión personal y subjetiva, la generalización cultural de la soledad y el abandono. Y con relación a la segunda por imposición, la muerte de la pareja y la salida o ausencia de los hijos e hijas también puede configurar la presencia de hogares unipersonales, marcados por la connotación emocional de débiles o inexistentes vinculaciones parentales. Además de relacionarse con equipajes culturales y emocionales de dependencia hacia las personas ausentes y de cierto sentimiento de victimización.
Un paisaje que permite vislumbrar una resignificación de las relaciones y vínculos emocionales y afectivos hacia y desde la persona adulta mayor. Los rituales de comunicación con una temporalidad diaria o permanente le brindan certeza y confianza para afinar el sentimiento de sentirse cuidado y conservar un lugar de atención entre sus redes parentales y sociales.
En otras palabras, a través de las narraciones de las personas mayores participantes en la investigación, se puede identificar un umbral de cambios en las condiciones y calidad de vida en la vejez. Los giros en la cotidianidad familiar por ausencia de figuras parentales próximas y significativas; la decisión o imposición de estilos de vida doméstica en el hogar compartido o no y el despliegue de movimientos emocionales importantes para garantizar, conservar, sostener o mantener sus condiciones de salud física, emocional y social.
Además, una cotidianidad marcada por la inclusión de la tecnología virtual. A partir del computador, su aprendizaje como mediador de la comunicación familiar y el uso del chat como dispositivo tecnológico, le presentan al adulto mayor una nueva lógica del mundo, a través de la descorporización de las relaciones, el acortamiento de las distancias, la presencia ausente de quienes están en otros lugares y las imágenes virtuales de sus próximos, conservan y mantienen el anclaje a la vida familiar. No obstante, enfrentar dificultades en la asimilación e interiorización de códigos de comprensión, vinculados a dichos procesos tecnológicos, reconocen con asombro la asistencia y participación de estos movimientos de la vida contemporánea.
Cuando los adultos mayores hablan de familia y vida familiar atraviesan asuntos como la maternidad, la paternidad y los enlaces intergeneracionales. Las dos primeras nociones expresan relaciones parento-filiales y desde las subjetividades enunciadas en las narraciones, movilizan una amplia emotividad y afectividad, relacionada con la distancia y la proximidad. Un tema que se constituye en la columna vertebral de su vida cotidiana. Las conversaciones en torno a la historia familiar expresan el reconocimiento del anclaje, la valoración de una trayectoria marcada por avances y retrocesos, el significado de la identidad y la perseverancia de la pertenencia.
Una voz que desde los adultos mayores enuncia su lugar como padre o madre con relación a sus descendientes, como también desde éstos hacia ellos mismos. Entrelazan su auto reconocimiento, con la responsabilidad, el sacrificio y la lucha que desplegaron para sacar a sus hijos adelante y la compensación que reciben en este tiempo, mediada por los cambios generacionales y con cierta añoranza entre la expectativa que tenían y la realidad que enfrentan.
Por otra parte, estos relatos ponen la proyección de la vida familiar como un escenario de enlace intergeneracional. El entrelazamiento que, a través de los procesos de crianza y cuidado, trenza los tiempos sociales y configura los umbrales donde se gestan los cambios y transformaciones de la sociedad. Los relatos de las personas consultadas incluyen la mirada de estos enlaces, señalando como puntos de descripción sus ideas sobre la transmisión de valores y conocimientos, la percepción sobre el tiempo actual y las opciones a las que se enfrentan. Estos relatos también consideran que los tiempos actuales los sitúan ante el desgaste de los valores, el señalamiento de la pérdida del respeto hacia las personas mayores, la debilidad de las normas sociales, la incertidumbre de la protección y seguridad familiar, el desorden de las buenas costumbres especialmente referidos al vestido, los comportamientos sexuales y las libertades de las mujeres.
Estos relatos no evidencian diferencias significativas por género ni estrato socioeconómico, pero permiten disponer de cierta arquitectura social sobre las condiciones y calidad de vida de las personas adultas mayores consultadas y situadas en la ciudad de Manizales y su manera de significar los cambios sociales y generacionales.
Discusión y conclusiones
Las personas mayores le otorgan un significado a la CV en la enunciación de un bienestar o estar bien a través del entrecruzamiento de dos vértices: uno material y físico y el otro simbólico. El primero, alude a la disposición de condiciones que les garantizan la autonomía y la independencia; y el otro, se refiere a la valoración y reconocimiento que reciben como personas y como adultos mayores y la confianza que sienten y brindan.
En lo que respecta a la autonomía y la independencia y desde el punto de vista de los derechos, se consideran conceptos interdependientes y términos que se suelen usar indistintamente en diversos ámbitos y marcos jurídicos. Mientras la autonomía consiste en la capacidad de ejercer la libertad de elección y el control sobre las decisiones que afectan a la propia vida, la independencia consiste en vivir en sociedad sin asistencia, o al menos con un grado de asistencia que no someta a las personas mayores al arbitrio de otros (Naciones Unidas, 2015). Como lo expresa Huenchuan (2012, 2014), desde una perspectiva de derechos humanos, la autonomía supone, por un lado, una dimensión pública que tiene que ver con la participación activa en la organización de la sociedad y, por otro, una dimensión personal que se expresa en la posibilidad de formular y realizar los propios planes de vida. En ambos casos, la autodeterminación y la libertad para decidir por uno mismo son la base de su ejercicio.
Se habla con naturalidad de vidas y personas independientes que pasan a ser dependientes, de personas autónomas que dejan de serlo, como es el caso de las personas mayores. Ellas a menudo son despojadas de manera arbitraria de su autonomía, es decir, de su capacidad de responder a sus propias necesidades, expresar sus deseos, tomar decisiones, optar entre distintas posibilidades y alcanzar sus metas, lo que limita cualquier posibilidad de mantener un control sobre sus vidas (Huenchuan, 2018).
En el escenario actual del envejecimiento poblacional, la capacidad de vivir de forma autónoma e independiente en la comunidad constituye un objetivo prioritario para la persona mayor y para la sociedad (Huenchuan, 2016, 2018). En palabras de las personas mayores, la calidad de vida se expresa, en primera instancia, en la posibilidad de continuar viviendo de esta manera: con autonomía e independencia.
El proceso de envejecimiento implica una serie de cambios que influyen en la calidad de vida de la población adulta mayor, cuando su entorno es discriminatorio y cuestiona las capacidades de las personas mayores, la calidad de vida se deteriora (CEPAL, 2017). Las personas mayores están expuestas a elevados niveles de exclusión por la falta de reconocimiento que las afecta y por la obstaculización que enfrentan para ejercer sus derechos y contar con oportunidades fundamentales (Huenchuan, 2013).
Así, desde la perspectiva de los participantes, la calidad de vida