El comportamiento administrativo. Herbert Alexander Simon

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Название El comportamiento administrativo
Автор произведения Herbert Alexander Simon
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9789870125235



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tipo de influencia depende principalmente de la autoridad y de los servicios de asesoramiento e información. Estas categorías no son ni exhaustivas ni mutuamente excluyentes, pero servirán a los fines de esta discusión introductoria.

      De hecho, el presente análisis es un poco más general que lo que el párrafo precedente sugiere, porque concierne a las influencias organizacionales no solo sobre los empleados operativos, sino sobre todos los individuos que toman decisiones dentro de la organización.

      Se deduce de esto que la autoridad, en el sentido aquí definido, puede operar “hacia arriba” y “hacia los lados”, y también “hacia abajo” en la organización. Si un ejecutivo delega a su secretaria una decisión sobre los muebles de archivo y acepta su recomendación sin reexaminar sus méritos, está aceptando su autoridad. Las “líneas de autoridad” representadas en los organigramas tienen especial importancia porque, por lo común, se recurre a ellas para dar por concluido un debate cuando resulta imposible alcanzar el consenso sobre una decisión en particular. Dado que este uso de la autoridad como recurso de apelación requiere generalmente sanciones para ser efectivo, la estructura de autoridad formal en una organización se suele relacionar con la contratación, la disciplina y el despido del personal. Estas líneas formales de autoridad se complementan por lo común con relaciones de autoridad informal en el trabajo cotidiano de la organización, mientras que la jerarquía formal se reserva mayormente para la resolución de conflictos.

      Las lealtades de interés particular para el estudio de la administración son aquellas inherentes a las organizaciones administrativas o partes de tales organizaciones. La bandera de guerra del regimiento es el símbolo tradicional de este tipo de identificación en una administración militar; en una civil, una prueba de lealtad que se encuentra frecuentemente es el grito: “¡Nuestra oficina necesita más presupuesto!”.

      Este fenómeno de identificación, o lealtad organizacional, cumple una función muy importante en la administración. Si cada vez que un administrador se enfrenta con una decisión debe evaluarla forzosamente en relación con toda la gama de valores humanos, la racionalidad en la administración se vuelve imposible. Si necesita considerar la decisión solo a la luz de metas organizacionales limitadas, su tarea se encuentra un poco más dentro del ámbito de la capacidad humana. El bombero se puede concentrar en el problema de los incendios, el funcionario de salud, en los problemas de la enfermedad, sin que entren en juego consideraciones irrelevantes.

      Aún más, esta concentración en una serie limitada de valores es casi esencial si el administrador va a ser considerado responsable por sus decisiones. Cuando una autoridad superior fija los objetivos de la organización, el administrador recibe la principal premisa de valor con respecto a sus decisiones, y a él sólo le queda la implementación de esos objetivos. Si se le permitiera al jefe de bomberos deambular por todo el campo de los valores humanos –decidir que los parques son más importantes que las autobombas y, en consecuencia, reconvertir su departamento de bomberos en un departamento de recreación–, el caos desplazaría a la organización, y desaparecería la responsabilidad.

      Las lealtades organizacionales también conducen, sin embargo, a ciertas dificultades que no deberían subestimarse. El principal efecto no deseado de la identificación es que impide que el individuo institucionalizado tome las decisiones correctas en los casos en los que el área restringida de valores con los cuales él se identifica debe ser ponderada contra otros valores fuera de esa área. Esta es una de las causas principales de la competencia y los conflictos entre departamentos característica de cualquier organización administrativa de envergadura. Los miembros de la organización, identificándose con su sector en lugar de hacerlo con toda la organización, creen que el bienestar de su oficina es más importante que el bienestar general cuando ambos entran en conflicto. Este problema se pone frecuentemente de manifiesto en el caso de los organismos “de servicio”, cuando la naturaleza auxiliar y facilitadora del organismo se pierde de vista en el esfuerzo por obligar a los organismos de línea a seguir los procedimientos estándar.

      Las lealtades organizacionales también le impiden a casi cualquier jefe de departamento la tarea de equilibrar las necesidades financieras de su sector con las necesidades financieras de otros, de allí la necesidad de un organismo presupuestario centralizado que esté libre de estos sesgos psicológicos. Cuanto más alto subimos en la jerarquía administrativa y más amplia es la gama de valores sociales que deben entrar en la esfera del administrador, más dañino es el efecto del sesgo de valoración y más importante es que el administrador esté libre de sus identificaciones más estrechas.