Название | Moviendo los marcos del patriarcado |
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Автор произведения | Marilar Aleixandre |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788412335422 |
13 Ibid., esta cita es de la p. 24, y la siguientes en este párrafo de las pp. 20–21 y 33.
14 Emilia Pardo Bazán. (1896). Memorias de un solterón. Madrid: Eneida, 2013. Esta cita y la inmediatamente anterior son de la p. 125.
15 El ideal feminista de la Nueva Mujer, independiente, viviendo de su trabajo y rechazando las limitaciones sociales, fue desarrollado por la escritora irlandesa Sarah Grand en 1894.
16 Concepción Arenal (1869). La mujer del porvenir. Sevilla: Eduardo Perié. Madrid: Nørdica, 2020, p. 54.
17 María Xesús Lama, (2017). Rosalía de Castro. Cantos de independencia e liberdade (1837–1863). Vigo: Galaxia.
18 Grupo de Investigación La Tribuna (2008). «Aportaciones a la biografía de Emilia Pardo Bazán. La crisis matrimonial», La Tribuna 6, 71-128. El Grupo de Investigación La Tribuna está formado por X. R. Barreiro, R. Axeitos, P. Carballal e J. M. Caridad.
19 Emilia Pardo Bazán (1913). «Lo de siempre» Caras y caretas. Recuperado en 2010 por J. M. González Herrán; recogido en el volumen 12 (Cuentos Dispersos II) de las Obras Completas, edición de J. M. González Herrán, Biblioteca Castro, 2011, en E. Pardo Bazán El vidrio roto. Cuentos para las Américas. Ed. José Manuel González Herrán. Vigo: Mar Maior, 2014, p 173.
20 Emilia Pardo Bazán (1896). Memorias de un solterón... op.cit. p. 193.
21 Emilia Pardo Bazán «La educación del hombre y la de la mujer» ... op. cit. p. 15.
22 Carta inédita a Carmen Miranda MO88/C.1.10. Archivo Real Academia Galega.
2
Maestra de sí misma:
La conquista de la educación
Apenas pueden los hombres formarse idea de lo difícil que es para una mujer adquirir cultura autodidacta y llenar los claros de su educación.
Apuntes autobiográficos23
A las jóvenes del siglo xxi que estudian secundaria o siguen cursos en la universidad les puede resultar difícil imaginar que antes de 1910 las mujeres no estaban autorizadas a hacerlo. Aún hay países donde está prohibido que las niñas vayan a la escuela, como ilustra el atentado talibán a Malala Yousafzai en 2012 por defender ese derecho.
El siglo anterior a aquel en el que nació Emilia Pardo Bazán (1851) concibió por vez primera el sueño de extender el conocimiento y la formación más allá de un reducido grupo social. Lo que había sido hasta entonces privilegio de una minoría se entenderá, a partir de ese siglo xviii llamado Siglo de las Luces, como un derecho. Pero el sueño de la educación universal, que es —en gran medida— el núcleo mismo del sueño ilustrado, sigue dejando fuera a la mitad de la población, pues nace de una noción de universalidad que excluye a las mujeres.
Cuestionar una «universalidad» que no es tal implica que tanto la Declaración Universal de los Derechos Humanos como el pensamiento pedagógico ilustrado deben enmendar un sesgo patriarcal que no contempla a las mujeres como sujetos de derechos, entre ellos el derecho a la educación. En esto es radical Emilia Pardo Bazán, si bien existen algunos precedentes que merecen ser recordados.
En 1791 Olympe de Gouges24 intentó completar la Declaración de los Derechos Humanos publicando la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana que corregía lo que la primera ignoraba, un atrevimiento que, junto con la crítica a la deriva autoritaria de los jacobinos, le costaría ser guillotinada en 1793, convirtiéndose en la primera mujer de la que sabemos el nombre —sin duda hubo otras que se rebelaron contra la sumisión— que perdió la vida por defender los derechos de las mujeres. Un dato poco conocido es que la lengua materna de Olympe era el occitano. Debido a ello fue acusada por los «ilustrados» de escribir con faltas de ortografía, intentando desacreditar sus argumentos basándose en la carencia de formación en la que el patriarcado mantenía a las mujeres. Como otras precursoras del feminismo, Olympe de Gouges fue abolicionista, autora en 1786 de una obra de teatro titulada La esclavitud de los negros —por la que fue duramente atacada—, lo que es tal vez una muestra de como una forma de subalternidad puede sensibilizar hacia otras.
Desde una perspectiva de defensa de la igualdad, era también necesario poner en cuestión la enseñanza y el pensamiento pedagógico ilustrado. Este proyecto tuvo como consecuencia un incremento de los índices de alfabetización de los varones, y por tanto estadísticamente del conjunto de la población, mas, al excluir a las mujeres, ahondó la distancia entre unos y otras por causa del desigual acceso a la cultura. En 1792 Mary Wollstonecraft había argumentado en su Vindicación de los derechos de la mujer que las mujeres tenían derecho a recibir la misma educación que los varones y que era la falta de educación, no la naturaleza, la que impedía su desarrollo intelectual.
Emilia Pardo Bazán recoge esta demanda y, en una conferencia pronunciada en París en 1899, denuncia las altas tasas de analfabetismo entre las mujeres y cuestiona el modelo desigual y asimétrico de formación, reiterando las ideas expuestas en su Memoria al Congreso Pedagógico de 1892.
Autodidactas por necesidad:
las escritoras del siglo XIX
En la formación intelectual y afectiva de Emilia Pardo Bazán, según recuerda en los Apuntes autobiográficos, debió de pesar más la biblioteca familiar, que evoca intensamente, que la educación reglada. El colegio francés «para señoritas» de Madame Lévy al que asistía durante los inviernos pasados en Madrid ofrecía la educación para niñas y jóvenes considerada apropiada en la época. Era pues poco acorde con las inclinaciones intelectuales de Emilia, quien entró en conflicto con una instrucción concebida como preparación para el matrimonio. Pidió que le cambiasen el estudio de piano por latín y no manifestaba afición a la costura, rechazando el carácter de adorno al que se reducía la formación de las niñas de su clase social. En una de sus primeras novelas, Un viaje de novios (1881), emerge la crítica a la educación femenina orientada al matrimonio. Un año después, en la biografía San Francisco de Asís25 (1882), analiza la formación de las mujeres durante la Edad Media en la que, a pesar de los estereotipos sobre ella, algunas mujeres con vocación intelectual e inclinación al conocimiento tuvieron posibilidades de desarrollo. Estas oportunidades, si bien restringidas a las monjas o a las nobles, eran para Emilia superiores a las que habría en siglos posteriores en los que identifica una involución en las ideas y prácticas sobre el papel de las mujeres.
Emilia es agudamente consciente de las desventajas de una formación no reglada, carente de planificación y solidez. La frase de los Apuntes autobiográficos citada para abrir este capítulo atestigua la dificultad de adquirir cultura por sí misma y señala que los hombres apenas pueden imaginarla. No sorprende que las autoras de su época coincidan en dotarse de una formación en gran medida autodidacta, en la que la lectura ocupa un lugar fundamental. Esto solo es posible cuando el contexto familiar lo favorece. Así en el perfil de una pionera entre las escritoras del XIX, Mary Wollstonecraft Shelley, se unen un ambiente familiar estimulante, propicio para que el sexo no determine totalmente la educación de las hijas, y el acceso a lecturas variadas. Si los padres de Mary Shelley eran dos intelectuales, y la madre, Mary Wollstonecraft, una figura clave del pensamiento feminista, también Emilia dejó