Moviendo los marcos del patriarcado. Marilar Aleixandre

Читать онлайн.
Название Moviendo los marcos del patriarcado
Автор произведения Marilar Aleixandre
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788412335422



Скачать книгу

imaginario social. Emilia Pardo Bazán fue criticada por entender que prestaba más atención a su actividad como escritora e intelectual que a sus hijos —cuestión tratada en el capítulo 4—; aún hoy la percepción que existe de ella, expresada por mujeres, no solo por hombres, es que fue una gran intelectual mas no cumplió con sus deberes «naturales». Un razonamiento que, como tantos sobre las mujeres, es asimétrico y nunca se expresa en relación a intelectuales varones que no hicieron ningún caso a la familia o a los hijos. La antropóloga Guadalupe Jiménez Esquinas propone, en su tesis sobre las palilleiras (encajeras) de la Costa da Morte, el concepto de la huella de cuidados,11 análoga a la huella ecológica, y entendida como el «consumo de recursos como el tiempo, afectos y energías» necesarios para garantizar la continuidad de la especie humana, la sociedad, la cultura y el patrimonio de forma sustentable. Esta noción se enmarca en el llamado giro epistémico hacia la centralidad de los cuidados. Como analiza esta autora para los procesos de patrimonalización —y, podemos añadir, en otros procesos sociales—, los trabajos de cuidado no se hacen explícitos, «quedando ubicados en el terreno de la "donación" voluntaria, del deseo y el "amor" hacia una práctica cultural» y en el marco de las obligaciones y roles de género. Implícita o explícitamente los cuidados se atribuyen a las mujeres, que soportan una huella mucho mayor.

      Figura 1.1 Líneas argumentales que articulan la noción del destino propio

      Crítica al destino relativo de las mujeres:

      vivo para mí

      El error de afirmar que el papel que a la mujer corresponde en las funciones reproductivas de la especie, determina y limita las restantes funciones de su actividad humana, quitando a su destino toda significación individual, y no dejándole sino la que puede tener relativamente al destino del varón.

      Por estas razones entiende que la educación de las mujeres no debe responder al fin de educar a los hijos sino al de ejercer sus propias dotes intelectuales. Refuta la idea de que la educación femenina sea un medio, o que tenga por objeto principal formar buenas madres, argumentando que la maternidad es obra maestra del instinto, y concluyendo «perfecciónese la mujer para sí, directamente». Otros aspectos de su pensamiento sobre la maternidad y la familia se analizan en el capítulo 4.

      Crítica a la supuesta inferioridad intelectual femenina

      Un segundo concepto criticado por la autora es la presunción de la inferioridad intelectual congénita de todas las mujeres. A consecuencia de esta suposición, aunque se autorizaba a las mujeres a recibir educación, no se les permitía ejercer las profesiones correspondientes. Notemos que la autorización para cursar enseñanza secundaria —a partir de 10 años— y universitaria, estaba en 1892 supeditada al consentimiento del director de cada centro, restricción que solo fue eliminada en 1910. En 1931 Clara Campoamor se enfrentraría a este argumento de la inferioridad mental innata al proponer el reconocimiento del derecho a voto para las mujeres. Uno de los defensores de la desigualdad fue Roberto Nóvoa Santos, diputado de la Federación Republicana Gallega y médico, con una intervención recogida en el Diario de Sesiones de las Cortes del 2 de septiembre de 1931:

      Hay también en el título III de la Constitución una alusión a la ecuación de derechos civiles en el hombre y la mujer, ecuación de derechos civiles e igualdad de sexos o para la expresión de la voluntad popular en un régimen de elección. Pero ¿por qué?, preguntamos, aun cuando la pregunta tenga un cierto aroma reaccionario. ¿Por qué hemos de conceder a la mujer los mismos títulos y los mismos derechos políticos que al hombre? ¿Son por ventura ecuación? ¿Son acaso organismos iguales? ¿Son organismos igualmente capacitados?

      (...) a la mujer no la dominan la reflexión y el espíritu crítico; la mujer se deja llevar siempre de la emoción, de todo aquello que habla a sus sentimientos, pero en poca escala o en una mínima escala de la verdadera reflexión crítica. Por eso yo creo que, en cierto modo, no le faltaba razón a mi amigo Basilio Álvarez al afirmar que se haría del histerismo una ley. El histerismo no es una enfermedad, es la propia estructura de la mujer; la mujer es eso: histerismo (...). Y yo pregunto: ¿en qué despeñadero nos hubiéramos metido si en un momento próximo hubiéramos concedido el voto a la mujer?

      Nóvoa Santos fue autor, en 1908, de un libro titulado La indigencia espiritual del sexo femenino. Las pruebas anatómicas, fisiológicas y psicológicas de la pobreza mental de la mujer. Su explicación biológica. Este ejemplo, de una persona considerada un intelectual relevante, puede dar idea de la penetración social de los prejuicios a los que se enfrentaban las propuestas de nuestra autora varias décadas antes.

      Emilia Pardo Bazán apunta, en esta memoria, al aumento de la desigualdad entre sexos, que parecería contradecir el progreso, pues la mujer sigue privada de los derechos políticos mientras el varón, desde la Revolución francesa, los adquirió plenísimos. De ahí que mantenga que la sociedad aún tiene pendiente reconocer los derechos de la humanidad.

      Dueñas de sí:

      el destino propio en la narrativa de la autora

      Siendo este ensayo un texto crucial para analizar los argumentos de Emilia Pardo Bazán sobre el destino propio, se puede seguir el hilo de esta idea a través de decisiones sobre su vida, así como a través de sus artículos