Название | Moviendo los marcos del patriarcado |
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Автор произведения | Marilar Aleixandre |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788412335422 |
Vinculada a su identificación como escritora, está la decisión de separarse de su marido José Quiroga y Pérez de Deza. El documento de separación fue firmado en 1884, pero el distanciamiento venía de algunos años antes, alrededor de 1881, cuando nace Carmen, su tercera hija. Tal vez el viaje a Francia de 1880, y las lecturas de novelistas franceses como Balzac y Zola influyeron decisivamente en su proyecto intelectual y de vida. Aunque tradicionalmente, a partir de la biografía de Carmen Bravo Villasante, se habían relacionado las desavenencias con la publicación de La cuestión palpitante y La Tribuna, hay otros elementos que, según el Grupo de Investigación La Tribuna,18 pudieron ser relevantes. Así el escaso interés de José Quiroga por la sociedad intelectual, o el comportamiento del padre de Quiroga, favoreciendo al primogénito en perjuicio de José, lo que repercutiría en la herencia que correspondía a los hijos. Es necesario reconocerle a Quiroga el mérito de aceptar una separación amistosa, pues de no ser así, con la legislación de la época, una mujer casada no podría disponer de sus bienes ni obtener el pasaporte para viajar sin la autorización del marido, conocida como «licencia marital».
Emilia Pardo Bazán es dueña de sí misma, y la idea de que las mujeres tomen su destino en sus propias manos —ahora tal vez se diría empoderamiento— tiene expresión literaria en muchos de sus personajes. Un ejemplo destacado es el relato «Lo de siempre» (1913) recuperado por el investigador pardobazaniano José Manuel González Herrán de la revista argentina Caras y caretas, y recogido por él en la antología El vidrio roto (2014).
«Lo de siempre» es la historia de Mariana. Tras la muerte de su padre, tipógrafo que le había enseñado el oficio, se disfraza de hombre —Mariano— para trabajar en una imprenta. Los compañeros tienen ideas avanzadas, proclaman que todos deben ser iguales. Mariano, sin embargo, desconfía de que esa demanda de igualdad vaya más allá de sus propios derechos. Al descubrir que es mujer, la abuchean y la muchacha se dirige a ellos en una dura alegación:
¿Para vosotros, farsantes, no soy persona? ¿Qué os decía yo en el café? Que si llegase el momento de afirmar igualdades, seríais como los otros, como los burgueses: igual. ¡Si lo sabía! Pues de otro modo, ¿qué necesidad tenía de disfrazarme? (...) Ni a vosotros os importa la humanidad, ni pensáis sino en vuestro egoísmo. Las mujeres, para instrumento, para divertiros, para pegarles, para que os guisen... ¡Nos queréis por esclavas!19
Central en este breve relato es la identificación del trabajo remunerado como un elemento medular de la independencia de las mujeres. Aspira a vivir de su trabajo, en las Memorias de un solterón, Feíta, quien decide irse de su casa a Madrid en busca de un empleo suficiente para mantenerse. Minia Dumbría de La Quimera (1903) supone un peldaño más; es artista, su trabajo profesional no son unas clases particulares mal pagadas, sino la composición musical. La soltería, la autosuficiencia, la dedicación al arte hacen de ella una mujer a contracorriente, pese a recibir ataques y groserías como reconoce Silvio. Mauro Pareja advierte a Feíta de los obstáculos para una mujer que pretenda emanciparse: «solo encontrará en su camino piedras y abrojos que le ensangrienten los pies y le desgarren la ropa y el corazón».20 En su Memoria al Congreso Pedagógico, Emilia Pardo Bazán es consciente, desde los primeros párrafos, de que sus ideas van en contra de las establecidas, incluso en una audiencia de personas ilustradas: «Mirad con ojos puros las ideas que expondré y sed tolerantes para las que os ofendan, más aún por desusadas y peregrinas, que por desnudas».21.
La ideología patriarcal impuso durante muchas décadas una visión en la que el trabajo no doméstico de las mujeres, el empleo fuera del ámbito familiar, es contemplado como algo de lo que avergonzarse, sobre todo entre las «señoritas» de clase media o de la hidalguía empobrecida, como la familia Neira en las Memorias de un solterón, pues las obreras o las campesinas trabajan y siempre trabajaron. Feíta denuncia la paradoja de ser ella considerada la vergüenza, la deshonra para su familia, y no sus hermanas, Rosa y Argos, que mantienen relaciones sexuales clandestinas.
En otros relatos como «Casi artista» o «Las medias rojas» emergen los esfuerzos de las protagonistas por ejercer un trabajo que les permita vivir. En el primero Dolores, tras ser abandonada por su marido con dos niños, vuelve al oficio de costurera y llega a dirigir un taller que tiene reputación en toda Marineda (nombre que en la ficción de la autora corresponde a Coruña) por el primor con que cosen «lo blanco». El regreso del marido, un borracho que, además de vivir a costa de ella, mancha la ropa, desencadena una disputa en la que Dolores acaba pegándole, él cae por la escalera y muere. «Las medias rojas» es uno de los relatos más conocidos de la autora sobre el maltrato a las mujeres. Ildara, la protagonista, había pedido prestado un dinero con el que compró las medias del título, para poder embarcarse y buscar trabajo al otro lado del mar, huyendo de la tiranía de su padre. La paliza en la que este la deja tuerta y le salta un diente impedirá que cumpla su sueño.
Emilia Pardo Bazán abordó la cuestión del trabajo de las mujeres, en general o sobre profesiones específicas, en distintos artículos. Así uno —que González Ferrer titula «En favor del trabajo de la mujer», aunque la autora no los titulaba— publicado en su columna «La vida contemporánea» en La Ilustración Artística, el 22 de noviembre de 1915. Con motivo de la entrega de premios a las alumnas y alumnos de taquigrafía, la autora reflexiona sobre el obstáculo que supone el decoro para las muchachas de clase media, en sus aspiraciones a conquistarse un modo de vivir. «¡Ah! ¡el decoro! ¡Grillo a los pies, esposa a las manos! Soga que se lleva al cuello sin acertar a desatarla!».
En su correspondencia Emilia trata alguna de estas cuestiones, como la supuesta incompatibilidad entre los estudios y la naturaleza de las mujeres de forma satírica, apelando a la ironía. Así en una carta inédita a su amiga y comadre Carmen Miranda, sobre las dolencias reumáticas de Ramona, la madre de esta:
«Yo no quisiera calumniar a los Santos de la corte celestial ni a Dios nuestro Señor: pero juraría que esos reumas tan atroces se cogen en las iglesias y madrugando (...) ¡Pobre Ramona! Ese mal (...) proviene de su excesiva bondad y virtud. Si esta interpretación de su reuma le parece algo heterodoxa, que se consuele pensando en que así que a mí me duela una uña todo el mundo le echa la culpa al estudio y a los libros».22
En resumen, las ideas que desarrolla Emilia Pardo Bazán sobre el destino propio de las mujeres se adelantan a su tiempo y siguen fundamentando el pensamiento feminista moderno.
7 Emilia Pardo Bazán «La educación del hombre y la de la mujer». Memoria al Congreso Pedagógico, presentada el 16 y 17 de octubre de 1892. Publicada en Nuevo Teatro Crítico, 22, 14–82. Esta cita es de la página 22, y la del primer párrafo de la p. 63.
8 Narciso de Gabriel (2018). «Emilia Pardo Bazán, las mujeres y la educación. El Congreso Pedagógico (1892) y la Cátedra de Literatura (1916)». Historia y Memoria de la Educación 8: 489-525.
9 Agradecemos a Narciso de Gabriel que nos proporcionase los datos de las votaciones.
10 Emilia Pardo Bazán «La educación del hombre y la de la mujer» ... op. cit. p. 23.
11 Guadalupe Jiménez Esquinas (2018). Del paisaje al cuerpo. Una crítica feminista a la patrimonialización del encaje en la Costa