Название | Volviendo al Caribe |
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Автор произведения | Mukien Adriana Sang Ben |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587463170 |
Durante el último tercio del siglo XIX la penetración económica, financiera, política y militar de los Estados Unidos era mayor en la República Dominicana que en Puerto Rico. A manera de ejemplo se puede citar el fallido intento de anexión a los países en la década de 1870, las negociaciones en ese decenio y los de 1880 y 1890 para arrendar la península de Samaná con el fin de establecer una base naval […] y el control de las finanzas nacionales desde los años noventa hasta el inicio de la siguiente centuria por la firma neoyorquina Santo Domingo Improvement Co. Dicho trasfondo explica la entrada de capitalistas del vecino país en su industria azucarera, aunque sus inversiones iniciales fueron una consecuencia añadida de su presencia en Cuba21.
Así, sigue diciendo, la industria azucarera dominicana renació en el sur y este del país, pero pronto se expandió hacia el norte, especialmente por Puerto Plata. Pero, y ahí repite y coincide con las posiciones que hemos estado escribiendo los dominicanos, aunque no nos cita, hay que decirlo, que fue a partir de la Guerra de los Diez Años en Cuba, entre 1868-1878, cuando se produce el verdadero boom de la economía azucarera, gracias a la migración de unos tres mil cubanos y personas de otras naciones que invirtieron capitales para el desarrollo de esta industria. Este hecho fue una tabla de salvación, por esta razón el Estado dominicano apostó a estos inversionistas ofreciéndoles las mejores facilidades:
Durante la década de 1870 el estado dominicano fomentó la industria azucarera mediante concesiones individuales de franquicias y tierras. En 1881 se legisló para establecer factorías centrales y fomentar la división del trabajo en el cultivo de la caña y la elaboración del dulce. La medida no fue viable. Aunque dichas centrales alimentaron sus molinos con la materia prima de colonias de muchos propietarios locales […] El uso de trenes portátiles y el inicio de la construcción de sistemas ferroviarios fijos favorecieron la articulación de las fábricas con los terrenos [...]22.
Un elemento interesante es que el historiador García Muñiz señala que la tierra dominicana era de superior calidad, pues su suelo estaba mejor nutrido y menos cansado, y también porque el territorio es mucho más grande.
Pero el boom azucarero dominicano trajo sus crisis. Entre 1884 y 1900 hubo crisis en los precios del dulce en el mercado internacional. Este hecho provocó la quiebra de casi la mitad de los ingenios, pero logró recuperarse en el siglo XX, alcanzando un repunte en el nivel de producción y sobre todo una concentración de la propiedad de los ingenios, como hemos reseñado quienes hemos trabajado el tema. En mi primer libro, Ulises Heureaux. Biografía de un dictador, hago una amplia referencia al surgimiento, expansión, crisis y recuperación de la industria azucarera, ofreciendo cifras y datos precisos sobre el proceso de quiebra y cómo muchos de los ingenios quebrados pasaron a manos de algunas familias, especialmente la familia Vicini.
Lo novedoso de este artículo es el aporte a nivel comparativo entre la industria azucarera de las dos islas, con el sugestivo título República Dominicana afuera. Puerto Rico, adentro. El paso de Puerto Rico como parte del territorio norteamericano constituye un verdadero hito. La inclusión de Puerto Rico como territorio arancelario de Estados Unidos en 1901 provocó un auge extraordinario en la industria del dulce. Como bien dice García, se hizo realidad el sueño de los hacendados: la entrada libre al principal mercado azucarero.
Al convertirse en un productor doméstico, la isla se unió a Luisiana, los estados remolacheros y las colonias de Hawái y Filipinas para mantener fuera del mismo a otros competidores mediante tarifas aduaneras proteccionistas. Entre 1898 y 1913 se construyeron en Puerto Rico más de 35 nuevas centrales de diverso tamaño, capacidad y capitalización23.
Auge y crisis, la lógica económica de siempre no fue diferente en Puerto Rico. A partir de 1910 comenzó a flaquear la industria azucarera puertorriqueña; suerte para los boricuas, el peligro se esfumó cuando la Primera Guerra Mundial comenzó a demandar más azúcar por la crisis europea. Danzaron al son de los millones, como ocurrió en República Dominicana en la misma fecha durante la Ocupación Norteamericana.
Existen, sin embargo, particularidades para el caso nuestro. Gracias a la firma de la Convención de 1907, el capital extranjero se sintió confiado y comenzó a hacer nuevas inversiones, representando para 1910, 62% de la tierra plantada de caña; poseía además 8 de las 14 centrales existentes. Concluye el ensayo nuestro amigo historiador diciendo lo siguiente:
Se puede concluir que las diferencias en la evolución histórica de las industrias azucareras decimonónicas en los dos casos estudiados propiciaron variaciones importantes en las características de la plantación y en su combinación entre las que destacan la cantidad, calidad y sistema de tenencia de la tierra, la composición étnica de la fuerza de trabajo, el origen del capital invertido, la creación de clases y grupos sociales, el contexto tecnológico y la participación en los mercados externos. Aunque durante el siglo XX la presencia de los Estados Unidos en ambos países fue predominante, su expresión hegemónica, al interaccionarse con los factores locales y el ámbito regional, fue distinta. Ello condujo al desarrollo de una plantación que no se repite en la República Dominicana y Puerto Rico24.
Interesante, ¿verdad? Es un tema apasionante, del que todavía quedan muchos aspectos por investigar y aprender. El ensayo del profesor Germán Márquez, de la Universidad Nacional de Colombia, titulado Oro vs. plantaciones en el Caribe hispánico: aproximación ecológica y ambiental25 también aborda el tema desde la perspectiva del Caribe español tanto insular como continental. Lo interesante de su visión es que nos ofrece una reflexión acerca de cómo las condiciones climáticas influyeron en el desarrollo de las economías del oro y azúcar en el Caribe hispano insular y continental. La idea central de su pensamiento es la siguiente:
Se plantea que la ausencia de plantaciones importantes en el Caribe hispano antes del siglo XIX se debió a la combinación de dos factores correlativos: la escasez de mano de obra y la abundancia de recursos naturales valiosos, principal pero no solamente oro. Esto determinó que aquella se destinara principalmente a la extracción de recursos y a sus actividades asociadas, y no a la producción agrícola de bienes que, como el azúcar, si bien eran muy valiosos, no podían competir con el oro, la plata, las perlas, los palos de tinte y otros bienes que bastaba extraer como el de la actual Colombia, México o Perú26.
Márquez sostiene que la escasez de mano de obra y la amplitud del territorio en el Caribe provocó que los españoles no pudieran tener el control total de las tierras conquistadas. La escasez de población le impedía que los ejércitos fuesen efectivos, obligándolos a hacer la vista gorda ante las incursiones de otras potencias en el Caribe. Los ingleses, franceses y holandeses llegaron fácilmente a las islas, pues España estaba ocupada en proteger sus dominios en el continente, especialmente de México, Perú y Colombia:
Los países europeos como Inglaterra y Francia, debieron contentarse con las pequeñas islas y buscar alternativas económicas para su aprovechamiento, lo cual logran con gran éxito a través del azúcar y otros productos tropicales, y a costa de la esclavización o sometimiento de negros y pobres de todos los colores 27.
Un elemento clave del análisis es el clima. Sostiene, como es sabido, que el clima caribeño es húmedo-seco, de vientos alisios, determinado por la influencia de estos vientos sobre las costas tropicales. Una característica importante, sigue diciendo, es que los regímenes con las características de humedad y sequedad tienen grandes contrates de humedad, con precipitaciones mayormente leves e intenso sol. El patrón climático, afirma, es vital para poder entender la distribución de los ecosistemas y de la población humana:
La mayoría de las islas de las Antillas son lo suficientemente altas para que se produzcan precipitaciones en el costado de barlovento […] este clima más benigno por ser un tanto más seco y fresco, da también lugar a la formación de suelos más adecuados a los cultivos […]28.
Refiriéndose al Caribe colombiano, especialmente a la planicie